sábado, 23 de mayo de 2015

Ludwig Feuerbach y el fin de la filosofía clásica alemana de Federico Engels.

Autora: MsC. Elizabeth Azopardo Núñez. Introducción: Durante un largo período, desde Descartes hasta Hegel y desde Hobbes hasta Feuerbach, los filósofos no avanzaban impulsados solamente por la fuerza del pensamiento puro, al contrario, lo que en realidad los impulsaba eran los progresos de las ciencias naturales y de la industria. El materialismo del siglo XVIII era predominantemente mecánico, porque en aquel entonces la mecánica de los cuerpos sólidos, la gravedad, era de todas las ciencias naturales la única que había llegado de cierto modo a un punto de remate. La segunda limitación de este materialismo consistía en su incapacidad para concebir el mundo un proceso, como una materia sujeta al desarrollo histórico, modo metafísico, es decir, anfidialéctico de filosofar. En Hegel, la naturaleza como mera enajenación de la idea, no es susceptible de desarrollo en el tiempo, estando sólo desplegada en el espacio, por lo que se halla condenada a la repetición perpetua de los mismos procesos. Esta concepción antihistórica imperaba también en el campo de la historia. En este trabajo se pretende analizar cómo se trasformó el objeto de estudio de la Filosofía y sus problemas fundamentales a partir del estudio de la obra de Federico Engels “Ludwig Feuerbach y el fin de la filosofía clásica alemana” 1. Transformación del objeto de estudio de la filosofía. El viejo método de investigación y de pensamiento que Hegel llama metafísico, método que se ocupaba preferentemente la investigación de las cosas como algo fijo, tenía en su tiempo una gran razón histórica de ser. Había que investigar las cosas antes de poder investigar los procesos. La vieja metafísica que enfocaba las cosas como fijas e inmutables, nació de unas ciencias de la naturaleza que investigaba las cosas, muertas y las vivas, como cosas filas e inmutables. Otro defecto fundamental de todo el materialismo anterior -incluyendo al de Feuerbach- es que sólo considera las cosas, la realidad del mundo sensible, en forma de objeto de observación y no como actividad sensorial humana, no como actividad práctica, no subjetivamente. Así se explica como el aspecto activo fue desarrollado por el idealismo, en oposición al materialismo, pero en forma abstracta, porque el idealismo no conoce, naturalmente, la actividad real concreta como tal. Feuerbach reconoce objetos sensibles, realmente distintos de los objetos mentales, pero tampoco concibe la actividad humana como una actividad objetiva. Feuerbach, tuvo ocasión, todavía en vida, de asistir a tres descubrimientos decisivos de las ciencias naturales: el de las células, el de la transformación del energía y el de la teoría de la evolución de Darwin. Gracias a estos tres descubrimientos y al resto de los progresos de las ciencias naturales, estuvieron Marx y Engels en condiciones de poder demostrar la concatenación de la naturaleza bajo una forma bastante sistemática y adoptar esta visión de conjunto; era la misión que ocurría a cargo entonces de la llamada filosofía de la naturaleza; pero ésta suplantaba las concatenaciones reales que aún no habían sido descubiertas, por imaginarias. Lo referido a la concatenación de la naturaleza, es válido también para el proceso de desarrollo histórico, es aplicable igualmente a la historia de la sociedad y a todas las ciencias que se ocupan de las cosas humanas. Es decir, había que poner en armonía la base materialista, reconstruyendo sobre ella la ciencia de la sociedad. Pero esto no le fue dado a Feuerbach hacerlo, porque en este campo no logró desprenderse de las ataduras idealistas. Los filósofos se habían limitado hasta entonces a interpretar el mundo de diversas maneras; pero de lo que se trataba era de transformarlo. 2. El problema fundamental de la filosofía. El gran problema cardinal de toda filosofía, especialmente de la moderna, es desde los tiempos remotos, el problema de la relación entre el pensar y el ser, entre el espíritu y la naturaleza. El hombre primitivo, sumido todavía en la mayor ignorancia creyó que sus pensamientos y sus sensaciones no eran funciones de su cuerpo, sino de un alma especial. Desde entonces tuvo que reflexionar acerca de las relaciones entre esta alma y el mundo exterior. El problema supremo de toda filosofía, tiene sus raíces, al igual que toda religión, en las ideas limitadas e ignorantes del estado de salvajismo. ¿El mundo fue creado por Dios o existe desde toda la eternidad? A partir de la respuesta a esta pregunta los filósofos se dividieron en dos grandes campos: Los que afirmaban el carácter primario del espíritu frente a la naturaleza, y por tanto admitían, en última instancia, una creación del mundo bajo una u otra forma, formaban parte del campo del idealismo. Los otros, los que representaban la naturaleza como lo primario, figuraban en las diversas escuelas del materialismo. 2do. problema: Pero el problema de la relación entre el pensar y el ser encierra, además, otro aspecto a saber: ¿Qué relación guardan nuestros pensamientos acerca del mundo que nos rodea, con este mismo mundo? ¿Es nuestro pensamiento capaz de conocer el mundo real; podemos nosotros, en nuestras ideas acerca del mundo real, formarnos una imagen refleja exacta de la realidad? En el lenguaje filosófico, esta pregunta se conoce con el nombre de problema de la identidad entre y el pensar y ser y es contestada afirmativamente por la gran mayoría de los filósofos. Pero otros filósofos niegan la posibilidad de conocer el mundo. La refutación más elocuente a estas extravagancias, es la práctica o sea, el experimento y la industria. Si podemos demostrar la exactitud de nuestro modo de concebir un proceso natural reproduciendo nosotros mismos, creándolo en sus mismas condiciones, si además podemos ponerlo al servicio de nuestros fines, damos al traste con la cosa en sí inapreciable de Kant. 3. La problemática antropológica. “La misión de la época moderna fue la realización y la humanización de Dios -la transformación y disolución de la teología en antropología”-afirmaba Feuerbach. Tocó a Marx y a Engels elaborar una nueva concepción del desarrollo antropológico basado en el estudio científico de la sociedad. La historia del desarrollo de la sociedad difiere sustancialmente, en un punto, de la historia del desarrollo de la naturaleza. En la historia de la sociedad los agentes son hombres dotados de conciencia, que actúan movidos por la reflexión, por la pasión, persiguiendo determinados fines; aquí nada se realiza sin una intención consciente, sin un fin propuesto. Ello no cambia que el curso de la historia esté sujeto a leyes generales de carácter interno. Los fines de los actos son obra de la voluntad, pero los resultados en la realidad, no lo son, por eso en su conjunto, los acontecimientos históricos también parecen estar presididos por el azar. Las muchas voluntades individuales que actúan en la historia producen casi siempre resultados muy distintos de los propuestos, a veces incluso contrarios; y por tanto, los móviles tienen también una importancia puramente secundaria. Pero la inconsecuencia no estriba precisamente en admitir móviles ideales, sino en no remontarse, partiendo de ellos hasta sus causas determinantes. Conclusiones: Por tanto, el que quiere investigar las fuerzas motriz que están detrás de estos móviles por los que actúan los hombres en la historia y constituyen los verdaderos resortes supremos de ella, no debían fijarse tanto en los móviles de hombres aislado, por muy relevantes que estos sean, sino en acciones continuadas que se traducen en grandes cambios histórico. Indagar las causas determinantes que se reflejan en la cabeza de las masas que actúan y la de sus líderes, es el único camino que puede llevarnos a descubrir las leyes por la que mueve la historia en su conjunto, al igual que la de los distintos períodos y países. Todo lo que mueven los hombres tiene que pasar necesariamente por sus cabezas; pero la forma que adopta dentro de ella depende mucho de las circunstancias.

sábado, 16 de mayo de 2015

FELIX VARELA, ORIGENES DE LA CIENCIA Y CONCIENCIA CUBANA.

