domingo, 3 de mayo de 2020

Casi al final del camino. (II) (Ensayo) Autora: Elizabeth Azopardo Núñez




Casi al final del camino ascendente, se detuvo antes de comenzar el descenso. Aspiró profundo y la luz de la utopía la iluminó. ¿A dónde se fueron los sueños de que un mundo mejor sería posible? Subyacen en cada ser humano, o por lo menos, en aquellos de alma blanca.

¿Cómo pueden existir hombres que amen la guerra, la destrucción, la muerte? Son aquellas aves de rapiña que se alimentan de carroña y se enriquecen con la agonía de los pobres. Hay varios especímenes, pero los más significativos son: los productores de armas, los ejércitos mercenarios, los asesinos en serie y los políticos que los representan. También están los  pequeños estúpidos que apoyan las causas de éstos: los fascistas, los xenofóbicos, los chovinistas, los fanáticos, los extremistas, entre otros.

¿Hacia dónde camina la humanidad? ¿Hacia la representación de la más excelsa de las tragedias humanas, a su final; o hacia los sueños adolescentes que nunca mueren?  La lucha entre el bien y el mal es eterna. La representan, la pintan, la esculpen en la voluntad de los pueblos. La lleva Bolívar en el asta de sus banderas; Céspedes, en la soledad de la traición; Agramonte en su cabalgadura; Chávez y Fidel en su utopía de una América libre y unida. La llevan los héroes en sus corazones y las masas en sus entrañas.

¿Por qué los hombres están dormidos? ¿No oyen las fanfarrias, las trompetas del juicio final? O se levantan hoy o sucumben a la ignorancia, las epidemias, las hambrunas; a la desidia del hombre sin fe, ni gloria. O se levantan hoy o las calumnias de los corruptos los traicionan. O se levantan hoy o mueren, sucumbe la tierra, las esperanzas; se seca la cosecha, se apaga la confianza.

¿Van a permitir que el poder hegemónico le quite la vida y los billetes con que se compra la salud; mientras otros apuesta sus monedas a la vida? ¿No ven el ejemplo de una pequeña isla que manda a sus médicos al mundo, poblando de batas blancas la miseria, para salvar la vida de los seres humanos, mientras el imperio la asfixia bloqueando su futuro? ¿Hacia dónde se fijan los ojos del mundo? ¿Hacia dónde mira el porvenir?

El neoliberalismo golpeó con saña las políticas públicas y hoy la naturaleza le pasa cuenta por igual a la ambición de los ricos, a la debilidad de los Estados, a la lucha de los pobres. El virus sobrepasa los estratos sociales y siembra pautas. La naturaleza es sabia. Las poblaciones originarias pensaban que era castigo del cielo, algunos que viven en el pasado lo siguen considerando así. Pero en mejor profundizar en sus causas.

Allá por la década de los años setenta y ochenta del siglo XX, una gran crisis estructural sacudió el mundo. Ella se llevó consigo la regulación de la economía capitalista, el “Estado de Bienestar”, la gran producción mecanizada y hizo tambalear al “Socialismo Real”. Sólo las trasnacionales –voraces monstruos del capital internacional- pudieron hacer frente a ella. Sus resultados, la Globalización de la Economía.

Nuevas tecnologías, que venían fundamentalmente del Japón -sancionado después de la Segunda Guerra Mundial a no `producir armas- penetraron el mercado capitalista e hicieron la producción más eficiente y competitiva. Las telecomunicaciones, la robótica, la telemática y otras, obligaron a cambiar todo el parque productivo mecánico instalado y a automatizar la economía para mantenerse.

Europa Occidental y los Estados Unidos debieron correr para asegurar sus mercados penetrados por las modernas industrias. Tras el proceso de transnacionalización de la economía, acaecido después de la “Gran Depresión”, sólo la trasnacionales tenía suficiente capital acumulado para ello. Atrás quedaron los monopolios nacionales, la fortaleza de los Estados, la lucha económica entre los dos sistemas contrapuestos, la “Guerra Fría” y todas las ficticias ambiciones de poder mundial. Había que apurarse para no sucumbir a la competencia y cedr el poder al capital internacional.

Rusia tenía suficiente capital para modernizar su industria, porque la crisis inició con el aumento de los precios del petróleo y ese era su fuerte. Pero se entretuvo comprando “chucherías” en Occidente, preocupada más por la supremacía militar y las lucecitas de la bisutería, que por el avance de su economía. No se apuró en modernizar y sucumbió arrastrando consigo a todo el bloque socialista del este de Europa. Después vendrían las suposiciones, que si fue Gorbachov con la “Perestroika”, que si el imperialismo yanqui, que si el Partido se separó de las masas, etc. Claro, todo esto había sucedido, pero la realidad es que su economía se estancó y no por el socialismo, ni la propiedad social; sino por la falta de visión de sus líderes, que no tuvieron sentido del momento histórico.

Ante los ojos de todos, el mundo estaba cambiando y no para mal. La Tercera Revolución Científico Técnica, se abría paso y el desarrollo de las fuerzas productiva requería de nuevas relaciones sociales de producción. La izquierda se dejó escamotear la oportunidad y la Globalización surgió con una nueva ideología, nada nueva. El capitalismo en crisis, incapaz ya de crear nuevas ideas, echó mano al viejo “Liberalismo”, que en la práctica actual no es más que una patraña a favor de los monstruos del capital que ostentaban el poder mundial.

Cómo una doctrina, la palabra de orden fue “privatizar”, liberar al Estado de la carga social. ¿Privatizar para qué? ¿Liberar los mercados para quién? Para los que podía dominarlos, para los que podían comprar lo privatizado. Carga social eran los pobres de la tierra y había que diezmarlos. Para ello nuevas políticas de recortes, siempre acompañadas de desempleo, hambrunas, enfermedades, falta de asistencia social, de salud y de educación. ¿Cómo se dejaron abatir así?
               
¡Despierten y aprovechen esta nueva crisis que la naturaleza les facilitó! ¡Conviertan el revés en victoria, como diría el eterno líder de los pobres del mundo, el Comandante Fidel!

No hay comentarios:

Publicar un comentario