jueves, 22 de julio de 2021

Carta de una maestra a sus estudiantes

 

La Habana, 21 de julio del 2021

Queridos estudiantes:

Hace ya más de un año que no estamos en las aulas y muchos de nuestros hábitos de vida han cambiado. Al obligarnos las nuevas circunstancias a adoptar posturas no habituales, se genera en ustedes stress y frustración. Por eso creo que en lo que se ha dado a llamar la nueva normalidad, son los jóvenes los más afectados, ya que se han suprimido actividades que forman parte de sus rasgos esenciales.

No se debe andar en grupos, ni hacer estancia en parques y espacios públicos; se deben suprimir los besos y abrazos, también se deben evitar las fiestas y los deportes colectivos al aire libre. Por otra parte, en su medio de información fundamental -las redes sociales- se han desarrollado campañas llenas de mentiras, agresiones, desinformación y otras lacras de la humanidad, por lo que no es extraño que se sientan confundidos o abrumados.

Existe por parte de ustedes el mal hábito de no hacer lecturas críticas de los materiales que bajan de INTERNET para sus tareas a distancia, quizás porque nosotros hacemos preguntas reproductivas o porque no fuimos capaces de desarrollar en clases esas habilidades. Esto ha generado la equívoca idea de que todo lo que se publica allí es verdad y al enfrentar una campaña feroz desde los Estados Unidos contra Cuba, bien diseñada y apoyada en los medios técnicos más sofisticados, se han encontrado desarmados para hacer frente a la misma.

Los sofisticados métodos utilizados por la campaña “SOS Cuba” confundieron a muchos dentro y fuera del país. Ingenuos deseosos de ayudar no vieron la diferencia entre “ayuda humanitaria” e “intervención humanitaria”. También sucede que algunos jóvenes hacen rechazo a escuchar los temas políticos que se explican en nuestros medios oficiales, o asumen una actitud superficial ante los mismos.

Todo ello creó el caldo de cultivo perfecto para que pandillas oportunistas y violentas, muchas veces pagadas, o buscando destacarse para obtener el beneficio prometido por la “Mafia de Miami”, se lanzaran a la calle destruyendo y pidiendo muerte, arrastrando consigo a ingenuos incapaces de comprender que el objetivo final perseguido por los enemigos era buscar un pretexto para la intervención militar de Estados Unidos en nuestra querida patria. Ello significaría la destrucción de todos nuestros sueños, como sucedió con otros muchos jóvenes en Yugoslavia, Irak, Afganistán u otros muchos países a los que tropas de la OTAM prometieron “democracia y libertad”.

No pudieron soportar nuestros éxitos en los resultados de la votación de la Asamblea General de las Naciones Unidas contra el bloqueo en este mes de julio, ni el prestigio alcanzado por la solidaridad cubana en la lucha contra el Corona Virus en el mundo. Tampoco la eficiencia de nuestro sistema de salud en el control de la pandemia, ni los resultados de nuestros científicos que aportaron, entre otros, los cinco candidatos vacunarles y la primera vacuna de toda América Latina. No pueden soportar que sea nuestro pueblo el primero que se vacune. Era necesario exacerbar el odio, tratar de buscar justificaciones para opacar nuestro ejemplo.

A ello se suma el que, por su corta edad, no ha vivido circunstancias parecidas o peores en la que se ha encontrado inmerso nuestro país, por el sentimiento nunca abandonado por Estados Unidos de apoderarse de Cuba. El stress provocado por la pandemia y las dificultades económicas por las que atravesamos ha dado la impresión a algunos  de ustedes de que la situación es insoluble, optando por variables que desconocen, pero que parecen atractivas cuando se pintan por el adversario.

Es necesario echar una mirada al mundo de hoy y preguntarse ¿cuáles son las opciones para un país pequeño y subdesarrollado como el nuestro, si perdemos la independencia? No piensen que vamos a ser un país desarrollado como Estados Unidos, u otro cualquiera de los que ostentan el poder económico en el mundo. Lo que el capitalismo ofrece para nosotros es neoliberalismo y democracia representativa y aunque son contenidos estudiados en clases, parece que no los conocen bien.  

Sólo basta mirar a Chile con el pueblo en las calles y los carabineros tirándole a los ojos para segarlos; o  Perú, donde la candidata presidencial Keiko Furrimory, si no es electa va para la cárcel por corrupción; o Colombia, donde las bandas paramilitares han asesinado a cientos de líderes sociales, o Brasil que se ha mantenido como el epicentro de la pandemia casi todo el tiempo. En México todavía andan buscando a los 42 normalistas desaparecidos. ¿Cuál de esos modelos –sólo por mencionar algunos- es bueno para Cuba?

El momento no es ingenuidades, ni de embullos, está en juego el futuro de todos y ante ello no se puede ser irresponsable. Imaginan a su hermanito o vecinito limpiado zapatos en las calles o pidiendo limosna, sin escuela y sin fututo. O a la abuelita vestida de harapos durmiendo a la intemperie porque no pudo continuar pagando su casa. De eso está lleno  el mundo. Niños que mueren de enfermedades curables o de hambre, es un cuadro aterrador.

Cuiden lo que tienen, ante la crisis, desplieguen la solidaridad humana, logren la unidad en lo diverso sobre la base del respeto mutuo y trabajen todos los días porque el futuro sea mejor, eso es lo único que nos puede salvar. Nos vemos más temprano que tarde en el aula para seguir hablando de estos y otros temas.

Hasta pronto,

La profe.

 

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