sábado, 25 de marzo de 2023

La cultura que nos une.

Se hace imprescindible volver sobre el concepto de cultura. Considero que existe un problema en este sentido que afecta en primera instancia a la estacionalidad, la comunicación y consecuentemente al sentido común que está relacionado con confundir la cultura con el arte y la literatura; por su puesto parte de ella, pero no como su núcleo, ni su esencia, más bien una de las formas de su manifestación. No me refiero a elementos académicos, o burocráticos; sino más bien, al alma de la nación. Desde mi punto de vista cultura es el resultado de la interrelación dialéctica actividad-pensamiento y adopta formas tales como: la conducta, los principios, los valores y expresiones de éstos como la lengua, el arte y la religión. También como manifestaciones de la sedimentación de la esencia y el sentido común que asimila elementos culturales nuevos , la cultura adopta las formas de costumbres, tradiciones, doctrinas y sistema de ideas particulares que, cuando alcanzan determinada coherencia, conforman modelos que actúan como mecanismo regulador de la propia actividad humana y es la base de la unidad que queremos lograr en Cuba. Cualquier tergiversación en este sentido afecta a ésta última, por eso es necesario que en todos los espacios de divulgación cultural se traten, además de temas de artey literatura, sistema de ideas, tradiciones, costumbres, idioma y el resto de los elementos que componen la cultura nacional. Todos somos cubanos se repite cada vez con más venencia por una y otra posición ideológica, pero no es la ideología la que une a todos los cubanos; sino la cultura. Razón tenía Fidel cuando dijo, lo primero que hay que salvar es la cultura. También nos aportó el concepto de “cultura general integral”, el que sólo sabe de música no sabe nada, como cualquier tra profesión que sólo sabe de algo en particular. Dentro del sector de la cultura hay que salvar ese concepto. La cultura es un organismo vivo: se nutre, se transforma y también puede fenecer, por eso hay que alimentarla cada día: de su esencia, sus raíces. En el mundo en que vivimos su evolución depende de dos fuerzas que interactúan n relación dialéctica. La evolución del capitalismo en sus procesos contemporáneos de internacionalización, transnacionalización y globalización actúa como una fuerza centrípeta con afán colonizador, pero es innegable como todo lo objetivo, imposible de ignorar. Paralelamente se produce un movimiento centrífugo, que nace de la esencia misma de la cultura y que nos retrotrae a las tradiciones, costumbre y formas de vida contemporánea dentro de la nación. Los que se alejan de Cuba van dejando de sentir paulatinamente esta vibración de la tierra y son más propensos a percibir y asimilar otras culturas; incluso a ser asimilados por ellas. Estos ejercen una poderosa influencia sobre la familia cubana, por eso es importantes tenerlos en cuenta. Hay sectores también que son más propensos a sentir con mayor intensidad las fuerzas centrípetas, o foráneas, tal es el caso de la juventud con su afán modernizador. Hay que asimilar estos fenómenos como procesos objetivos y no como algo que se puede combatir; sino en los que hay que trabajar en consecuencia. La juventud tienen que asimilar lo nuevo sin perder las raíces y la familia es su elemento aglutinador por excelencia, por eso hay que fortalecer su papel. Cuando la familia falla, entonces corresponde a la sociedad jugar su roll y trasmitir al joven los valores y tradiciones que sintetizan a la nación. Se dice fácil, pero no es tarea sencilla, por eso los elementos básicos de la cultura se deben trasmitir a los jóvenes de forma atractiva y con elementos de modernidad. No hacer más de lo mismo; sino de manera diferente. Para la comunidad cubana en el exterior hay que hacer un trabajo por la unidad de la nación y la emigración, como nos enseñó Fidel, incorporándolos cada vez más a los procesos identitarios del país: eventos, elecciones, debates sobre los principales temas. Que se sientan parte de la toma de decisiones en todo lo posible, exceptuando sólo aquellos elementos que constituyen principios básicos de nuestro sistema político con los que no coincidan. Una posición a la inversa sólo nos perjudica en los propósitos señalados. Recordemos que salvar la cultura es salvan la nación.

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