miércoles, 28 de agosto de 2019

“La ideología de la revolución cubana, sustento de nuestra soberanía” Autora: Profesora Elizabeth Azopardo Núñez



Introducción:                                                                                     
Hoy que se convoca a olvidar la historia es necesario recordar que la Revolución Cubana es producto de un largo proceso histórico que comenzó en 1868, con el alzamiento del 10 de Octubre, cuando “El Padre de la Patria”, Carlos Manuel de Céspedes, diera el grito de independencia. Durante las luchas anticoloniales que se sucedieron a lo largo de treinta años, se pretendía el establecimiento de un Estado nacional; pero una vez alcanzado, éste se erigió sobre la base de la dependencia económica, a partir de la penetración del capital norteamericano, fomentada a lo largo del propio siglo en que paradójicamente se luchara por la independencia

En el decurso de este proceso el mundo cambiaba y el capitalismo industrial cedía su paso al capitalismo monopolista; así como, el viejo sistema colonial del capitalismo, lo sucedía la creación de un nuevo sistema de sometimiento para los pueblos al sur del Río Bravo. Después de la primera guerra imperialista[1], Cuba tuvo “el privilegio” de convertirse en el laboratorio político donde se ensayaron las primeras manifestaciones de los que sería el sistema neocolonial. 
Todo ello no pudo impedir en la pequeña Isla del Caribe el surgimiento de una nacionalidad y de una nación aguerrida, integrada y culturalmente objetiva. Es por ello que ni la dependencia, ni la ocupación y ni el posterior sometimiento neocolonial, apagaron la llama de los ideales libertarios y de justicia social que constituyeron la base de su ideología.
Partiendo de los antecedentes enunciados, este trabajo tiene como objetivo, analizar brevemente la evolución del pensamiento político cubano y la conformación de una ideología marxista y martiana. El mismo se cumplirá a partir del análisis de cuatro documentos fundamentales. Ellos son: de Mella, “Un pueblo que jamás ha sido libre”; de Villena, “Cuba: factoría yanqui”;de Guiteras, “Septembrismo” y Fidel Castro, “La Historia me Absolverá”. El trabajo se divide en tres epígrafes: La revitalización del pensamiento martiano, la evolución hacia la ideología marxista y las proyecciones programáticas para salvar a Cuba.

1.    La revitalización del pensamiento martiano: dependencia económica y el antiimperialismo.
Muchas veces la frase de Fidel recogida en La Historia me Absolverá, sobre la participación de José Martí como autor intelectual en el asalto al Cuartel Moncada,  se convierte en eslogan difícil de explicar y eso pudiera estar sucediendo porque a veces no se conoce debidamente la República que el “Héroe Nacional de Cuba”  quería fundar. Sin embargo, tanto Mella, como Villena, Guiteras y Fidel, se declararon continuadores de su pensamiento.
A continuar la obra martiana nos convocaba Mella cuando afirmaba: “No podemos cambiar aquellos que inspirados en los principios de Martí, supimos revelarnos contra algunos elementos inconsistentes” (Mella, 1922, pág. 9)o cuando Villena, en sus versos líricos civiles, afirmaba: “para que la república se mantenga de sí, para cumplir el sueño de mármol de Martí”. (Núñez 1988, pág. 109)
Para significar la importancia del pensamiento martiano en la ideología revolucionaria cubana, se pudiera tomar al azahar cualquier aspecto de su ideario libertario, pero se ha preferido el relacionado con la independencia económica. Al respecto el Apóstol afirmaba: “Quien dice unión económica, dice unión política. El pueblo que compra, manda. El pueblo que vende, sirve. Hay que equilibrar el comercio, para asegurar la libertad. El pueblo que quiere morir, vende a un solo pueblo, y el que quiere salvarse, vende a más de uno” (Martí, 2001. Tomo VI, pag.160)Demostrando la continuidad histórica de su pensamiento, en el mismo sentido reitera Mella: “La vida diaria enseña que un hombre sin independencia económica es un servidor, un esclavo, muchas veces, de quien depende para subsistir. En la misma manera un pueblo, enseña la historia y la realidad actual, sin independencia económica es un servidor”. (Mella 1975, pág. 176)
En la misma línea de análisis, en Cuba: Factoría yanqui, Villena asegura que: “son estos, los productos[2] de la industria azucarera, la más importante y prácticamente la única de Cuba: la industria más perfectamente controlada por empresas yanqui” (Núñez 1988, pág. 59); y Guiteras, en Septiembrismo: “Nuestro programa no podía detenerse simple y llanamente en el principio de la no Intervención. Tenía que ir forzosamente hasta la raíz de nuestros males; al imperialismo económico” (Temas, 2006 pág. 27). Porque, como afirmara Fidel, en La Historia me Absolverá: “Más de la mitad de las mejores tierras de producción cultivadas estaban en manos extranjeras”. (Castro 2008 Pág. 48)