Autora: MSC Elizabeth Azopardo Núñez INTRODUCCION. Para analizar el origen y evolución de la nacionalidad cubana partimos de su consideración como fenómeno social. Descubrir la esencia de la cubanía y la forma que adopta en su evolución, es un hecho histórico y como tal, puede ser analizado atendiendo a su forma y a su contenido. Según la intención planteada, la forma de la cubanía puede adoptar dimensiones como las de: espacio físico, instituciones, cultura material y otras, mientras el contenido encerrará el sistema de interrelaciones sociales que se establecen alrededor de las mismas y la dimensión que alcanzan éstas en la esfera de lo intelectual y lo espiritual. El Despotismo Ilustrado de Carlos III y Carlos IV desempeñó una función determinante en la conformación de la estrategia política, económica y social de la clase dominante criolla. La primera generación de pensadores cubanos supo armonizar perfectamente los intereses metropolitanos con sus intereses de clase. Sin embargo, la estabilidad insular se vio seriamente afectada por varios factores a inicios del Siglo XIX. El vacío del poder de l808 en la metrópolis, las luchas entre liberales y absolutistas entre l914 y l823, y partir de l833 el ascenso al poder de España de los primeros, provocó un reajuste de su aparato colonial. Sin embargo, éste constituyó sólo un intento de reducir a Cuba a productora de materias primas para una inexistente industria metropolitana, cambiando la situación interna y creando las condiciones para el cuestionamiento del Estado Colonial como garantía del proyecto plantacionista.. El surgimiento del pensamiento de Félix Varela en esta época, le permite un espectro ideológico capaz de someter a crítica los principios que en este sentido se habían sustentado hasta ese momento. 1. Los primeros años. Nace Varela el 20 de noviembre de l788 en la calle Obispo entre Villegas y Aguacate. Hijo de Francisco Varela y Pérez, Teniente recién llegado de España y de María Josefa Morales y Medinas, hija del Coronel Bartolomé Morales y Ramírez, Capitán del Regimiento de Fijos de La Habana., oriundos, padre e hija, de la ciudad de Santiago de Cuba. Del matrimonio Varela y Morales, nacieron, además de Félix, María de Jesús y Cristina, y de un segundo enlace del padre, un medio hermano que llevará por nombre, Manuel. Los problemas que preocupan a La Habana en esta época, estaban relacionados con la lucha entre las potencias del viejo mundo por el dominio del Caribe, las cuales la hacían centros de conflictos políticos – militares. Organizadas las Milicias Habaneras por O’Reilly, incluidas las de pardos y morenos, el Regimiento de Fijos de La Habana, jugaría en las mismas un importante papel en la defensa de la Florida. Ello explica que la familia de Varela se traslade ésta, recién reconquistada y que éste, que no alcanzaba aún los 3 años de edad, los acompañara. Como muro de contención ideológico del agresivo expansionismo anglosajón, también se asentó en esta península un grupo de irlandeses católicos, designados por el Rey Español para organizar la educación y el programa de catequización en la misma. En San Agustín, Varela va a cursar sus primeros estudios en una escuela con este origen, donde el padre Miguel O’Reilly, de profundas preocupaciones humanistas e iluministas, será el guía de sus primeras concepciones. Cuando en l80l regresa a La Habana, Félix Varela tenía definida su personalidad, gustos e inquietudes. Huérfano de padre y madre, recibe de su abuelo el amor a Cuba, el aprecio de la cultura hispana y la valentía en la defensa de sus ideas; de su tía Rita, la sensibilidad, la devoción y la ternura; del padre Miguel, la unión entre lo católico y lo patriótico, el gusto musical y la inquietud por el conocimiento; y de la Florida, la constatación de la frontera cultural, ideología y humanista entre la tradición criolla hispana y el mundo agresivo de los nacientes Estados Unidos. Tenía 12 años cumplidos cuando ingresó en el Real y Conciliar Colegio – Seminario de San Carlos y San Ambrosio. En las primeras décadas del siglo XIX se iniciaba en La Habana un movimiento político, social y cultural que dejó honda huella y que constituyó importante antecedente del proceso de liberación nacional iniciado en l868. Iniciador y Organizador de ese proceso, fue el Obispo de La Habana, Juan José Díaz de Espada. La práctica social y la concepción totalizadora iluminista de este prelado, lo llevaron a intentar la más seria y profunda renovación de la sociedad insular y, con ella, encontrar una expresión intelectual de la cultura cubana. Uno de sus más osados pasos fue apoyarse en los jóvenes. Félix Varela, estudiante del Seminario de San Carlos, se convirtió en la persona de confianza del Obispo en las empresas más difíciles que se propuso. Aunque Varela se formó en el Seminario de San Carlos y San Ambrosio bajo la influencia de la reforma de España, tuvo que realizar exámenes en la Universidad de La Habana para obtener su grado menor de Bachiller y, con posterioridad, cursar estudios para alcanzar el grado mayor de Licenciado. La formación intelectual y epocal de Varela, lo llevará, necesariamente, a un enfrentamiento con la escolástica imperante en el ambiente universitario. Alumno del padre José Agustín Caballero, exponente de la primera generación de pensadores, se había formado en la adecuación de los razonamientos escolásticos con las ciencias modernas, rompiendo finalmente con ellos, cuando ya graduado de Licenciatura en Filosofía, cursado estudios de Teología y defendida las Cátedras de Melchor Cano y Santo Tomás y de Latinidad en el Colegio – Seminario de San Carlos, es designado por el Obispo Espada para ocupar la Cátedra de Filosofía, en éste recinto. Terminado su período de formación eran rasgos características de la personalidad de Varela, la valoración que hacía de la escolástica y los muros de contención del desarrollo científico, cultural y social que ésta asumía; en diversas magnitudes poseía ideas modernas y su pensamiento, por sus fines y objetivos, eran diametralmente opuestos al carácter corporativo del proyecto de la clase dominante en aquellos momentos. Al entregársele la Cátedra de Filosofía se ponía en sus manos, aún a los 23 años, el más importante instrumento para el recambio conceptual y teórico que permitiera una expresión intelectual, capaz de contener la aspiración a una cubanidad inexistente y crear el instrumento técnico para materializarla. 2. El período filosófico. Los principios fundamentales de la Constitución Española de l812, recibieron la adhesión ideológica de los hombres del Seminario habanero, entre ellos, del Obispo y del novel profesor de Filosofía. Sin embargo, tanto el movimiento constitucional, como el de liberación en América, fueron acogidos en Cuba con reserva y hostilidad, por parte de los grupos de poder. El grupo del Seminario va a intervenir desarrollando una intensa actividad política – ideológica para lograr el desarrollo del movimiento constitucional, el cual expresaba en gran medida sus ideas. Desde su Cátedra de Filosofía en l812, el primer trabajo que se conoce de Varela, “Varias Proposiciones para el Ejercicio de los Bisoños” demuestra, por su contenido, que el joven profesor había trascendido por completo la Escolástica. Pedagógicamente adoptaba el sistema de exponer la idea razonada (DEMOSTRACION), luego el argumento en contra (IMPUGNACION) y por último, esgrime el argumento en contra de la impugnación (REPLICA). Al analizar la adopción de un sistema de búsqueda filosófica de la verdad por Varela, se formula abiertamente un rechazo a cualquier otra escuela filosófica. Las bases de su método, que él llamaba ecléctico, eran la razón y la experiencia. De esta manera marca el inicio de una nueva etapa del pensamiento en Cuba. En l812 también publicó Varela su libro ”Instituciones Filosóficas Eclécticas”, donde se pone de manifiesto que éste había transformado sus clases de Lógica en un curso de Teoría del conocimiento. A ello se añade que, para lograr su objetivo, penetró en el campo de la psicología en busca de los problemas de la conciencia. Sin embargo, los ojos del profesor de Filosofía no sólo estaban puestos en la necesidad de reformar los sistemas de conocimiento del mundo y la sociedad; sino también, que participaba de forma activa en el grupo político del Seminario. En este sentido, se encomendó a Varela la misión de la exhortación con motivo de jurarse la Constitución de l812, en una de las principales iglesias parroquiales de La Habana, la del Santo Cristo del Buen Viaje, y el día 25 de julio de l812, predicó un Sermón con motivo de celebrarse las elecciones por los nuevos Diputados a la Corte. Este discurso, publicado en el Diario del gobierno de La Habana, se sustentaba en dos principios fundamentales: