domingo, 20 de octubre de 2019

LA ESENCIA DE LO CUBANO COMO HECHO HISTÓRICO (1555-1868)




 Autora: MSc. Elizabeth Azopardo.

“ ¡los árboles se han de poner en fila,
para que no pase el gigante de siete leguas!”

José Martí (1)


Introducción:

Para analizar el origen y evolución de la nacionalidad cubana partimos de su consideración como fenómeno social.  Descubrir la esencia de la cubanía y la forma que adopta en su evolución, es un hecho  histórico y como tal, puede ser analizado atendiendo a su forma y a su contenido.

Según la intención planteada, la forma de la cubanía  puede adoptar dimensiones como las de: espacio físico, instituciones, cultura material y otras, mientras el contenido encerrará el sistema de interrelaciones sociales que se establecen alrededor de las mismas y la dimensión que alcanzan éstas en la esfera de lo intelectual y lo espiritual. Es por ello que hemos considerado oportuno para realizar el análisis, identificar la esencia de lo cubano con el concepto patria.

El concepto patria así analizado, contiene los nexos existentes entre el espacio físico, las relaciones sociales y la expresión de éstas en la esfera intelectual y espiritual del hombre. Desde este punto de vista, los proceso de transculturación o acriollamiento en que suelen enmarcarse el origen y evolución de la nacionalidad cubana, alcanzan una dimensión  histórico-cultural. El desarrollo de la culturología a partir de este enfoque, puede constituir un hecho interesante.

En Abdala, drama martiano, se ponen de manifiesto las contradicciones existentes entre el contenido y la forma que adopta el patriotismo, cuando dice: “El amor, madre, a la patria/ No es el amor ridículo a la tierra/ Ni a la yerba que pisan nuestras plantas;/ Es el odio invencible a quién la oprime,/ Es el rencor eterno a quien la ataca”(1). Porque la cubanía, que se expresa en primera instancia como espacio físico o natural:   un archipiélago caribeño o “la yerba que pisan nuestras plantas”; contiene a su vez un sistema de interrelaciones humanas particulares y su concientización. En el decurso histórico, la cubanía, estudiada a partir del enfoque propuesto, manifiesta diferentes grados de madurez de su esencia.

1.    La génesis del proceso (1555-1699):
                                                                                  
El origen de lo cubano se encuentra en la criollez. Su formación se inicia entre los hombres que quedaron arraigados a la tierra al producirse el virtual despoblamiento de la Isla, una vez comenzada la fase continental de la conquista (1524-1555).

Este proceso queda sintetizado en la frase martiana: “Con los pies en el rosario, la cabeza blanca y el cuerpo pintado de indio y de criollo, vinimos, denodados, al mundo de las naciones” (1).

Lo criollo, como expresión embrionaria de lo cubano, se concreta en las villas, las estancias y los cabildos, entre otras formas que adoptan los intereses del “hombre de la tierra”. Pero también se expresa en la imagenería popular, en la política confesional, doctrina espiritual, educacional y económica del bajo clero, en su mayoría criollo;  la Iglesia sirve a los “señores” como sustrato ideológico, organiza a las capas medias en “cofradías” y se utiliza como pretexto para la sumisión de la “gente del común”.

Aunque aún en este período predomina lo hispánico como síntesis de la heterogeneidad española, en el contexto comienza a desdibujarse su unidad, dando paso al español americano, en oposición al español peninsular. Completan el cuadro los mestizos y los remanentes de indios; así como, los negros, que van cediendo en su integración étnica, al pasar a su agrupación racial, e irse adaptando progresivamente a las nuevas condiciones naturales y sociales de la Isla.

Es por ello que la comprensión integral de la génesis de la nación cubana, no transcurre por los cánones clásicos de la evolución de otras naciones;  gens, tribu, pueblo, nación (2). Los lazos que unen a los criollos no son consanguíneos, ni raciales; su origen está vinculado a la tierra, penetra el espacio rural y se sustenta en el sistema de vecindad.  Sólo los vecinos tienen derecho a poseer tierras y a ser electos en el cabildo, o sea, a ser tenidos en cuenta dentro de la organización socio-económica y política de la colonia.

Sobre la base de la producción ganadera se van desarrollando nuevas alternativas económicas: azúcar y tabaco.  La situación geográfica privilegia a la Habana en su condición de “puerto escala”, condiciona el desarrollo de una infraestructura de servicios que facilita la estancia de las flotas, a la par que se fortifica y alcanza trascendencia.