Como se puede apreciar en las palabras de los héroes, cualquier ideología que pretendiera la independencia del Estado nacional cubano, debía tener como base el ideario martiano y sus sentimientos antiimperialistas. Como dijera Guiteras: “un movimiento, que no fuese antiimperialista en Cuba, no sería una revolución”.(Temas, 2006 pág. 28)
2.    La evolución hacia el marxismo.
También los cuatro patriotas cuyo pensamiento político es analizado en este breve artículo, superaron las expectativas martianas al proponerse realizar la Revolución Social, la cual -entendida en términos marxistas leninistas- significaba la trasformación de la base económica, sustentada en las relaciones capitalistas, y el establecimiento de un gobierno popular. (Marx,1970) El clima intelectual de entreguerras -desde la Revolución Rusa hasta el estallido del segundo conflicto mundial- se vio sacudido por una desconfianza profunda en los valores del pensamiento liberal: el marxismo revolucionario emergió como una poderosa alternativa. La propiedad privada individual era estrecha para las relaciones de producción existentes y se daban paso a la propiedad privada colectiva, el monopolio, esencia del imperialismo.(Lenin.1971)
La gran crisis económica que tan duramente golpeó al mundo en la década de los años treinta profundizó este viraje de la opinión política; el sistema de libre mercado -uno de los pilares del pensamiento liberal- pareció incapaz de escapar por sí mismo de su profunda crisis, hundiendo en la depresión económica a las naciones más poderosas y generando millones de míseros desempleados. Con esos antecedentes era lógico que la nueva ideología calara entre los patriotas cubanos de las décadas del 20 al 50, víctimas de la deformación estructural de la economía cubana que avanzaba hacia la crisis permanente y a la bancarrota del reformismo burgués.
Las declaraciones de Mella y Villena eran abiertas a favor del socialismo y ambos laboraron activamente en la creación y el desarrollo del primer Partido Comunista, fundado en 1925, síntesis de la revolución social y los ideales libertarios. Al respecto, resulta ilustrativa la frase de Mella: “Luchar por la revolución social en América Latina, no es una utopía de lunáticos o fanáticos, es luchar por el próximo paso de avance en la historia.” (Mella, 1975, pág. 183). Y Villena: “con menos salud, pero con mayor fe en la proximidad de la victoria mundial del proletariado” (Núñez 1988, pág. 94)
Sin embargo, Guiteras y Fidel tuvieron que moverse con más cautela. Luego del fracaso de la Revolución de los años 30, Guiteras sabía que: “Ante los decretos que, como enormes martillazos iban rompiendo lentamente esa máquina que ahoga al pueblo de Cuba, como a tantos otros de la América Latina, aparecían en escena para combatirnos, todos sus servidores nativos y extranjeros y su formidable clamor espurionos restaba uno a uno nuestros colaboradores, que eligieron las exclamaciones derrotistas, ¨de este modo no nos reconocerán nunca los americanos¨  ¨estas medidas alejan el reconocimiento¨; o las más terribles aún ¨los americanos desembarcarán¨, ¨cerrarán sus puertas a nuestro azúcar¨, etc., nos abandonaban”. (Temas, 2006, pág. 29)
