martes, 16 de julio de 2013

LA SUBLEBACIÓN DE LOS VEGUEROS.


 

Autora: MsC. Elizabeth Azopardo Núñez

La Real Orden que estableció el Estanco del Tabaco en 1717, fue promulgada el 27 de junio, y consistía en la creación de un organismo oficial, La Factoría, encargado de la compra, acondicionamiento, y almacenamiento del tabaco, para su remisión a la metrópolis. Al propio tiempo se dio a conocer una instrucción que por primera vez disponía la clasificación de las hojas por su calidad, precio de cada clase, formas de empacarlas, peso de los fardos y otras medidas de control que, lejos de lesionar los intereses de los vegueros, sentaron las bases de la racionalidad del cultivo y la elaboración del tabaco. No obstante, en dicha orden se instituía la compra directa al cosechero y se prohibía, bajo gravísima pena, el que persona alguna pudiese abarcar tabaco, a excepción de La Factoría. Como se puede apreciar, los terratenientes, comerciantes y funcionarios locales vieron en gran medida afectados sus intereses.
Aunque se habían creado filiares de La Factoría en Santiago, Trinidad, Sancti Spíritus y Bayamo, la región habanera fue la única en realidad afectada por el Estanco del tabaco[1], dada la proximidad al puerto de embarque y al control de los funcionarios; y consecuentemente, la más receptiva a la propaganda contra el estanco. El cultivo en esta región estaba concentrado en Jesús del Monte, San Miguel del Padrón, Guanabacoa, Bejucal y Santiago de las Vegas. La sublevación estalla cuando los vegueros de estos cinco partidos, reunidos en el primero de ellos y armados con instrumentos de trabajo y alguna que otra arma de fuego, se dirigen hacia La Ciudad de la Habana.
Apoyados por los miembros del cabildo, los vegueros logran introducirse en el recinto amurallado sin resistencia y bloquear al gobernador, Vicente Rajá, que tenía su residencia en el Castillo de la Real Fuerza, obligándolo a dimitir y a embarcarse hacia España, en compañía  de los representantes del Estanco. Además de la dimisión de Rajá, los sublevados exigían quedara frente al gobierno el Teniente  Rey, Gómez de Maraves; así como, que se les abonase con cargo a los bienes de los funcionarios del Estanco los gastos en que habían incurrido desde que se alzaron y el perdón general de Su Majestad. Obtenidas las dos primeras y confiados de la solución del conflicto, se retiraron a sus labores.
En julio de 1718 llegó a La Habana un nuevo gobernador, Gregorio Guazo Calderón que, además de su carácter enérgico, traía refuerzos para la guarnición e instrucciones precisas para reprimir cualquier intento de rebelión. Para este tiempo ya las cortes estaban claras que la reyerta había sido estimulada y dirigida por los ricos terratenientes, los comerciantes, el clero y los propios funcionarios de la corona dedicados en la Isla a la explotación  tabacalera.
Nuevas condiciones se manifestaron en esta oportunidad en las relaciones entre los diferentes grupos y sectores sociales relacionados con la producción del tabaco. En junio de 1720, al iniciarse la segunda sedición, los ricos productores se hallaban divididos: algunos, favorecidos por mercedes y privilegios, se encontraban a favor del Estanco, por lo que es de suponer que utilizaban todos los medios posibles para evitar la participación de los cosechadores de sus zonas de influencias en los disturbios. Otros ricos productores, aún insatisfechos, continuaban su labor solapadamente, para inducir a los labradores a resistir el Estanco. Los divididos terratenientes azuzaban a los cosecheros unos contra otros.
La difusión de las propias misivas dirigidas a los principales cosecheros de La Habana desde México,  por Don Manuel de León, director general del Estanco, y donde los incitaba a exigir modificaciones al sistema, fueron el detonante de la sublevación. El día 14 de junio, un grupo de vegueros recorrieron los partidos de Santiago de las Vegas y los alrededores de Guanabacoa, dando fuego a casa y cosechas de nuevos vecinos de esos lugares y acusándolos de estanqueros. El día 21 el gobernados decretó la detención de 12 personas –4 del campo y 8 de la ciudad- en una operación simultanea. A la vez de reforzó la guarnición de la plaza y la muralla y dio orden de disparar si se atrevían a llegar, lo que hizo saber en un bando publicado el día 22. Reunidos en Jesús del Monte, los labradores cortaron el suministro de agua y alimentos a la ciudad, pero no se atrevieron a atacar.
La intervención de un rico propietario de Guanabacoa, Don José Bayona y Chacón y del joven sacerdote Pedro Agustín Morell, que sirvieron de mediadores, pusieron fin a la tensa situación, con la promesa de que mejorarían las condiciones de compra y pago, se perdonaran las culpas y los propietarios condenarían el pago de sus tributos ese año. También se  autorizó la venta y exportación del tabaco que sobraba a las restantes posesiones de España en América y aún a la metrópolis, cuando se hubiera satisfecho la demanda del Estanco.
