Introducción:
Hoy que se convoca a olvidar la historia es necesario recordar que la
Revolución Cubana es producto de un largo proceso histórico que comenzó en
1868, con el alzamiento del 10 de Octubre, cuando “El Padre de la Patria”,
Carlos Manuel de Céspedes, diera el grito de independencia. Durante las luchas
anticoloniales que se sucedieron a lo largo de treinta años, se pretendía el
establecimiento de un Estado nacional; pero una vez alcanzado, éste se erigió
sobre la base de la dependencia económica, a partir de la penetración del
capital norteamericano, fomentada a lo largo del propio siglo en que
paradójicamente se luchara por la independencia
En el decurso
de este proceso el mundo cambiaba y el capitalismo industrial cedía su paso al capitalismo
monopolista; así como, el viejo sistema colonial del capitalismo, lo sucedía la
creación de un nuevo sistema de sometimiento para los pueblos al sur del Río
Bravo. Después de la primera guerra imperialista[1], Cuba tuvo “el privilegio”
de convertirse en el laboratorio político donde se ensayaron las primeras
manifestaciones de los que sería el sistema neocolonial.
Todo ello no
pudo impedir en la pequeña Isla del Caribe el surgimiento de una nacionalidad y
de una nación aguerrida, integrada y culturalmente objetiva. Es por ello que ni
la dependencia, ni la ocupación y ni el posterior sometimiento neocolonial,
apagaron la llama de los ideales libertarios y de justicia social que constituyeron
la base de su ideología.
Partiendo de los antecedentes enunciados, este trabajo tiene como
objetivo, analizar brevemente la evolución del pensamiento político cubano y la
conformación de una ideología marxista y martiana. El mismo se cumplirá a
partir del análisis de cuatro documentos fundamentales. Ellos son: de Mella,
“Un pueblo que jamás ha sido libre”; de Villena, “Cuba: factoría yanqui”;de Guiteras,
“Septembrismo” y Fidel Castro, “La Historia me Absolverá”. El trabajo se divide
en tres epígrafes: La revitalización del pensamiento martiano, la evolución
hacia la ideología marxista y las proyecciones programáticas para salvar a
Cuba.
1. La revitalización del
pensamiento martiano: dependencia económica y el antiimperialismo.
Muchas veces la
frase de Fidel recogida en La Historia me Absolverá, sobre la participación de
José Martí como autor intelectual en el asalto al Cuartel Moncada, se convierte en eslogan difícil de explicar y
eso pudiera estar sucediendo porque a veces no se conoce debidamente la
República que el “Héroe Nacional de Cuba”
quería fundar. Sin embargo, tanto Mella, como Villena, Guiteras y Fidel,
se declararon continuadores de su pensamiento.
