domingo, 9 de mayo de 2021

La madre es única


Los fenómenos sociales son extremadamente complejos, por eso en ninguno de ellos cabe lo absoluto. Pero tratando de hacer un análisis algo más profundo sobre el fenómeno de los emigrados de Miami, he hallado una regularidad. La mayoría de ellos sufren profundamente la ausencia de la patria y por no culparse a sí mismo de la decisión que tomaron al abandonar Cuba, sienten la necesidad de culparnos por ello a nosotros, los que vivimos aquí,

Los seres humanos cometemos errores, los colectivos humanos también, la perfección -como la felicidad, o la libertad- es una búsqueda eterna y devisera. Cada hombre tiene un concepto distinto de cómo dirigirse a ellas. Muchos de los emigrados encontraron una camino corto para hallar el bienestar material y se consideraron por ello inteligentes. Algunos de, los que nos quedamos acá, escogimos un camino largo y lleno de dificultades: lograr el bienestar material de un pueblo pequeño, subdesarrollado y asediado. Por eso nos consideraron tontos y hasta se complacen con enviarnos remesas para mitigar nuestras dificultades económicas y se sienten felices por ello.

Las decisiones que tomamos tienen consecuencias y es meritorio saberlas afrontar con dignidad. Para los que preferimos el bien colectivo que llamamos patriotismo, tenemos por delante un camino que hay que empezar por construir, para después transitar. Ellos, que llaman patriotismo al dolor inmenso del destierro, la falta de su cultura, el calor popular que despliega la idiosincrasia del cubano, su ambiente social, sus amigos, su barrio, los recuerdos de su infancia en una tierra que abandonaron no víctimas de persecución o barbarie, sino por decisión personal. No vale culpar a nadie por ello. .Cada uno tiene lo que decidió y por lo tanto, a mi modo de ver merece.

El caso es que muchos los de acá, se lamentan por la escasez de recursos, las incomodidades de la vida cotidiana y los de allá, por la falta de la cubanidad. Ellos ahorraran sus dólares para venir a mostrarnos su prosperidad, porque aquí es donde único les satisface mostrarla y nosotros -cuando podemos- vamos allá a comprar mercancías que se han convertido en símbolos de estatus.

Sería bueno preguntarles a los cubanos de acá si estarán de acuerdo  en cambiar los avance de la ciencia, la educación, el deporte, la cultura y las posibilidades de llegar algún día al desarrollo, por comprar y llenar las tiendas de mercancías -como en Ecuador, Panamá u otro de los países que exhiben tiendas llenas de productos, rodeadas de la miseria de muchos que no pueden obseder a ellas.  

Hay una imagen de mi infancia -en la época de la república neocolonial- que nunca he podido borrar de mi mente y aprovecho para compartir con ustedes. Siempre para el 6 de enero, día de los “Reyes Magos”, se engalanaban las tiendas de la calle Galeano con millones de juguetes y mis padres me llevaban a verlos. Aún me duele la imagen de niños -envueltos en periódicos- durmiendo en los portales de esas mismas tiendas. Las tierras abarrotadas y la indigencia infantil, ambas imágenes desaparecieron de Cuba.

También abría que preguntarles a los cubanos de allá, si cambian sus modestísimos lujos, por el carro o el traje de un millonario; o si preferirían mejor dar uno la vuelta, por un chilindrón criollo, salpicado con ron y comido en familia en la campiña cubana. Como ven, esta ideología nada tiene que ver con política, como quieren hacer ver los enemigos de la unidad. El drama del cubano, de aquí y de allá tiene que ver, más que todo, con decisiones y puntos de vistas personales.

Cada cual con su drama, pero unidos. ¿Que nos une?: la madre, la tierra, la cultura, la familia. No le hagan el juego a las oligarquías que no sienten su pena porque no forman parte de ella. No pude cerrarle los ojos a mi madre como último adiós y eso puede tener muchas interpretaciones, pasando por las políticas. Pero lo cierto es que ello se debió a decisiones personales tomadas mucho antes del momento final, sin mediar correctamente sus consecuencias. Ella decidió irse y yo decidí  quedarme. Sin embargo siempre estuvimos unidas y lo estaremos hasta la eternidad

 

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