En el año 1723 comenzó bajo un clima tormentoso. Según el informe que realizó al rey el propio gobernador Guazo (15-5-1723) (5), los labradores se juntaron para destruir sembrados porque existía el acuerdo secreto de no producir tabaco hasta que los precios no alcanzaran los niveles deseados[2]. En el mencionado documento también se expresa que enterado el gobernador de  los sucesos informó al rey y solicitó a las autoridades municipales mantener el orden en sus partidas, para impedir que secundaran el movimiento. También reconocía la existencia de alrededor de 300 hombres armados que destruyeron las cosechas en San Miguel del Padrón, Guanabacoa y en Jesús del Monte, sin que se recibieran denuncias de los perjudicados.
El día 15 de febrero el gobernado anunció astutamente la imposición de pena de muerte y pérdida de bienes “a los que arrancasen el tabaco” y en esta comunicación hizo alusión a la solicitud de auxilio recibida de la población de San Felipe y Santiago, para evitar el  daño de sus vegas(6).
La oligarquía gobernante en su alianza con los terratenientes y el clero, habían de esta forma sentado las bases para, logrando la desunión de los vegueros y anunciado su severo castigo, poner a salvo sus intereses relacionados con la producción y exportación de tabaco.
El día 20 de febrero a las 5,30 am entran en Santiago de las vegas las tropas enviadas por el gobernador, al mando del capitán de caballería Ignacio Francisco Barruttia, formadas por 200 hombres escogidos y que incluían la compañía de caballería y 50 granaderos, con tres capitanes de infantería y los oficiales subalternos correspondientes (7).
Aunque el informe oficial sobre los sublevados afirma la existencia de un “combate” contra una hueste de 500 ó 600 vegueros sublevados, en carta de respuesta al gobernados del teniente Joseph de Lima (19-2-1723) sobre el estado del levantamiento, se habla solamente de 50 hambres armados solamente con sus machetines de trabajo que iban a arrancar tabaco, para lo cual habían enviado aviso al cura y que al llegar a Santiago de las Vegas fueron sorprendidos por las tropas.
Como plantea el historiados José Rivero Núñez, el encuentro de los vegueros con las tropas provocó la huida de los primeros. Perseguidos por las gentes de a caballo fueron muchos heridos con sus espadas[3]  y el resto se dio a la fuga, mientras los infantes hacían 11 prisioneros.
El día 21 de febrero se dio a conocer a la población un nuevo bando del gobernador en el que se anunciaba la condena a muerte de los presos y se hacía hincapié en que el día 15 se aplicaría la misma. Como colofón de este trágico episodio los 11 vegueros fueron ejecutados en la madrugada del día 23, en Jesús del Monte, sin que mediara juicio ni investigación alguna para determinar la culpabilidad. Los cuerpos de los ajusticiados serian colgados, según dispuso el gobernador, de los árboles a la orilla del camino real que va desde éste sitio hasta San Miguel. (7) Después de expuestos durante cuarenta horas, se les dio sepultura a 8 de ellos en la iglesia de Jesús del Monte, desconociéndose el paradero del resto. Los sucesos de febrero de 1723, determinaron temporalmente el fin del Estanco del tabaco, aunque se continuó su compra, por parte de La Real hacienda durante 4 años más.
BIBLIOGRAFÍA:
1.     Barcia, María del C. “Clases sociales y tabaco”. En Santiago No. 65, junio de 1987.
2.     Pérez de la Riva, Juan. “Peuplement et cycles economiquesa Cuba. (1511-1812)”. En Cahieri des Amenquis Latine, no. 8. Paris 1973.
3.     Rivero Núñez, José. Tabaco. Su historia en Cuba. Instituto de Historia. 1964
4.     ------------------------- Las tres sediciones de los vegueros en el siglo XVII. (1951).

5.     A.G.I Tira 2. Santo Domingo, 484. (15-5-1723) 
6.     A.G.I Tira 2, Santo Domingo, 484. (19-2-1723)
7.     A.G.I. Carta del gobernador al capitán Barruttica.
8.     Montoro García Franco, Historia de Santiago de la Vegas (Copia mecanografiada) 1938. Biblioteca Nacional.




[1] Disposición y sistema comercial establecidos por el régimen colonial español para monopolizar el comercio del tabaco, fijando los precios a su arbitrio, lo cual provocó numerosas revueltas en Cuba, entre ellas la llamada “Insurrección de los vegueros”, que constituyó el primer alzamiento armado criollo contra las autoridades.
[2]El mencionado pacto también aparece en carta al rey de los labradores de San Miguel, Jesús del Monte y  Guanabacoa     (4--5-1723).
[3] La mayor parte de los historiadores mencionan el número de 8 heridos y 1 muerto.

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