la verdad y la paz y tenía por objetivo el de sembrar la idea de que el nuevo régimen político debía descansar en la virtud de los hombres, en el uso de la razón, en el valor del concepto de Patria y en la búsqueda de los mejores para elaborar las leyes del país. En 1813 publica su obra” Instituciones de Filosofía Ecléptica “en castellano, idioma que ya usaba en sus clases. Las cosas más significativas que escribió, tanto en Pedagogía, como en Filosofía, tuvieron por objetivos enseñar a pensar, por ello, se considera, rompió con todos los cánones de lo existente en la época en estas ciencias, iniciado un método de enseñanza activa. Restablecido el absolutismo en España en l814, se inicia en Europa la tendencia conservadurista, la cual pretendió frenar cualquier intento liberal, iniciando de inmediato un movimiento de represión contra los así llamados. Sin embargo, en Cuba – por la necesidad que tenía la metrópolis de mantener su riqueza – se abre paso a “La Edad de Oro del Reformismo Cubano”. Para el grupo del Seminario de San Carlos la restauración complicó el proceso de cambios que llevaba a cabo, sin embargo, la política de Cienfuegos, nuevo Capitán General, y de Alejandro Ramírez , su Intendente, fue la de no crear situaciones que desencadenaran pasiones de partido. Varela por su parte no retrocede en el espíritu emancipador que había iniciado. En l816 publica un nuevo Elenco, en el cual su concepción filosófica adquiere la dimensión una nueva dimensión teórica que, en esencia, era la consolidación de la búsqueda que venía realizando. En esta publicación expresa su diferencia esencial con el pensamiento sensualista;. para él, estas eran subjetivas , mientras los sentidos no puedan identificar los objetos, pues son los cuerpos los que tienen la capacidad de provocar las sensaciones. . En este período Varela desarrolló no sólo sus concepciones filosóficas, sino también las políticas. En su juicio un proyecto emancipador requería la conciliación de intereses de todos los sectores cubanos y lo fundamental era persuadir a los grandes hacendados de que debían tomar partido por la superación de las limitaciones existentes, hasta llegar a una sociedad desarrollada y libre. El 24 de enero de l817 es admitido en la Sociedad Económica de Amigos del País, Institución que desarrollaba una importante labor socio – económica y política y que se encontraba liderada por el Obispo Espada en esa época. De sus trabajos en l8l8 y 18l9 – años de mayor actividad intelectual de Varela – son conocidos los referidos a la crítica que efectuó por encargo de esta sociedad a los Elementos de la Lengua Castellana de Manuel Vázquez de la Cadena, en unión con Justo Vélez, su colega del Seminario. También de esta época, es su obra “Máximas Morales y Sociales”, en la que demuestra que su intención de influencia se ha trasladado a toda la sociedad. Su obra de mayor importancia filosófica,” Lecciones de Filosofía” también se comienza a publicar en sueltos en este período. Esta última sirvió de fundamento para la enseñanza de esa materia en Cuba y otros países de Hispanoamérica. Sin embargo, las bases mismas de su concepción están expresadas en su obra “Misceláneas Filosóficas”, publicada en l8l9. En ella, hace una síntesis de diversos problemas que le preocupaban, por lo que puede considerarse que contiene las concepciones esenciales de su pensamiento filosófico. En esta época ya Félix Varela era reconocido como una figura consagrada dentro del mundo intelectual habanero, a pesar de su juventud. El deslumbrante triunfo de su Cátedra de Filosofía, sus importantes trabajos en la Sociedad Económica de Amigos del País y sus Sermones en las iglesias de la ciudad, lo hacían figurar dentro del escaso número de hombres de ciencia y saber, que brillaban en Cuba. 3. El Período Político. El año l820 comenzó en La Habana con otro hecho de singular importancia, y que fue recibido con desagrado por la oligarquía criolla: la restitución de la Constitución en España. La conocida alianza entre Fernando VII y la burguesía esclavista de la colonia, hacía que en este caso, victorearan la Constitución elementos no identificados con los intereses criollos en La Isla. Los militares españoles de los regimientos de Málaga y Cataluña, liderados por un conocido liberal español, el coronel Quiroga, avanzaron sobre el Palacio de los Capitanes Generales y amenazaron al Gobernador, Juan Manuel Cajigal y de la Vega, obligándolo a jurar la Constitución. Los más entusiastas constitucionalistas no eran sólo los militares, a estos se sumaron también los comerciantes españoles. En su apacible celda del Colegio – Seminario de San Carlos, Varela observa silencioso los acontecimientos, mientras el Obispo Espada tomaba su juramento al Capitán General, con gran satisfacción. Todas las corrientes políticas, que hasta entonces habían estado secretamente moviéndose dentro de la sociedad insular, brotan oportunamente a la luz pública. Se editan periódicos y se pugnó violentamente. Entre las más notables manifestaciones estaban las sociedades secretas: Los soles, La Cadena Triangular, Los Caballeros Racionales Los Comuneros, Los Carbonarios y Los Anilleros. De igual forma surgen el Gran Oriente Territorial Español – Americano del Reto Escocés de Francmasones Antiguos y Aceptados y la Gran Logia Española de Antiguos y Aceptados Masones de York, organizaciones que tenían claros perfiles políticos. Para encaminar la búsqueda de una idea general que sirviera de formación y unión política de los cubanos en medio de la crisis general, creada por las sociedades secretas y la prensa, la Sociedad Económica de Amigos del País se convirtió en el principal instrumento del Obispo Espada. Con iguales propósitos, fundó en l820 la Cátedra de Constitución, cuyo Reglamento también elaboró; correspondió a Varela el honor de dirigir la misma, asumiendo así el dar a conocer los derechos del pueblo. La importancia de esta Cátedra en la Historia de Cuba fue enorme. Una parte notable de la juventud habanera se adhirió a las nuevas ideas e inició la búsqueda política a partir de un sólido conocimiento de los nuevos conceptos. Los hombres que después cubrieron toda una época en la historia ocuparon asientos en ella: Saco, Luz y Caballero, Heredia Domingo del Monte, Escobedo, Garantes, Del Valle., Betancourt Cisneros y Anacleto Bermúdez, entre otros. Allí, dentro de los muros de San Carlos, nacieron los fundamentos de un nuevo patriotismo y, con él, la expresión de un fuerte sentimiento de nacionalidad desligado de las limitaciones de la alta burguesía esclavista. Las bases teóricas del pensamiento político de Varela estaban en su pensamiento filosófico, al que servía de concreción; ellos fueron el medio con el cual elaboró la moralidad del sentimiento patriótico sobre una base sólida de principios, tanto morales, como sociales. Los dos conceptos básicos de toda la concepción política valeriana son los conceptos de libertad y soberanía. Por su naturaleza, para Varela, todos los hombres tenían la misma libertad, pues esta era intrínseca al hombre, no obstante, consideraba al hombre que los hombres en sociedad – al estar divididos por sus intereses – necesitan ser gobernados por alguien. Por su parte, la soberanía consistía en la renuncia de una parte de la libertad de los hombres a favor de la sociedad. Por su parte, el significado del segundo período constitucional de Cuba (l820-23) es el haber aclarado cuáles eran los perfiles clasistas y las perspectivas políticas de las corrientes de pensamiento existentes en la Isla. Desde el punto de vista político, la burguesía esclavista se opone a una aplicación absoluta de los principios liberales, ya que consideraba que los mismos conducirían al caos político y la crisis social. La burguesía comercial española coincide con estas ideas, pero era partidario del régimen constitucional, controlado mediante los mecanismos de poder. En las capas medias criollas, el liberalismo y el constitucionalismo ganan amplios sectores. En las capas medias de la pequeña y media burguesía peninsular, el exaltado liberalismo era una vía para obtener ventajas dentro de las estructuras económicas y sociales del país. En el Seminario existía una violenta confrontación entre los seguidores de Varela, quiénes traslucían una posición demasiado independiente, liberal y crítica hacia la esclavitud y sus defensores. El momento es propicio para un ataque a fondo a las instituciones que frenaban el país y Varela había demostrado ser el único que poseía una concepción coherente y un proyecto de alcance nacional para aglutinar los intereses de todos. El 13 de marzo de l821 fueron las elecciones para Diputados a Corte, apenas 3 meses de iniciado el trabajó al frente de la Cátedra de Constitución, fue Varela electo