La relación con el comercio – legal o ilegal – permite el crecimiento de la riqueza a un determinado sector social que va sustituyendo  progresivamente a la oligarquía criolla fundacional, más cercana al linaje y la tradición épica, por hombres de dinero y de comercio, vinculados al capitalismo europeo, el cual en este momento atraviesa de su fase mercantil  a la manufacturera.

Es así como lo criollo se funda como una amplia gama de relaciones de complicada evolución sincrética y de carácter multisectorial.  La esclavitud, que aún no es una relación dominante, adopta una forma patriarcal, que  no constituye un freno determinante a la movilidad social.  El negro “horro” o libre, también participa como criollo en el arraigo a la tierra.

Durante este periodo surge y se organiza la sociedad criolla, base de la integración de lo cubano y por eso se afirma que la génesis de la nación no tiene una fundación plantacionista como algunos creen.

II.-  La evolución de lo criollo (1700-1763).

La evolución sincrética y multisectorial de lo criollo se concreta a inicios del siglo XVIII en complejos económicos regionales, que con sus núcleos urbanos expresan la unidad comunal basada en el apego a la tierra.  La diversificación económica, manifiesta en el auge que toman los ingenios,  vegas y  estancias,  compite con el rendimiento de los hatos, estimuladas sus producciones por la economía mundial y la necesidad de responder a ella.

La oligarquía terrateniente criolla que se sustenta en la gran propiedad de la tierra y que ha penetrado el comercio y las funciones administrativas de la colonia, es el nexo entre el espacio rural y urbano; a su alrededor se tejen un considerable número de interrelaciones, entre ellas se destacan: las de arrendamiento, cesantería, jornalería, propiedad; así como, entres vegueros, artesanos, estancieros, etc. La tierra continúa siendo elemento aglutinador, bien fundamental y fuente de prestigio y riqueza.

El criollo, arraigado a la comunidad de origen, alcanza en esta etapa conciencia y sentimiento de ser, el cual se sigue concretando en el cabildo y la villa. Ha estos se agregan en el período, la jurisdicción y el partido.  Ellos son formas que adopta para el criollo la “patria local”, peldaño de ascenso del concepto patria en la conciencia nacional.

El amor a la patria se pone de manifiesto en las milicias de criollos y en el heroísmo con que pueden defenderla (Pepe Antonio, Villa de Guanabacoa) La conciencia criolla desarrollada a partir de la apropiación del colono sobre su medio, tiene sus manifestaciones de independencia en el contrabando, la sublevación de los vegueros y otras acciones, expresión de la diferencia de intereses con la Corona. La contradicción dependencia–independencia, toma forma en la oposición de los criollos a las medidas centralizadoras de los Borbones.

La exaltación de la patria local es la expresión de un compromiso social que se realiza en un interés común. Sin embargo, el fraccionamiento regional y el régimen estamentario actúan como freno a la integración nacional, en una etapa donde el mundo europeo aglutina en la economía mundial a los países periféricos; es por ello que el empuje final para la ascensión a lo cubano no se enmarca solamente en la significación de la patria local, sino que se inspira también en la universalización del liberalismo, al que estamos vinculados fundamentalmente por la vía económica.

III.- El surgimiento de lo cubano (1763-1868).

El surgimiento de lo cubano tiene un parto doloroso que se debate entre la plantación y el pensamiento liberal. Este se concreta en el período de auge y decadencia de la sociedad esclavista, donde el esclavo y su amo interactúan con los rezagos de la gran propiedad sobre la tierra, el desarrollo del comercio y el Sistema Capitalista Mundial.

La heterogeneidad de la base, sin embargo, encuentra  unidad en la política y el pensamiento durante su período de ascenso, a través de la ideología de la clase dominante. Esta unidad más tarde se deshace en el desconcierto y el escepticismo durante la  crisis y limita el carácter revolucionario de la burguesía; dentro de la contradicción dependencia-independencia, ésta va adoptando progresivamente la primera.

La plantación esclavista dominará el espacio físico, con un significativo predominio del componente étnico africano, el cual se instituye en fantasma y primera causa del conservadurismo político y social.  El mercado internacional se encargará de establecer raseros y de agudizar las diferencias entre los productores mediante el proceso de concentración y centralización de la producción. El estímulo a las inmigraciones blancas de canarios, catalanes y gallegos, unidas a las de yucatecos y chinos, hará más heterogéneo el mosaico de la población.
Pero el espacio principal del proceso no pasa por la unidad racial como algunos piensan, sino por la capacidad de racionalizar un proceso integrador que se ha conformado durante siglos y que pasará en lo sucesivo por diferentes grados de maduración. En     primera instancia,  la esencia de lo cubano en la conciencia nacional, se manifiesta como bienestar económico y este renglón constituye la base de su integración.

