Es
una verdad de Perogrullo asegurar que el Comandante Fidel fue un maestro de la
lucha ideológica. El diseñó la estrategia llamada “Batalla de Ideas”. Pero lo
que quiero resaltar es que esta batalla se basaba más en hechos que en
palabras. “Hacer, es nuestra manera de decir”- afirmaba Martí”.
Muchos
criticaron lo que costó desde el punto de vista económico “Batalla de Ideas”,
en una etapa en la que el país enfrentaba la crisis del Período Especial.
Recuerdo que había quien cuestionaba los gastos de petróleo de las
movilizaciones y los relacionados con la campaña energética, las sedes
universitarias, los trabajadores sociales o los instructores de arte, entre
otras. Pero hay que realizar un análisis más profundo: la relación costo beneficio.
Ella rescató a toda un generación de la enajenación ideológica, y sin ella,
ésta se hubiera perdido para la Revolución.
Basada
en las enseñanzas de Fidel es que opino que los “dimes y diretes” no forman
parte de la lucha ideológica. Hay que basar el enfrentamiento en el talento y
una amplia cultura. Entender los objetivos de la estrategia ideológica, desde
los más generales a los particulares, y no perderse en casos aislado, porque
estos pueden llevarnos a atentar contra los propios objetivos de la lucha.
Por
ejemplo, la lucha por la unidad latinoamericana o cubana, en mi opinión, es un
objetivo central de la lucha ideológica que llevamos a cabo; idea inspirada en
el ideario martiano, por encima de la lucha de clases, inspirada en el ideario
marxista. Nuestra ideología marxista-martiana tiene esta contradicción y como
dialécticos, sabemos que las contradicciones forman parte del desarrollo. El absolutismo
y la agresión no están implícitas en el pensamiento científico, hay que saber
manejar dialécticamente la contradicción.
Saber
distinguir en cada momento lo esencial. Una vez, en mis años mozos, apasionada
en la lucha ideológica, alguien me hizo ver que lo más importante era ser
cubano, defender lo cubano. Martí
no separaba en ese concepto ni a los criminales. Al respecto decía: “¡Se dice
cubano, y una dulzura como de suave hermandad se esparce por nuestras entrañas,
y se abre sola la caja de nuestros ahorros, y nos apretamos para hacer un
puesto más en la mesa, y echa las alas el corazón enamorado para amparar al que
nación en la misma tierra que nosotros, aunque el pecado lo trastorne, o la
ignorancia lo extravíe, o la ira lo enfurezca, o lo ensangriente el crimen!”
Es cierto que el mundo de Marx y Martí ha
cambiado y todos cambiamos con él. Ya no se trata de la lucha entre
autonomistas e independentistas; o entre burgueses y proletarios. El poder
global es el enemigo de todos y contra él somos la mayoría. Si le preguntas a
muchos te dirán que están contra el FMI, el Banco Mundial, la OMC, la Comisión
Trilateral, el Fórum Económico Mundial o de Davos, Grupo Bilderberg, que
deciden los destinos del mundo. Otros no saben no dé que se trata. Hay que
ayudarlos a descubrir quién manda, cuáles son los causantes de la opresión, la
explotación, las guerras de exterminio y de la angustia de sus familias: el
enemigo mayor. Esa lucha nos une a todos.
Claro que no es fácil, la conciencia evoluciona
más lentamente que el ser y cada individuo hace un reflejo distinto de la
realidad. Pero hay que saber separar al ingenuo y al ignorante del mal
intencionado. El que conoce perfectamente la realidad pero le conviene defenderla,
ese es el enemigo ideológico, porque pertenece a la clase dominante, o adoptan
su ideología. Muchos asumen la ideología del enemigo por ignorancia o por
conveniencia. Alguien decía en la redes
que el producto mejor elaborado del capitalismo es el pobre de derecha. Es
posible que estos nos logren sacar de quicio. Pero de lo que se trata es de
buscar los intereses comunes, las convergencias entre las divergencias y no a
la inversa.
Engels decía que el hombre se mueve por
intereses y esos intereses son objetivos, no se pueden ignorar, sólo conjugar.
En Cuba todos quieren vivir mejor, es un interés común, la diferencia es cómo
quieren lograrlo. El camino que le proponemos los comunistas es largo y difícil
y hay caminos más rápidos y atractivos, no cabe duda. ¿Cómo lograr que todos vean
en el trabajo duro y responsable el bienestar? Hay cosas que podemos empezar a
hacer de inmediato y otras que cuestan más trabajo y tiempo. Unir la norma al
salario y el estímulo a los resultados colectivos no debe esperar. Pero ¿cómo
lograr que esto no cree burros que persiguen la zanahoria? No es ninguna
notica, ya lo dijo hace tiempo el Che, uniendo el estímulo moral al material.
En ocasiones somos tacaños a la hora de repartir estímulos morales porque
priman, lejos del talento y el trabajo duro, otros valores negativos como la envidia, las ansias de poder, el
lucimiento propio, la sobrevaloración de nuestros propios éxitos- y eso es
mucho más complejo. Es una lástima que en ocasiones olvidemos que honrar,
honra. Se necesitaría entonces grupos multidisciplinarios para estudiar fenómenos
donde también participa –además de la ideología, la política, la economía y
otras -la psicología social.
Hay que jugar también con el autoanálisis,
¿cuánto de interese individuales hay en cada propuesta social que hacemos? La
diferencia entre ser oportuno y el oportunismo es leve; así como, entre la
terquedad y la tenacidad, lo justo y lo humano, lo real y lo imaginado, etc.
Ante el enemigo común –las fuerzas del poder
internacional en el mundo global- no se trata de discriminar países, ya sean
Holanda o Estados Unidos; o medios, ya sean emigraciones o becas financiadas,
se trata de “desafiar poderosas fuerzas dominantes dentro y fuera del ámbito
social y nacional” –como dijera Fidel y a lo yo agregaría conservando otros principios
esenciales explícitos en el concepto de Revolución tales como la unidad, la
solidaridad, el internacionalismo, el humanismo, el historicismo, el realismo,
la justicia, el desinterés, altruismo, el independentismo y el patriotismo.
El revisionismo, post socialismo real, es
obsoleto. Ni caigamos otra vez en la
trampa de excluir todo aquello que se aparta de nuestro concepto de socialismo,
ni de considerar una única vía para llegar al poder. Una de las formas de lucha
ideológica, en el mundo actual son los movimientos sociales. Ellos reúnen
tendencias de las más diversas, pero todos se enfrentan a su manera al poder
global. Ecologistas, inconformes, indigenistas, ideología de género, campesina,
obrera y muchos otros, luchan contra el orden global establecido, hagamos con
ellos causa común.
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