Diputado junto a Nicolás Ruiz, representante de la burguesía comercial española, José Castillo y Gonzalo Aróstegui, por lo que la delegación quedó compuesta de forma heterogénea, existiendo hostilidad entre sus miembros. Sustituyeron a Varela al frente de las Cátedras de Filosofía y Constitución, Saco y Nicolás Manuel Escobedo, respectivamente. Ante la certidumbre de lo que se iba a realizar en las cortes y de que si fracasaba le cerraría para siempre las puertas de Cuba, escribió Varela antes de marcharse, una patética pero previsora despedida a sus compatriotas. Durante un año y algo más de dos meses, tuvo Varela que esperar en Madrid antes de cumplir su cometido, tiempo que utilizó para denunciar el atraso de la enseñanza en la Universidad de La Habana y obtener se rescindiera su dirección a los Dominicos. A la vez en Cuba se daban los pasos para convertir el Seminario de San Carlos en una Universidad. También elaboró Varela en éste período un proyecto de gobierno autonómico y buscó la alianza de todos los Diputados de las provincias ultramarinas alrededor del mismo, finalmente, preparó el proyecto de abolición de la esclavitud. Tal como estaba previsto, en noviembre se efectuaron las nuevas elecciones a corte y Varela fue ratificado, quedando fuera de la votación Nicolás Ruiz, José del Castillo y Gonzalo Aróstegui, con lo que la composición de los diputados Cubanos mejoró notablemente. El diputado Varela, quien piensa como americano y defiende los intereses de América, trata de sentar un principio fundamental: la libertad que tiene cada pueblo a elegir su libertad. El régimen constitucional de l820 al 23 ofreció una oportunidad única para, por vías políticas, lograr la eliminación de algunos obstáculos que impedían la formación de la nacionalidad cubana; permitió además, un ejercicio de esta actividad por los cubanos. Pero estas condiciones pronto se esfumaron. La “Santa Alianza” condenó al régimen constitucional y penetró en España. Fernando VII, que sólo había jurado la constitución ante las armas del Ejército, no ocultó sus simpatías por la invasión extranjera. Ante la caída inminente de Sevilla, las cortes se trasladaron a Cádiz, donde declararon al Rey incapacitado para defender las libertades de los Diputados y el pueblo. El día 23 de septiembre se inició el ataque a Cádiz, cuando ésta se encontraba defendida sólo por las heróicas milicias de Madrid y Sevilla. Algunas personas se dedicaron a “cazar” a los Diputados en huída, entre los que se encontraba Varela. El día l7 de diciembre de l823, a la edad de 35 años entraría Varela en New York. El Rey Fernando derogó, por segunda vez, todos los derechos constitucionales y entre los liberales que era necesario exterminar aparecía el nombre del cubano, quien era condenado a muerte y la confiscación de sus bienes, junto con 66 diputados más. Analizadas las circunstancias desde el exilio, Varela se lanza en la búsqueda de la sociedad “perfecta”, ésta es la de independencia sobre la base de la unidad. Repuesto de una fuerte enfermedad provocada por el primer invierno norteño, se traslada a Filadelfia, a un centro político de la Unión, aunque no ya su capital; su plan era la edición de un periódico que sirviera de orientación política para crear la base de la unidad para la independencia. “El Habanero” va a contener la expresión política Valeriana relacionada con los problemas cubanos durante los años l824-l826. A partir de l828 y hasta l83l. Saco y Varela, con un tono diferente a “El Habanero”, publican “El Mensajero Semanal”, donde trataron de dar perspectiva y unidad a los incipientes rasgos de la expresión intelectual de la cultura cubana y aunque atacaba de forma indirecta los males latentes en la Isla, se trata de obviar las referencias directas a los problemas políticos de Cuba. De su correspondencia con La Habana y el conocimiento de su situación política, surge el Plan de publicar “Las Cartas a” Elpidio”, donde combatió la errónea creencia que existía sobre los Estados Unidos en Cuba. Dirigidas a la juventud cubana, tenían además, la misión de valorar la situación social, moral, cultural y política de la Isla. Los años finales de la década de l830 e iniciales del 40 son trascendentales para Cuba, el fracaso del movimiento liberal reformista y moderado, con la expulsión de los Diputados a las cortes españolas que hizo posible la regencia de María Cristina, dio fin a toda posibilidad política dentro de la estructura del poder colonial. Pero en esta época (l847) era evidente que la salud de Varela era bastante endeble. La intensidad de su vida, las numerosas actividades a las que se había consagrado despreocupado de sí mismo, en medio de una constante labor sin medida, fueron debilitando su organismo. A partir de este momento se vio obligado a buscar constantemente alivio a su mal en diferentes lugares, cada vez más al sur y ya a los 61 años, se establece en San Agustín, la ciudad de su infancia. En l852, ya totalmente minada la salud yacía en un pequeño cuarto de madera en el patio de la parroquia de la ciudad, donde lo visitó su exdiscípulo Lorenzo de Aelo. La impresión que le causó Varela lo llevó a preocuparse con urgencia por mejorar sus condiciones de vida, tarea que no se pudo completar, pués éste falleció el 25 de febrero de l853. Con los fondos recaudados por sus discípulos, levantaron una capilla en el cementerio de San Agustín, donde permanecieron sus restos en l9ll, los que fueron depositados en el Aula Magna de la Universidad de La Habana, donde descansan desde entonces y donde les han rendido homenaje al maestro de la libertad de Cuba varias generaciones de cubanos. Conclusiones: El surgimiento de un pueblo nuevo a partir de un especial sistema de interrelaciones, desarrollado en un espacio social y natural particular, muestra un sin número de matices y consideraciones que pueden ser analizadas desde los más disímiles puntos de vista. No obstante, la necesidad de que el método utilizado permita un análisis integrador, tiene un condicionamiento objetivo que no se puede dejar de tener en cuenta. Es por ello que en este trabajo se brinda una visión particular del fenómeno a partir de la utilización del método histórico cultural. Éste permite el análisis de la cubanía en su integralidad, al incluir en el mismo los términos historia y desarrollo; de esta manera, se facilita el estudio del fenómeno social como modelo aglutinador de lo: natural, social, económico, ideológico, espiritual e intelectual. Corresponde al Presbítero y profesor del Seminario de San Carlos, Félix Varela, ser el exponente de un grado de maduración más profundo de la forma en que evolucionó el concepto patria en la conciencia nacional. Para Varela, la patria era “libertad”. Exponía así sus categóricas afirmaciones: “Una sociedad en que los derechos individuales son respetados, es una sociedad de hombres libres, y esta ¿de quién podrá ser esclava, teniendo en sí una fuerza moral irresistible, por la unidad de opinión y de una fuerza física, no menos formidable, por el denuedo con que cada uno de sus miembros se presta a la defensa de la patria?” (4). Vocero de la revolución liberal burguesa, al despedirse públicamente de sus conciudadanos para ir a ejercer el cargo de Diputado en las Cortes de 1823, declara: “ un hijo de la libertad, un alma americana, desconoce el miedo”(5). Aunque Varela es el principal exponente durante este período de la cubanía y el único que en la primera mitad del siglo XIX contaba con un proyecto nacional, habrá que esperar a la segunda mitad del siglo para hallar la más acabada expresión de la esencia patriótica de lo cubano en la centuria. Corresponde ese honor a José Martí, para quien “patria es humanidad”. Es con él con quién la cubanía alcanza una dimensión latinoamericana y universal. Al respecto afirmaba: “Honra y conmueve pensar que cuando cae en tierra de Cuba un guerrero de la independencia...cae por el bien mayor del hombre, la conformación de la república moral de América” (1). Esta nueva dimensión que a alcanzado la patria sólo puede realizarse en la unidad: ética, estética, ideológica, política, social, económica y física y ello explica el condicionamiento objetivo de la utilización de un método en el análisis que permita tal integración. BIBLIOGRAFIA • Bachiller Y Morales, Antonio – Don Félix Varela. Su biografía. • Bachiller y Morales, Antonio - Reseña de las Obra del Presbítero Félix Varela, en El Estímulo. • Bueno, Salvador : - Félix Varela en nuestra historia en “Revista de la Biblioteca -  Nacional José Martí” • Bueno, Salvador - El primer separatista, Félix Varela en Cuba • Castro Morales, Lilia - Homenaje a Félix Varela Revista de la Biblioteca Nacional. • Céspedes, Mons, Carlos Manuel.- El Padre Félix Varela. Su espiritualidad. (Texto multicopiado.).