A continuar la
obra martiana nos convocaba Mella cuando afirmaba: “No podemos cambiar aquellos
que inspirados en los principios de Martí, supimos revelarnos contra algunos
elementos inconsistentes” (Mella, 1922, pág. 9)o cuando Villena, en sus versos
líricos civiles, afirmaba: “para que la república se mantenga de sí, para
cumplir el sueño de mármol de Martí”. (Núñez 1988, pág. 109)
Para significar
la importancia del pensamiento martiano en la ideología revolucionaria cubana,
se pudiera tomar al azahar cualquier aspecto de su ideario libertario, pero se
ha preferido el relacionado con la independencia económica. Al respecto el
Apóstol afirmaba: “Quien dice unión económica, dice unión política. El pueblo
que compra, manda. El pueblo que vende, sirve. Hay que equilibrar el comercio,
para asegurar la libertad. El pueblo que quiere morir, vende a un solo pueblo,
y el que quiere salvarse, vende a más de uno” (Martí, 2001. Tomo VI, pag.160)Demostrando
la continuidad histórica de su pensamiento, en el mismo sentido reitera Mella:
“La vida diaria enseña que un hombre sin independencia económica es un
servidor, un esclavo, muchas veces, de quien depende para subsistir. En la
misma manera un pueblo, enseña la historia y la realidad actual, sin
independencia económica es un servidor”. (Mella 1975, pág. 176)
En la misma línea de
análisis, en Cuba: Factoría yanqui, Villena asegura que: “son estos, los
productos[2] de la industria azucarera,
la más importante y prácticamente la única de Cuba: la industria más
perfectamente controlada por empresas yanqui” (Núñez 1988, pág. 59); y
Guiteras, en Septiembrismo: “Nuestro programa no podía detenerse simple y
llanamente en el principio de la no Intervención. Tenía que ir forzosamente
hasta la raíz de nuestros males; al imperialismo económico” (Temas,
2006 pág. 27). Porque, como afirmara
Fidel, en La Historia me Absolverá: “Más de la mitad de las mejores tierras de
producción cultivadas estaban en manos extranjeras”. (Castro 2008
Pág. 48)
Como se puede
apreciar en las palabras de los héroes, cualquier ideología que pretendiera la
independencia del Estado nacional cubano, debía tener como base el ideario
martiano y sus sentimientos antiimperialistas. Como dijera Guiteras: “un
movimiento, que no fuese antiimperialista en Cuba, no sería una revolución”.(Temas,
2006 pág. 28)
2. La
evolución hacia el marxismo.
También
los cuatro patriotas cuyo pensamiento político es analizado en este breve artículo,
superaron las expectativas martianas al proponerse realizar la Revolución
Social, la cual -entendida en términos marxistas leninistas- significaba la
trasformación de la base económica, sustentada en las relaciones capitalistas,
y el establecimiento de un gobierno popular. (Marx,1970) El clima intelectual
de entreguerras -desde la Revolución Rusa hasta el estallido del segundo
conflicto mundial- se vio sacudido por una desconfianza profunda en los valores
del pensamiento liberal: el marxismo revolucionario emergió como una poderosa
alternativa. La propiedad privada individual era estrecha para las relaciones
de producción existentes y se daban paso a la propiedad privada colectiva, el
monopolio, esencia del imperialismo.(Lenin.1971)
La
gran crisis económica que tan duramente golpeó al mundo en la década de los
años treinta profundizó este viraje de la opinión política; el sistema de libre
mercado -uno de los pilares del pensamiento liberal- pareció incapaz de escapar
por sí mismo de su profunda crisis, hundiendo en la depresión económica a las
naciones más poderosas y generando millones de míseros desempleados. Con esos
antecedentes era lógico que la nueva ideología calara entre los patriotas
cubanos de las décadas del 20 al 50, víctimas de la deformación estructural de
la economía cubana que avanzaba hacia la crisis permanente y a la bancarrota
del reformismo burgués.
Las
declaraciones de Mella y Villena eran abiertas a favor del socialismo y ambos
laboraron activamente en la creación y el desarrollo del primer Partido
Comunista, fundado en 1925, síntesis de la revolución social y los ideales
libertarios. Al respecto, resulta ilustrativa la frase de Mella: “Luchar por la
revolución social en América Latina, no es una utopía de lunáticos o fanáticos,
es luchar por el próximo paso de avance en la historia.” (Mella, 1975, pág.