Fidel, estudioso del pensamiento político y de la Historia de Cuba, sabía que abría de lograr la unidad, tan necesaria para el triunfo, en la diferencia y no convocaba solo al proletariado -pobre por el atraso industrial del país- a la lucha definitiva, como haría alguien fiel con la teoría marxista; sino al pueblo. “Nosotros llamamos pueblo, si de lucha se trata, a los seiscientos mil cubanos que están sin trabajo…” (Castro 2008. Pág. 45)[3]así como, pactaba alianzas con elementos de la burguesía con programas mínimos, como se evidenció en El Manifiesto no. 1 de la Sierra Maestra, sobre el cual el Che alertara: “Nosotros sabíamos que era un programa mínimo, un programa que limitaba nuestro esfuerzo, pero también sabíamos que no era posible establecer nuestra voluntad desde la Sierra Maestra”.(Guevara, 1970 .T.I Pág. 289). Sin embargo, fueron Guiteras y Fidel los que más se acercaron a la elaboración de un documento programático antes de alcanzar el triunfo.
3.    Las proyecciones programáticas para salvar a Cuba.
En el preámbulo del programa de la Joven Cuba, Guiteras expresaba: “Para la ordenación orgánica de Cuba en nación que alcance estabilidad, se precisa que el Estado Cubano se estructure conforme a los postulados del socialismo… (Pero) el Estado socialista no es una construcción caprichosamente imaginada; es una deducción racional basada en leyes de la dinámica social. A él se llegará a través de ciclos más o menos breves en que se descompone el proceso historial… fijada la gran meta a la que dirigimos la marcha, nuestro programa debe interpretarse como el trazado de la primera etapa”. (Tabares 1999, Págs. 531)
El programa de la Joven Cuba postulaba: “la defensa de la soberanía nacional; la reforma agraria; el rescate de los bienes malversados al tesoro público; la nacionalización de la enseñanza; la solución de los problemas de la salud, la cultura y vivienda de los obreros y campesinos, la industrialización; el crecimiento y la diversificación del comercio exterior y la creación de una marina mercante nacional; la eliminación de la discriminación por raza o sexo; la fundación de la banca nacional; la nacionalización de las empresas de servicios públicos, de las riquezas del subsuelo y otras medidas radicales. (Tabares 1998, Pág. 327)
Las bases principales de su proyecto fueron: el antiimperialismo consecuente, en lo económico y en lo político; el propósito de incorporar a la lucha revolucionaria –como Fidel- a todas las clases, sectores y capas sociales víctimas del neo coloniaje; la instauración de una dictadura revolucionaria que utilizase el poder del Estado para realizar la revolución antiimperialista, nacional-liberadora, agraria y popular, que sirviera de preámbulo a la necesaria revolución socialista; la alianza y solidaridad con los revolucionarios cubanos y latinoamericanos, para desencadenar la revolución continental; y la insurrección armada como vía para la toma del poder mediante la guerra de guerrillas rural y urbana, combinada con la propaganda, el sabotaje, la acción directa, la organización y movilización de las masas, la sublevación de militares complotados, las huelgas parciales y la huelga general revolucionaria. (Ibídem)
La semejanza de estas proyecciones con las expuestas en La Historia me Absolverá y las llevadas a cabo por Fidel Castro al triunfo de la Revolución son evidentes. Tocó a Fidel llevar a cabo el programa de lucha elaborado a lo largo del desarrollo histórico del pensamiento político cubano por sus próceres más destacados. Su gran mérito, el haber llevado a la práctica las ideas de Martí, Mella Villena y Guiteras entre otros, sólo puede compararse con la genialidad de su conducción, la cual hizo posible la definitiva independencia del Estado nacional y la Revolución Social.