jueves, 14 de mayo de 2015

La Unidad Latinoamericana

Autora: MSc. Elizabeth Azopardo Núñez Introducción: En el presente trabajo se realiza un análisis de los fundamentos históricos de la unidad en el pensamiento bolivariano como valladar ante las perenciones hegemónicas de Estados Unidos de Norteamérica (EEUU) durante los siglos XIX, XX y lo que va del XXI. Por eso planteamos como objetivo el de caracterizar el pensamiento bolivariano acerca de la unidad latinoamericana, a través del estudio de fragmentos de su obra. La unidad latinoamericana es una herencia histórica legada por los padres fundadores de “Nuestra América”, como la llamara nuestro Héroe Nacional José Martí. Iniciada por Bolívar la acción unificadora de nuestras tierras, apenas en la primera mitad del siglo XIX, sigue siendo hoy un objetivo para nuestro ideario de justicia. De ahí la importancia y actualidad de este tema. EUU ha impedido a través del tiempo esta unidad tan deseada, valiéndose para ello de su fuerza, su poderío económico y sus argucias. La desunión de nuestros pueblos sólo ha favorecido al imperio y por eso es de vital importancia comprender las raíces históricas de ésta política para combatir y conseguir tan anhelado bien. De ahí la importancia y actualidad del tema. Se ha utilizado como bibliografía fundamental Decretos del libertador de Simón Bolivar, Simón Bolívar de Nelson Martínez, “Cien Horas con Fidel de Ignacio Ramonet y la Historia Mínima de América, de Sergio Guerra. El trabajo se divide en dos epígrafes, en el primero colocamos en su contexto temporal y espacial el pensamiento bolivariano y en el segundo analizamos planteamientos fundamentales del prócer. 1. La unidad latinoamericana y los Estados Unidos de Norteamérica. La Modernidad surge en Europa; sin embargo, el carácter cosmopolita que ha adquirido el mundo con el desarrollo del mercado internacional y el poder que ejerce ese continente sobre otras áreas en general y particularmente sobre Latinoamérica, la hacen en poco tiempo un fenómeno universal . Las pautas de transformación social de la modernidad conducirían con mayor o menor celeridad y con las peculiaridades propias de cada sociedad, al ciclo de revoluciones burguesas que se iniciaría desde finales del siglo XVIII y durante el siglo XIX y que supondría, en términos generales, el desmantelamiento del Sistema Colonial en América. Esta corriente, que se manifestó en un cambio de actitud -conjuntamente con las transformaciones socioeconómicas, culturales y políticas- llevará a los latinoamericanos a expresar su extraversión hacia el colonialismo y concretar en el plano nacional la emergencia de la independencia. Así, el proceso de emancipación de América Latina respecto a España, trajo consigo una innumerable cantidad de regímenes republicanos unidos a la independencia de los nuevos estados que los adoptaban, ya fuesen repúblicas unitarias o federales, tales como la República de la Gran Colombia o las Provincias Unidas del Centro de América. El Nuevo Mundo se convierte en el punto de destino de las utopías del viejo continente, pero en el plano general de la política europea hacia estas áreas, cono la de la naciente república de EEUU se plantearía en términos de desigualdad en favor de las metrópolis económicas. En Latinoamérica, la definitiva salida de los españoles planteaba el dilema de norteamericanizarse o reafirmarse en su carácter hispánico o, más en general, latino. Su decisión fue remontarse a las fuentes a los clásicos de Grecia y Roma, tamizados por los modelos franceses. Ello coincide con un rápido y pujante desarrollo de ciertas ciudades hispanoamericanas, que se tornan cosmopolitas y generan un comercio intenso con Europa. No obstante, los EEUU siempre estarían al asecho para hacer de Latinoamérica su traspatio político y su zona fundamental de influencia. A pesar de ciertas dudas iniciales, se desinteresó en la participación en el proyecto bolivariano de federación hispanoamericana planteado en La Carta de Jamaica. En 1823, había proclamado la Doctrina Monroe y no tomó parte activa en el movimiento, prefiriendo esperar una mejor oportunidad. James Monroe en su comparecencia anual ante el Congreso de Estados Unidos, el 2 de diciembre de 1823, expuso las ideas que se convertirían en la base de la política aplicada por ese país respecto a Latinoamérica. El mismo afirmó que las potencias europeas no podían colonizar por más tiempo América, y señaló que éstas no deberían intervenir en los asuntos de las recientemente emancipadas repúblicas latinoamericanas. Previno a los estados europeos contra cualquier intento de imponer monarquías en las naciones americanas independientes y al marcar de este modo la diferencia entre Europa y América, subrayó la existencia de unos intereses americanos y, más concretamente, estadounidenses. Asimismo, exponía que únicamente Estados Unidos estaba destinado a completar la colonización de los territorios vírgenes de Norteamérica . La Doctrina Monroe no tuvo gran repercusión en Estados Unidos hasta la década de 1840, cuando el presidente James Knox Polk la aplicó para justificar la expansión territorial estadounidense. Recurrió a ella en 1845 como respuesta a las amenazas británicas en California y Oregón, y a los intentos de Francia y Gran Bretaña para impedir que Estados Unidos se anexionara Texas. Polk advirtió en 1848 que si Europa intervenía en la zona mexicana de la península de Yucatán, Estados Unidos conquistaría esta región. Fue el Panamericanismo el movimiento que pretende hasta hoy fomentar las relaciones y la colaboración entre los estados de América partiendo de la hegemonía de EEUU. Acabada la Guerra Civil estadounidense (1861-1865), el páis se mostró cada vez más interesado en el comercio con Sudamérica. Entre 1889 y 1890 se celebró en Washington, debido a la iniciativa del secretario de Estado estadounidense James G. Blaine, la I Conferencia Panamericana, a la que asistieron los representantes de Argentina, Bolivia, Brasil, Chile, Colombia, Costa Rica, Cuba, Ecuador, El Salvador, Guatemala, Haití, Honduras, México, Nicaragua, Panamá, Paraguay, Perú, Estados Unidos, Uruguay y Venezuela. Esta reunión sentó las bases para el moderno sistema de cooperación panamericana . Esta política adquirió un nuevo significado durante las décadas de 1870 y 1880. Amparándose en ella, Estados Unidos prohibió la cesión de territorio americano entre potencias europeas y se arrogó el derecho a controlar con exclusividad cualquier canal que comunicara el océano Atlántico con el Pacífico a través de Centroamérica y interpretó esta doctrina en un sentido más amplio cuando el presidente Stephen Grover Cleveland presionó con éxito a Gran Bretaña en 1895 para que sometiera a arbitraje la disputa sobre límites fronterizos entre la Guayana Británica (la actual Guyana) y Venezuela. Desde los primeros años del siglo XX, Estados Unidos aplicó la denominada política del Big Stick (‘gran garrote’) interviniendo militarmente en diversas repúblicas latinoamericanas. En 1904, el presidente Theodore Roosevelt sostuvo que Estados Unidos podía intervenir en cualquier nación latinoamericana culpable de actuar incorrectamente en su política interior o exterior. El corolario de Roosevelt a la Doctrina Monroe justificó nuevas injerencias estadounidenses en los estados del Caribe durante el mandato de los presidentes William Howard Taft (1909-1913) y Thomas Woodrow Wilson (1913-1921). Antes de la I Guerra Mundial se celebraron tres conferencias panamericanas o interamericanas, en