Toca a Arango y Parreño  personificar este proceso objetivo de su época.  Destacado estadista, sin estado,  dedicó todas sus energías y claridad de pensamiento al logro de mejores condiciones para el desarrollo del sector social que representaba, los hacendados cubanos (3). Sin duda el pensamiento político y económico del Alcaide del Ayuntamiento de La Habana, miembro destacado de la Sociedad Económica de Amigos del País y fundador del Real Consulado de Agricultura y Comercio; Consejero de Indias e Intendente de Hacienda por demás, se correspondía con los lineamientos generales de la corriente liberal que se extiende por América como paradigma para evitar la fase jacobina de las Revoluciones Burguesas.  Sin embargo, como consecuencia del momento en que vive, donde los representantes de la sociedad esclavista en ascenso han  logrado una alianza táctica con la Corona, se encuentra involucrado con el absolutismo español.

Consecuente con su identificación de la patria como bienestar económico de la tierra que lo vio nacer, la posibilidad de la ruina de Cuba producto de una guerra con España, le hizo rechazar la idea de la independencia.

Corresponde al Presbítero y profesor del Seminario de San Carlos, Félix Varela, ser el exponente de un grado de maduración más profundo de la forma en que evolucionó el concepto patria en la conciencia nacional.  Para Varela, la patria era “libertad”. Exponía así sus categóricas afirmaciones:

“Una sociedad en que los derechos individuales son respetados, es una sociedad de hombres libres, y esta ¿de quién podrá ser esclava, teniendo en sí una fuerza moral irresistible, por la unidad de opinión y de una fuerza física, no menos formidable, por el denuedo con que cada uno de sus miembros se presta a la defensa de la patria?” (4).

Vocero de la revolución liberal burguesa, al despedirse públicamente de sus conciudadanos para ir a ejercer el cargo de Diputado en las Cortes  de 1823, declara: “un hijo de la libertad, un alma americana, desconoce el miedo”(5).

Aunque Varela es el principal exponente durante este período de la cubanía y el único que en la primera mitad del siglo XIX contaba con un proyecto nacional, habrá que esperar a la segunda mitad del siglo para hallar la más acabada expresión de la esencia patriótica de lo cubano en la centuria. Corresponde ese honor a José Martí, para quien “patria es humanidad”. Es con él con quién la cubanía alcanza una dimensión latinoamericana y universal.

Al respecto afirmaba: “Honra y conmueve pensar que cuando cae en tierra de Cuba un guerrero de la independencia...cae por el bien mayor del hombre, la conformación de la república moral de América”(1).

Esta nueva dimensión que a alcanzado la patria sólo puede realizarse en la unidad: ética, estética, ideológica, política, social, económica y física y ello explica el condicionamiento objetivo de la utilización de un método en el análisis que permita tal integración.

Conclusiones:

El surgimiento de un pueblo nuevo a partir de un especial sistema de interrelaciones, desarrollado en un espacio social y natural particular, muestra un sin número de matices y consideraciones que pueden ser analizadas desde los más disímiles puntos de vista. No obstante, la necesidad de que el método utilizado permita un análisis integrador, tiene un condicionamiento objetivo que no se puede dejar de tener en cuenta.

Es por ello que en este trabajo se brinda una visión particular del fenómeno a partir de la utilización del método histórico cultural. Éste permite el análisis de la cubanía en su integralidad, al incluir en el mismo los términos historia y desarrollo; de esta manera, se facilita el estudio del fenómeno social como modelo aglutinador de lo: natural, social, económico, ideológico, espiritual e intelectual.

Con este enfoque, se eleva a una comprensión universal y contemporánea el problema particular de la formación  de la nación cubana y puede constituir la base teórica de futuros estudios relacionados con el desarrollo de la culturología.

Bibliografía:

1.  Martí, José. Obras Completas. Editorial Nacional de Cuba. ICL. 1975.
2.  Engels, Federico. La Familia, la Propiedad Privada y el Estado. OE tomo 2. Edit. Progreso. 1971
3.  Arango y Parreño. Obras. Ministerio de Educación. 1952.
4.  Varela, Félix. El Habanero, papel político, científico y literario. Editorial UH. 1945.
5.  Varela, Félix. Observaciones sobre la constitución política española, seguida de otros trabajos políticos. UH 1944.
6.  Vitier, Cintio El Sol del Mundo Moral. Editorial Unión. 1995
7.  Instituto de Historia. La Colonia. Editora Política,  1998.
8.  Ortiz, Fernando. “Los factores humanos de la cubanía”. En: Ensayos Etnosociológicos. 



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