miércoles, 11 de marzo de 2015

La filosofía de la historia y la historia.





Bajo esta denominación Filosofía de la Historia se
abarca la reflexión, a nivel radical y general, no sólo sobre el sentido de la
marcha de la historia, sino también sobre su esencia y
su conocimiento
[1].
Por otra parte, historia es la ciencia que tiene como objeto de estudio el pasado de la humanidad
y como  método el propio de las ciencias sociales.
[2][]




De lo anterior se puede derivar que la relación entre
filosofía de la historia e historia es aquella que se establece entre algo y la
reflexión sobre ese algo, o más bien, la teorización sobre ese algo -vista la
teoría no de la historia sustantiva sino de la historiografía, o sea, del registro escrito de la historia,
memoria fijada por la propia humanidad
con la escritura
de su propio pasado y como teoría del proceso histórico.




 Voltaire fue el primero en utilizar el  término filosofía de la historia con un fin
deliberado, tuvo la intensión de
explicar los acontecimientos pasados por medio de
principios razonables, eliminando el fanatismo y las supersticiones [3]. 
Los idealistas alemanes de los siglos
XVIII y XIX y en particular Kant y Hegel,
hicieron una  interpretación  especulativa de  la  historia,  que intentaba proporcionar una interpretación global del proceso
histórico en  su  totalidad[4],
“hasta el grado que logramos
descubrir en ella  significados o fines inteligibles, y leyes que iluminan acontecimientos, sin necesitarlos.[5] ; análisis ajeno también al carácter  de  la  disciplina
 “historia”
y al análisis de  los  procedimientos  del  historiador.[6] 




 A través del estudio
de la significación que se le ha dado al concepto en el decurso histórico
podemos llegar a la conclusión de que la filosofía de la historia significa
buscar la unidad, la estructura y el sentido de la
historia; mientras la historia es la compilación, sistematización y el análisis
del contenido histórico.

 




Desde el punto de
vista de la filosofía de la historia existen dos posiciones: Por un lado, en el motivo religioso
que le subyace,  que  intenta
 comprender
 el
 significado  de  la  historia  como  el  del
sufrimiento y la angustia originados por el acontecer
histórico en el frágil destino de
los individuos; por otro, en el esfuerzo
de notables pensadores —entre ellos Kant, Hegel, Dilthey, y Heidegger, por ejemplo— para distanciarse de ese motivo religioso,  o  secularizarle  parcialmente,  y  sin  embargo  formular  un  recuento
coherente e  inteligible del curso histórico que a su vez le otorgue un sentido transhistórico.




El tiempo de los
historiadores es el de los acontecimientos; el tiempo de los filósofos de la
historia es el de la significación (y muchas veces esa significación se
confunde con el origen de los acontecimientos). Y el debate acerca de los
criterios de esa significación (construida culturalmente), es lo que convierte
a la filosofía de la historia en una disciplina problemática, por su mismo carácter
mítico o, a veces, profético. Más todavía cuando para la filosofía de la historia
la identidad de un grupo se constituye en tanto que continuidad a lo largo de
un designio supuestamente fundador.




La tensión entre
filosofía e historia es la que existe inevitablemente entre significación
simbólica (filosofía) y hecho documental (histórico). Lo descriptivo y lo normativo
no acaban de encajar jamás. Al historiador lo que le importan son los documentos,
sin los cuales no existe significación que valga. Pero esos hechos solo pueden
ser comprendidos al situarse en un contexto simbólico que es de suyo filosófico,
en la medida que tener una historia significa, además, estar provisto de una de
una identidad, de una inserción mental en el tiempo, e incluso de unos determinados
hábitos perceptivos, sin los cuales el mundo deja de ser confortable.












[1] Enciclopedia de la Cultura Española.
Editora Nacional, Madrid 1966.

tomo 3

páginas 579-580
 

[2] CARR,
Edward H. (1985). ¿Qué es la Historia?. Barcelona : Ariel. ISBN
84-344-1001-X
.

[3] Voltaire,
Filosofía de la historia (Madrid: Tecnos, 1990), p. 24

[4] Karl Lowith,
El sentido de la historia (Madrid: Aguilar, 1968), p. 10

[5] Jacques
Maritain, Filosofía de la historia (Buenos Aires: Ediciones Troquel, 1967), p. 41

[6] W. H. Walsh, Introducción a la
filosofía de la historia (México: Siglo XXI editores, 1968, p. 142

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