las que estuvo representada también la República Dominicana y se aprobaron resoluciones sobre cuestiones legales, comerciales y económicas para la región. En el periodo de entreguerras (1918 -1939), se celebraron cuatro conferencias más, centradas en aspectos militares de defensa y cooperación mutua. La reunión celebrada en Santiago de Chile (1923) aprobó la denominada Convención Gondra cuyo fin era evitar enfrentamientos bélicos entre los países americanos. En la Conferencia de Lima (Perú) de 1938 se hizo pública la llamada Declaración de Lima, que establecía la solidaridad entre las naciones americanas y la ayuda entre los diversos estados en caso de agresión de un país extranjero. Este énfasis en el panamericanismo se mantuvo durante la II Guerra Mundial y la posguerra, cuando se firmó el Acta de Chapultepec (1945), que afirmó la ayuda mutua entre los países americanos frente a cualquier vulneración de su soberanía por un Estado no americano, lo que fue ratificado en el Tratado de Río de Janeiro (1947), en el que se afirmaba que atacar a una sola nación americana equivalía a atacar a todas. La creación de la Organización de Estados Americanos (OEA), creada en 1948, cumpliría el objetivo de poner en práctica la Doctrina Monroe a través del panamericanismo. Argumentando el temor a que el comunismo se extendiera por Latinoamérica, Estados Unidos emprendió acciones unilaterales contra Guatemala (derrocamiento del presidente Jacobo Arbenz Guzmán en 1954), Cuba (fracaso del desembarco de bahía de Cochinos en 1961), República Dominicana (apoyo a Joaquín Balaguer en 1965), Chile (contribución al derrocamiento de Salvador Allende en 1973), Granada (invasión de la isla en 1983, tras el golpe de Estado que había destituido al presidente Maurice Bishop), El Salvador y Nicaragua (respaldo al Ejército salvadoreño, en su lucha contra las guerrillas, y a la contra nicaragüense, que se enfrentaba al gobierno sandinista, en la década de 1980) sin consultar con sus aliados latinoamericanos . Aunque sin el aliento moral de los principios promulgados en la Doctrina Monroe, en 1989 y 1994 tuvieron lugar dos nuevas intervenciones militares de Estados Unidos en países latinoamericanos. En 1989, tropas estadounidenses invadieron Panamá para detener el gobierno de Manuel Antonio Noriega. En 1994, en cumplimiento de una resolución de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), fuerzas militares de Estados Unidos invadieron Haití, para restablecer en el poder al derrocado presidente Jean-Bertrand Aristide. No obstante, desde la misma época de su manifestación, la política exterior de EEUU en relación con Latinoamérica fue ampliamente rechazada, tanto por los gobiernos como por las fuerzas políticas de la mayoría de los países latinoamericanos, que entendieron perfectamente los intereses que se escondían tras su formulación. A mediados del siglo XIX, el presidente mexicano Benito Juárez expresó su famoso apotegma, que todavía se enseña en muchas escuelas de México y Latinoamérica, enunciado como respuesta a Monroe: “El respeto al derecho ajeno es la paz ”. En su artículo “El ferrocarril interamericano y la conferencia panamericana” , nuestro Héroe Nacional José Martí” Hace un comentario muy atinado de cómo respondieron los países latinoamericanos a los intentos hegemónicos de EEUU. En relación con al Paraguay escribió: Y dicen que se levantó, imponente de figura, el delegado del Paraguay, uno de los padres del Paraguay moderno, el generoso y sensato, señor José Decoud, y en párrafos que resplandecían como oro, dijo que al Paraguay le sobraban a la ves el decoro y el dinero, y que “no se podría prescindir del Paraguay impunemente ”. En su artículo “La conferencia de Washington”, escrito en Nueva York, 31 de marzo de 1890 escribe en relación con la actitud de los pueblos de América ante la conferencia comentaba: “Ni es posible ver sin júbilo, porque confirma el poder de nuestros pueblos para su gobierno y desarrollo, la identidad tácita con que, avisados desde el sigilo del corazón por aquel consejero sutil que puede más que la codicia de la tierra ajena o la desconfianza fronteriza, van como uno en lo esencial, por la sagacidad y nobleza características en América de la raza, los pueblos que no han dejado ver al extraño ropas caseras, ni las heridas que el hermano les ha hecho, ni sus recelos vecinales; sino que, sin más liga que la del amor natural entre hijos de los mismos genitores, han ido acercándose, en esta primera ocasión hasta palparse y entenderse, y ver, que cuando ronda la herencia, el primo artero que ha de heredar si los hermanos pelean, hay que salir a la defensa del hermano aborrecido, …” y agregaba: “Las familias de pueblos, como los partidos políticos, frente al peligro común, aprietan sus lasos. Acaso lave la culpa histórica de la conquista española en América, en la corriente de los siglos, el haber poblado el continente del porvenir con naciones de una misma familia que, en cuanto salgan de la infancia brutal, solo para estrechárselas tenderán las manos.” Sobre la actitud de los EEUU ante la reunión y en relación con el continente americano decía: “Estados Unidos, pletóricos y desdeñosos, han de ver por su plétora, antes de tachar la de otros, y de curar sus malas leyes antes de poner mano en las ajenas, en hablar, como por derecho natural, de la América castellana como una,-y de un vuelo, con las palabras que se necesitan para fabricar una maza, declarar sin provocación ni imprudencia, y sin parecer que lo declaraba, que los pueblos de América son entidades firmes y crecidas, que se conocen plenamente, viven abiertos al hombre en liza libre, y no entrarán en “aventuras peligrosas ”. Como se puede apreciar, en el contexto temporal y espacial de la modernidad y la contemporaneidad latinoamericana, la amenaza de sucumbir ante las presiones e intereses norteamericanos, ha estado suspendida -como espada de Damocles- sobre los pueblos de Nuestra América. A ella sólo se ha podido anteponer el legado de los próceres de la patria grande y en particular, la lucha por la unidad latinoamericana. 2. El ideal Bolivariano de la unidad. Dentro del contexto general, la idea de la unidad latinoamericana estuvo presente durantes las luchas emancipadoras. La primera etapa de las mismas no vio coronado su esfuerzo con la independencia; entre otras causas, por el localismo de los gobiernos criollos. No obstante, la segunda etapa, tuvo centrado sus objetivos en la lucha continental. San Martín lideraría las fuerzas revolucionarias en Argentina, Chile, Perú, Alto Perú; mientras Bolívar lo haría en Venezuela, Nueva Granada y Quito. Finalmente el primero cedería la supremacía al segundo y se lograría la independencia definitiva de España. Simón Bolívar , que estaba en el exilio en Nueva Granada, invadió Venezuela por San Antonio de Táchira y en la denominada “Campaña admirable” conquistó Caracas (6 de agosto de 1813). La brutal presencia del español José Tomás Rodríguez Boves en la guerra, al frente de las tropas realistas, acabó con el esfuerzo patriota por sostener el gobierno instaurado y las reformas que se habían iniciado. En diciembre de 1814 se perdió la II República y los patriotas se exiliaron de nuevo. De este segundo exilio surge la Carta de Jamaica (6 de septiembre de 1815), documento profético de Simón Bolívar. En 1816 fue ratificado como jefe supremo de la República y realizó la expedición de los Cayos para volver nuevamente a Venezuela. El año de 1817 fue el de afirmación de la República, al