183). Y Villena: “con menos salud, pero con mayor fe en la proximidad de la
victoria mundial del proletariado” (Núñez 1988, pág. 94)
Sin
embargo, Guiteras y Fidel tuvieron que moverse con más cautela. Luego del
fracaso de la Revolución de los años 30, Guiteras sabía que: “Ante los decretos
que, como enormes martillazos iban rompiendo lentamente esa máquina que ahoga
al pueblo de Cuba, como a tantos otros de la América Latina, aparecían en
escena para combatirnos, todos sus servidores nativos y extranjeros y su
formidable clamor espurionos
restaba uno a uno nuestros colaboradores, que eligieron las exclamaciones
derrotistas, ¨de este modo no nos reconocerán nunca los americanos¨ ¨estas medidas alejan el reconocimiento¨; o las
más terribles aún ¨los americanos desembarcarán¨, ¨cerrarán sus puertas a
nuestro azúcar¨, etc., nos abandonaban”. (Temas, 2006, pág. 29)
Fidel,
estudioso del pensamiento político y de la Historia de Cuba, sabía que abría de
lograr la unidad, tan necesaria para el triunfo, en la diferencia y no
convocaba solo al proletariado -pobre por el atraso industrial del país- a la
lucha definitiva, como haría alguien fiel con la teoría marxista; sino al
pueblo. “Nosotros llamamos pueblo, si de lucha se trata, a los seiscientos mil
cubanos que están sin trabajo…” (Castro 2008. Pág. 45)[3]así
como, pactaba alianzas con elementos de la burguesía con programas mínimos,
como se evidenció en El
Manifiesto no. 1 de la Sierra Maestra, sobre el cual el Che alertara: “Nosotros
sabíamos que era un programa mínimo, un programa que limitaba nuestro esfuerzo,
pero también sabíamos que no era posible establecer nuestra voluntad desde la
Sierra Maestra”.(Guevara, 1970 .T.I Pág. 289). Sin embargo,
fueron Guiteras y Fidel los que más se acercaron a la elaboración de un
documento programático antes de alcanzar el triunfo.
3. Las
proyecciones programáticas para salvar a Cuba.
En
el preámbulo del programa de la Joven Cuba, Guiteras expresaba: “Para la
ordenación orgánica de Cuba en nación que alcance estabilidad, se precisa que
el Estado Cubano se estructure conforme a los postulados del socialismo… (Pero)
el Estado socialista no es una construcción caprichosamente imaginada; es una
deducción racional basada en leyes de la dinámica social. A él se llegará a
través de ciclos más o menos breves en que se descompone el proceso historial…
fijada la gran meta a la que dirigimos la marcha, nuestro programa debe
interpretarse como el trazado de la primera etapa”. (Tabares 1999, Págs. 531)
El
programa de la Joven Cuba postulaba: “la defensa de la soberanía nacional; la
reforma agraria; el rescate de los bienes malversados al tesoro público; la
nacionalización de la enseñanza; la solución de los problemas de la salud, la
cultura y vivienda de los obreros y campesinos, la industrialización; el
crecimiento y la diversificación del comercio exterior y la creación de una
marina mercante nacional; la eliminación de la discriminación por raza o sexo;
la fundación de la banca nacional; la nacionalización de las empresas de
servicios públicos, de las riquezas del subsuelo y otras medidas radicales.
(Tabares 1998, Pág. 327)
Las
bases principales de su proyecto fueron: el antiimperialismo consecuente, en lo
económico y en lo político; el propósito de incorporar a la lucha
revolucionaria –como Fidel- a todas las clases, sectores y capas sociales
víctimas del neo coloniaje; la instauración de una dictadura revolucionaria que
utilizase el poder del Estado para realizar la revolución antiimperialista,
nacional-liberadora, agraria y popular, que sirviera de preámbulo a la
necesaria revolución socialista; la alianza y solidaridad con los
revolucionarios cubanos y latinoamericanos, para desencadenar la revolución
continental; y la insurrección armada como vía para la toma del poder mediante
la guerra de guerrillas rural y urbana, combinada con la propaganda, el
sabotaje, la acción directa, la organización y movilización de las masas, la
sublevación de militares complotados, las huelgas parciales y la huelga general
revolucionaria. (Ibídem)
La
semejanza de estas proyecciones con las expuestas en La Historia me Absolverá y
las llevadas a cabo por Fidel Castro al triunfo de la Revolución son evidentes.