Conclusiones:
A pesar de la brevedad del artículo y el amplio contenido que se pretendía abarcar con el afán de hacer un recorrido por el desarrollo del pensamiento político cubano en las décadas del 30 al 50 en lo que a la proyección de una ideologíarevolucionaria se refiere, esta modesta contribución permite arribar a conclusiones que fortalecen las convicciones de que la ideología de la Revolución cubana es marxista y martiana y que la estrategia libertaria basada en esta ideología conduce inexorablemente -como tradición histórica- al socialismo
Corresponde a su historia y a la evolución cultural de la Nación Cubana-no a ideologías foráneas como se ha querido hacer creer por los enemigos de la Revolución- la lucha por la independencia y la Revolución Social como único camino en las condiciones del capitalismo actual que, por demás globalizado y neoliberal, agudiza cada vez más la contradicción norte sur y augura un nefasto futuro para todos los pueblos de “Nuestra América”, impidiendo lograr a tiempo su segunda independencia. (Martí, 2001)
Referencias bibliográficas:
1.    Castro, Fidel. (2008)“La Historia me Absolverá”. Edición Anotada. Editorial Pueblo y Educación. Pág. 45 y 48.
2.    Guevara, Ernesto.(1970). Pasajes de la Guerra Revolucionaria. En: Obras (1957-1967) Ediciones Casa de Las Américas, La Habana Tomo I Pág.289
3.    Guitera Antonio “Septembrismo”. (2006) En: Temas de Historia de Cuba: Historia de Cuba. Editorial Pueblo y Educación. (v/e). La Habana.pág. 27, 28 y 29
4.    Lenin V. I. (1971) El Imperialismo, fase superior del Capitalismo. Editorial progreso, Moscú. Pág. 12-27
5.    Martí José. (2001).La Conferencia monetaria de las repúblicas de América. Obras Completas T. VI Centro de Estudios MartianosPágs. 46 y 160.
6.    Marx, Carlos. (1970) Prefacio» en Contribución a la crítica a la economía política, Alberto Corazón, Madrid, p. 37-38.
7.    Mella, J.A. (1922) Nuestro Credo. Alma Máter, La Habana, noviembre.año I, no. 1, pág. 9.
8.    _________. (1975) Cuba: un pueblo que jamás ha sido libre. En: J.A. Mella, Documentos y artículos. Editorial Ciencias Sociales. La Habana. Pág.176 y Pág.183
9.    Tabares del Real, José A. (1999) Guiteras. Editorial de Ciencias Sociales. La Habana, Págs. 531 y siguientes
10. ____________________.(1998) Proceso Revolucionario: ascenso y reflujo (1930-1935). En: Historia de Cuba. La Neocolonia. Editora Política. La Habana. Pág. 327
11. Villena R.M. (1988). Mensaje lírico civil. En: Núñez Machín, Ana. Rubén Martínez Villena, el periodista revolucionario. Editorial oriente, Santiago de Cuba, Pág. 109
12. Villena, Rubén. (1988). Cuba: Factoría yanqui II Comercio exterior. En: Núñez Machín, Ana. Rubén Martínez Villena, el periodista revolucionario. Editorial oriente, Santiago de Cuba, pág. 59
13. Villena, Rubén. (1988) La aventura de un comunista y sus enseñanzas. En: Núñez Machín, Ana. Rubén Martínez Villena, el periodista revolucionario. Editorial Oriente, Santiago de Cuba. pág. 94



[1] Guerra Hispano-cubano-norteamericana (1998)
[2] Se refiere el azúcar crudo y la miel de purga.
[3]Ver definición de pueblo en: Castro, Fidel. “La Historia me Absolverá”. Edición Anotada. Editorial Pueblo y Educación. 2008 Pág. 45

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