darse la batalla de San Félix, con la que el general Manuel Piar conquistó Angostura. En Angostura (actual Ciudad Bolívar) se asentaron los poderes públicos. Bolívar creó el Consejo de Estado el 30 de septiembre y el Consejo de Gobierno cinco días después, asimismo fundó el Correo del Orinoco el 27 de junio de 1818 como medio de difusión de las ideas y acciones republicanas. Simón Bolívar, además de ser el Libertador de Venezuela, fue también un escritor epistolar, orador, periodista y orientador de lo que sería la independencia. Textos suyos como La carta de Jamaica (1815), un ensayo vertido dentro de la forma epistolar, o el Discurso de Angostura (1819), composición ensayista para ser leída en voz alta, están considerados entre sus textos más significativos. En la Carta de Jamaica Bolívar expuso la idea de unir toda Sudamérica, desde Chile hasta México. El 15 de febrero de 1819, en el medular discurso de Angostura, presentó el proyecto de una Constitución basada en los más puros principios de libertad y moral republicana y solicitó la unión de la Nueva Granada, Venezuela y Ecuador en la República de la Gran Colombia, nombre dado en honor del descubridor de América. Fue así como se estableció un nuevo Estado nacional, con tres grandes departamentos: Venezuela, Cundinamarca y Quito. Se eligió a Bolívar presidente de la República y vicepresidente a Francisco Antonio Zea. Las ideas de Bolívar sobre los grandes bloques políticos, y los planteamientos de venezolanos y granadinos en el Congreso de Angostura y en el de Cúcuta de 1821, originaron la ampliación de la Gran Colombia en la que integró además a Panamá . En 1822, el Libertador decidió auxiliar a Perú con soldados y armas. Autorizado por el Congreso de la Gran Colombia, llegó a Lima, cuyo gobierno le pedía que dirigiera la guerra. El Congreso peruano le nombró dictador el 10 de febrero de 1824, y a partir de entonces logró controlar las intrigas de la nueva república, al tiempo que organizaba el Estado, creaba colegios, establecía la Universidad de Trujillo o decretaba pena de muerte para los defraudadores del tesoro público; hasta que se vio obligado a delegar todas sus facultades en Sucre el 24 de octubre de 1824 por habérsele suspendido la autoridad para dirigir la guerra en el sur de Perú. Después de la batalla de Ayacucho, una Asamblea reunida en Chuquisaca (actual ciudad boliviana de Sucre) acordó el 6 de agosto de 1825 la independencia del Alto Perú, que cinco días más tarde habría de llamarse Bolivia en su honor, cuya Constitución redactó el propio Bolívar. Cuando iba camino de Venezuela -llamado por el estallido de la sublevación de la Cosiata, que había tenido lugar el 30 de abril de 1826, en Perú- le nombraron presidente vitalicio el 30 de noviembre de ese año, pero el Libertador no aceptó. El ideal de Bolívar fue formar un gran país homogéneo, compacto, capaz de enfrentar a España y las demás amenazas externas. La Gran Colombia se consolidó con las victorias de Carabobo (1821), del Lago de Maracaibo (1823) y Ayacucho (1824). Fue reconocida por Estados Unidos en 1822 y por Gran Bretaña en 1825. La Gran Colombia se derrumbó en 1830, al separarse Venezuela y Quito. Nueva Granada pasó a llamarse República de Colombia en 1886. Conclusiones: En este trabajo se han analizado las bases históricas de la unidad Latinoamérica que se sustenta en el pensamiento de los padres fundadores de la independencia en el continente. Corresponde a Bolívar el sitiar de honor, seguido de cerca por muchos otros de los próceres independentistas de Latinoamérica incluido nuestro Héroe Nacional José Martí. Son las nuevas generaciones de Fidel, Chávez y Ego Morales ser continuadores de tan magna obra aún sin realizar. De ahí la importancia de comprender que los sentimientos de unidad se encuentran entre las mejores tradiciones de nuestros pueblos. En este momento crucial de la historia de nuestra América, en que ha llegado la hora de los sueños de Bolivar, según palabras de Fidel, la humanidad y sobre todo los pueblos del continente se levantan de nuevo para continuar la lucha hincada con el primer grito de independencia en Latinoamérica. Con Chávez y Fidel renacen en América los sueños de Bolívar y Martí. Se integran los pueblos de nuestro continente en lo político, en lo social y en lo económico con beneficios para todos. Se consolida nuestra posición de nación latinoamericana frente al poderío absoluto de los Estados Unidos y su ALCA que va en retroceso, mientras el ALBA avanza con pasos sólidos y se suma a lo que es hoy una realidad. A la alternativa imperialista del ALCA, que sólo sería una fórmula más para acrecentar la dependencia económica y política de la región, el proyecto socialista propuesto por Cuba y Venezuela, implica un modelo de integración al que a la común unificación comercial, monetaria y arancelaria, se le suma la solidaridad y un grupo de proyectos sociales que tienden a la solución de problemas esenciales de las grandes masas desposeídas, reafirmado su carácter humano y revolucionario. Bibliografía: Alberola Romá, A. y otros. Diez años de historiografía modernista. Barcelona: Universidad Autónoma de Barcelona, 1997. Bolívar, Simón. Decretos del libertador. 3 vols. Caracas: Sociedad Bliviana de Venezuela, 1961. Bulnes, Francisco. El verdadero Juárez y la verdad sobre la intervención y el Imperio. México, D. F.: Bouret, 1904. Guerra Vilaboy, Sergio. História Mínima de América. Editorial Félix Varela. La Habana 2004 Martí José. Obras Completas. Tomo 6, Págs. 76 – 101. Editorial © Centro de Estudios Martianos. 2001. Martínez, Nelson. Simón Bolívar. Madrid: Ediciones Historia 16 y Quorum, 1986. Ramonet, Ignacio. Cien Horas con Fidel. Oficina de Publicaciones del Consejo de Estado. La Habana 2006

Constituciones cubanas. La Constitución de 1976

Elizabeth Azopardo Introducción: La Constitución de 1976, tiene sus antecedentes en las luchas libertarias que sostuvo el pueblo de Cuba por más de un siglo. El ideal revolucionario de Céspedes, Agramante, Martí, Cisneros, Mella, Guiteras y otros muchos próceres revolucionarios, quedó plasmado en documentos constitutivos de la nación cubana. El imperialismo, nuestro enemigo histórico, también trató más de una vez de frustrar nuestras ansias de independencia y uno de sus actos más típicos fue imponer a la Constitución de 1901 la bochornosa cláusula de la Enmienda Platt. Pero sobre todo, la Constitución de 1976, fue el resultado de las luchas y transformaciones revolucionarias que se iniciaron con la liberación definitiva de nuestra patria. Ella expresa el carácter socialista de la Revolución y abrió las puertas a nuestro pueblo para vivir en una nueva sociedad, libre de la explotación del hombre por el hombre. El presente trabajo tiene como objetivo realizar un recuento histórico de los factores que hicieron posible que el pueblo de Cuba pudiera finalmente constituirse en una nación independiente y plasmara su triunfo en la Carta Magna; así como, el contenido de éste documento histórico. 