Tocó a Fidel llevar a cabo el programa de lucha elaborado a lo largo del desarrollo
histórico del pensamiento político cubano por sus próceres más destacados. Su
gran mérito, el haber llevado a la práctica las ideas de Martí, Mella Villena y
Guiteras entre otros, sólo puede compararse con la genialidad de su conducción,
la cual hizo posible la definitiva independencia del Estado nacional y la
Revolución Social.
Conclusiones:
A
pesar de la brevedad del artículo y el amplio contenido que se pretendía
abarcar con el afán de hacer un recorrido por el desarrollo del pensamiento
político cubano en las décadas del 30 al 50 en lo que a la proyección de una ideologíarevolucionaria
se refiere, esta modesta contribución permite arribar a conclusiones que
fortalecen las convicciones de que la ideología de la Revolución cubana es
marxista y martiana y que la estrategia libertaria basada en esta ideología
conduce inexorablemente -como tradición histórica- al socialismo
Corresponde
a su historia y a la evolución cultural de la Nación Cubana-no a ideologías
foráneas como se ha querido hacer creer por los enemigos de la Revolución- la
lucha por la independencia y la Revolución Social como único camino en las
condiciones del capitalismo actual que, por demás globalizado y neoliberal,
agudiza cada vez más la contradicción norte sur y augura un nefasto futuro para
todos los pueblos de “Nuestra América”, impidiendo lograr a tiempo su segunda
independencia. (Martí,
2001)
Referencias
bibliográficas:
1. Castro,
Fidel. (2008)“La Historia me Absolverá”. Edición Anotada. Editorial Pueblo y
Educación. Pág. 45 y 48.
2. Guevara,
Ernesto.(1970). Pasajes de la Guerra Revolucionaria. En: Obras (1957-1967)
Ediciones Casa de Las Américas, La Habana Tomo I Pág.289
3. Guitera Antonio “Septembrismo”. (2006) En: Temas de Historia de Cuba: Historia de Cuba. Editorial Pueblo y Educación.
(v/e). La Habana.pág. 27, 28 y 29
4. Lenin
V. I. (1971) El Imperialismo, fase superior del Capitalismo. Editorial
progreso, Moscú. Pág. 12-27
5. Martí
José. (2001).La Conferencia monetaria de las repúblicas de América. Obras
Completas T. VI Centro de Estudios MartianosPágs. 46 y 160.
6. Marx,
Carlos. (1970) Prefacio» en Contribución a la crítica a la economía política,
Alberto Corazón, Madrid, p. 37-38.
7. Mella,
J.A. (1922) Nuestro Credo. Alma Máter, La Habana, noviembre.año I, no. 1, pág.
9.
8. _________. (1975) Cuba: un pueblo que jamás ha sido
libre. En: J.A. Mella, Documentos y artículos. Editorial Ciencias Sociales. La
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9. Tabares
del Real, José A. (1999) Guiteras. Editorial de Ciencias Sociales. La Habana,
Págs. 531 y siguientes
10. ____________________.(1998)
Proceso Revolucionario: ascenso y reflujo (1930-1935). En: Historia de Cuba. La
Neocolonia. Editora Política. La Habana. Pág. 327
11. Villena
R.M. (1988). Mensaje lírico civil. En: Núñez Machín, Ana. Rubén Martínez
Villena, el periodista revolucionario. Editorial oriente, Santiago de Cuba,
Pág. 109
12. Villena,
Rubén. (1988). Cuba: Factoría yanqui II Comercio exterior. En: Núñez Machín,
Ana. Rubén Martínez Villena, el periodista revolucionario. Editorial oriente,
Santiago de Cuba, pág. 59
13. Villena,
Rubén. (1988) La aventura de un comunista y sus enseñanzas. En: Núñez Machín,
Ana. Rubén Martínez Villena, el periodista revolucionario. Editorial Oriente,
Santiago de Cuba. pág. 94
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