lunes, 23 de julio de 2018

Lucha ideológica o “dimes y diretes”


Es una verdad de Perogrullo asegurar que el Comandante Fidel fue un maestro de la lucha ideológica. El diseñó la estrategia llamada “Batalla de Ideas”. Pero lo que quiero resaltar es que esta batalla se basaba más en hechos que en palabras. “Hacer, es nuestra manera de decir”- afirmaba Martí”.

Muchos criticaron lo que costó desde el punto de vista económico “Batalla de Ideas”, en una etapa en la que el país enfrentaba la crisis del Período Especial. Recuerdo que había quien cuestionaba los gastos de petróleo de las movilizaciones y los relacionados con la campaña energética, las sedes universitarias, los trabajadores sociales o los instructores de arte, entre otras. Pero hay que realizar un análisis más profundo: la relación costo beneficio. Ella rescató a toda un generación de la enajenación ideológica, y sin ella, ésta se hubiera perdido para la Revolución.
Basada en las enseñanzas de Fidel es que opino que los “dimes y diretes” no forman parte de la lucha ideológica. Hay que basar el enfrentamiento en el talento y una amplia cultura. Entender los objetivos de la estrategia ideológica, desde los más generales a los particulares, y no perderse en casos aislado, porque estos pueden llevarnos a atentar contra los propios objetivos de la lucha.
Por ejemplo, la lucha por la unidad latinoamericana o cubana, en mi opinión, es un objetivo central de la lucha ideológica que llevamos a cabo; idea inspirada en el ideario martiano, por encima de la lucha de clases, inspirada en el ideario marxista. Nuestra ideología marxista-martiana tiene esta contradicción y como dialécticos, sabemos que las contradicciones forman parte del desarrollo. El absolutismo y la agresión no están implícitas en el pensamiento científico, hay que saber manejar dialécticamente la contradicción.
Saber distinguir en cada momento lo esencial. Una vez, en mis años mozos, apasionada en la lucha ideológica, alguien me hizo ver que lo más importante era ser cubano, defender lo cubano. Martí no separaba en ese concepto ni a los criminales. Al respecto decía: “¡Se dice cubano, y una dulzura como de suave hermandad se esparce por nuestras entrañas, y se abre sola la caja de nuestros ahorros, y nos apretamos para hacer un puesto más en la mesa, y echa las alas el corazón enamorado para amparar al que nación en la misma tierra que nosotros, aunque el pecado lo trastorne, o la ignorancia lo extravíe, o la ira lo enfurezca, o lo ensangriente el crimen!”
Es cierto que el mundo de Marx y Martí ha cambiado y todos cambiamos con él. Ya no se trata de la lucha entre autonomistas e independentistas; o entre burgueses y proletarios. El poder global es el enemigo de todos y contra él somos la mayoría. Si le preguntas a muchos te dirán que están contra el FMI, el Banco Mundial, la OMC, la Comisión Trilateral, el Fórum Económico Mundial o de Davos, Grupo Bilderberg, que deciden los destinos del mundo. Otros no saben no dé que se trata. Hay que ayudarlos a descubrir quién manda, cuáles son los causantes de la opresión, la explotación, las guerras de exterminio y de la angustia de sus familias: el enemigo mayor. Esa lucha nos une a todos.
Claro que no es fácil, la conciencia evoluciona más lentamente que el ser y cada individuo hace un reflejo distinto de la realidad. Pero hay que saber separar al ingenuo y al ignorante del mal intencionado. El que conoce perfectamente la realidad pero le conviene defenderla, ese es el enemigo ideológico, porque pertenece a la clase dominante, o adoptan su ideología. Muchos asumen la ideología del enemigo por ignorancia o por conveniencia.  Alguien decía en la redes que el producto mejor elaborado del capitalismo es el pobre de derecha. Es posible que estos nos logren sacar de quicio. Pero de lo que se trata es de buscar los intereses comunes, las convergencias entre las divergencias y no a la inversa.
Engels decía que el hombre se mueve por intereses y esos intereses son objetivos, no se pueden ignorar, sólo conjugar. En Cuba todos quieren vivir mejor, es un interés común, la diferencia es cómo quieren lograrlo. El camino que le proponemos los comunistas es largo y difícil y hay caminos más rápidos y atractivos, no cabe duda. ¿Cómo lograr que todos vean en el trabajo duro y responsable el bienestar? Hay cosas que podemos empezar a hacer de inmediato y otras que cuestan más trabajo y tiempo. Unir la norma al salario y el estímulo a los resultados colectivos no debe esperar. Pero ¿cómo lograr que esto no cree burros que persiguen la zanahoria? No es ninguna notica, ya lo dijo hace tiempo el Che, uniendo el estímulo moral al material. En ocasiones somos tacaños a la hora de repartir estímulos morales porque priman, lejos del talento y el trabajo duro, otros valores negativos como  la envidia, las ansias de poder, el lucimiento propio, la sobrevaloración de nuestros propios éxitos- y eso es mucho más complejo. Es una lástima que en ocasiones olvidemos que honrar, honra. Se necesitaría entonces grupos multidisciplinarios para estudiar fenómenos donde también participa –además de la ideología, la política, la economía y otras -la psicología social.
Hay que jugar también con el autoanálisis, ¿cuánto de interese individuales hay en cada propuesta social que hacemos? La diferencia entre ser oportuno y el oportunismo es leve; así como, entre la terquedad y la tenacidad, lo justo y lo humano, lo real y lo imaginado, etc.
Ante el enemigo común –las fuerzas del poder internacional en el mundo global- no se trata de discriminar países, ya sean Holanda o Estados Unidos; o medios, ya sean emigraciones o becas financiadas, se trata de “desafiar poderosas fuerzas dominantes dentro y fuera del ámbito social y nacional” –como dijera Fidel y a lo yo agregaría conservando otros principios esenciales explícitos en el concepto de Revolución tales como la unidad, la solidaridad, el internacionalismo, el humanismo, el historicismo, el realismo, la justicia, el desinterés, altruismo, el independentismo y el patriotismo.
El revisionismo, post socialismo real, es obsoleto.  Ni caigamos otra vez en la trampa de excluir todo aquello que se aparta de nuestro concepto de socialismo, ni de considerar una única vía para llegar al poder. Una de las formas de lucha ideológica, en el mundo actual son los movimientos sociales. Ellos reúnen tendencias de las más diversas, pero todos se enfrentan a su manera al poder global. Ecologistas, inconformes, indigenistas, ideología de género, campesina, obrera y muchos otros, luchan contra el orden global establecido, hagamos con ellos causa común.



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