1. Antecedentes en nuestras gestas libertarias. El 10 de abril de1869 se desarrolló en Guaimaro la célebre asamblea que tomó su nombre de este lugar. En la misma, se enfrentaron dos criterios fundamentales: el de Céspedes y los orientales, que aspiraban un gobierno sobre la base de una organización militar centralizada bajo su mando, y el de Agramonte y los camagüeyanos, que planteaban un gobierno civil del que dependería el ejército. En la misma además se eligió la bandera de Narciso López como insignia nacional y la de Céspedes estaría presente en las sesiones de la Cámara, como sucede hasta hoy en nuestra asamblea nacional. Pero indiscutiblemente el objetivo supremo de la Asamblea de Guaimaro fue la aprobación de una constitución para la joven república que aún se soñaba. La misma fue redactada por Ignacio Agramante y establecía en lo fundamental: • Un Gobierno Republicano cuya autoridad sería la Cámara de Representantes. • La división de la isla en cuatro estados: Oriente, Camaguey, Las Villas y Occidente. • Que todos los habitantes de la republica eran eternamente libres. • Determinaba la abolición inmediata de la esclavitud. Aunque lo resultados de esta constitución profundamente civilista en momentos en que aún estaba muy lejos la independencia, trajo profundas contradicciones entre los mandos civiles y militares, que finalmente dieron, junto a otras causas, al traste con la Guerra de Independencia, su espíritu democrático velaba por evitar otros males que ya se hacían patentes en la jóvenes repúblicas de América Latina, como era la existencia de regímenes abiertamente presidencialistas y militaristas que motivaban al caudillismo. En esta misma contienda, Maceo protagonizó, enfrentándose a la firma del Pacto del Zanjón y la paz sin independencia y sin la abolición total de la esclavitud, su histórica Protesta de Baraguá. Frente a un grupo que quedaba luchando se reunió con Arsenio Martínez Campos y expresó su inconformidad con el pacto y dejo dicho que el 23 comenzarían de nuevo la lucha. Así elevó la moral de los cubanos, además dejó la Constitución de Baraguá, la más pequeña de Cuba que dio organización a las fuerzas que quedaban. En la misma establecía la existencia de un Gobierno Provisional compuesto por 4 individuos el cual nombraría al General en Jefe de Ejército y establecía como su cláusula más importante que el gobierno no estaría autorizado a negociar la paz sin independencia. Durante la Guerra de Independencia iniciada en 1995 también se reunieron en Jimaguayú los representantes de los cuerpos del ejercito libertador para aprobar una nueva constitución. Allí se enfrentaron tres tendencias, los partidarios de establecer un poder civil al estilo de Guaimaro, los que querían la supremacía o independencia del poder militar y una tercera posición inspirada por José Martí, ya fallecido, que proponían la separación del mando civil del militar, dejando al primero el gobierno de las zonas liberadas. Después de continuas deliberaciones se aprobó la Constitución y se estableció una variante muy cercana a la posición defendida por Martí. La Constitución de Jimaguayú recogía en lo fundamental: • Se establecía un gobierno centralizado compuesto por un Consejo de Gobierno en poderes legislativos y ejecutivos. • Este Consejo podía dictar todas las disposiciones relativas a la vida civil y política de la nación. • El general en jefe se encargaría de las fuerzas orientadas y las operaciones de la guerra. • Se equilibro el poder político y militar. Sin embargo, en esta asamblea también se acordó que paso dos años de guerra, la constitución debía ser revisada. Ello llevó a la Asamblea de la Yaya, que cambió el equilibrio entre los mandos, permitiendo al mando civil nombrar jefes militares entre otras facultades relacionadas con la guerra. Las amplias atribuciones que se le dieron al poder civil sobre el militar trajeron como consecuencia que se renovaran las diferencia entre los dos mandos afectando la unidad tan necesaria para el movimiento revolucionario. Frustrada la independencia con la intervención norteamericana en la guerra, el gobierno interventor pulsó la opinión del pueblo cubano sobre sus ansias de soberanía y ello, junto al apoyo de la opinión pública del pueblo norteamericano, contribuyó a que finalmente se decidiera por imponer en Cuba una república mediatizada. La Constitución de 1901 podría satisfacer las aspiraciones democráticas de los nuevos ciudadanos en algunos aspectos, pero no en lo referido a la soberanía nacional. La Enmienda agregada coartaba la independencia de la nación que debía jurídicamente emerger en el concierto de las repúblicas americanas. Así vivó la nación cubana sometida a los designios de la nueva metrópolis, hasta que en 1934 fue abolida la Enmienda Platt. Sin embargo, este no fue ni remotamente un acto de independencia, para esa fecha los mecanismos de dominación neocolonial no eran necesarios en lo formal, cuando el gobierno y el ejército de la República respondían plenamente a los intereses del imperialismo. El gobierno de Caffery-Mendiata-Batista, aseguraba los intereses yanquis, sin necesidad de intervenciones directas, ni documentos que las acreditaran. En la década de los años 40, la Revolución del 30 y la nueva situación del contesto internacional ante la lucha antifascista, motivaron una apertura democrática, la cual fue aprovechada por el Partido Comunista y el movimiento revolucionario para imponer al país una nueva constitución. El pueblo cubano eligió 6 delegados comunistas a la Asamblea Constituyente los que lograron aprobar artículos progresistas en la misma. La Constitución tenía un carácter burgués con artículos progresistas y fue aprobada el 5 de julio de 1940 en Guáimaro. Se cogían como ideas fundamentales las siguientes: • El derecho a las 8 horas de trabajo. • Se eliminaba la discriminación por raza, sexo, color. • Protección a la maternidad obrera. • Derecho a la sindicalización. No obstante este documento defendía la propiedad privada la que no podía ser confiscada solo por autoridad judicial. 2. El proceso de institucionalización de la Revolución. En el Primer Congreso del PCC, celebrado en 1975, en lo referido al proceso de institucionalización de la Revolución, se estableció la proclamación de la Constitución de la Celebración de las elecciones de los órganos del Poder Popular. El proceso de institucionalización había comenzado ya a partir de 1970, y se acelera a partir de 1971 en que se había experimentado una recuperación de la economía y el fortalecimiento de las organizaciones de masas. • En 1972 se reestructura el Consejo de Ministro y se crea su Comité Ejecutivo. • En 1973 se reestructura todo el aparato del Partido desde el Comité Central hasta los Comités Municipales. Se precisan sus mecanismos de funcionamiento, se delimitan su papel y sus responsabilidades. • Se desarrolla el proceso de nueva organización de nuestro sistema judicial. • A finales de éste año se dan los primeros pasos para crear, a manera de experiencia las instituciones representativas del Estado en al provincia de Matanzas, que una vez evaluadas en el Primer Congreso del PCC, podría extenderse a todo el país. Hasta ese momento el gobierno revolucionario había llenado el cometido del aparta estatal, pero se trataba de un estado provisional, esencialmente democrático, pues aún sin instituciones representativas rescató las riquezas nacionales, convirtió en propiedad social la propiedad privada de los medios de producción, eliminó el desempleo y el analfabetismo, desarrolló la educación y la atención médica para todos, organizó al pueblo y le dio además participación en la discusión de las principales leyes y mediadas de la Revolución. Particular trascendencia dentro del proceso institucional de la Revolución tiene la adopción de una nueva constitución. Al respecto en el Informe Central al Primer Congreso del PCC se planteaba: “Hoy necesitamos una constitución socialista, en correspondencia con las características de nuestra sociedad, con la conciencia social, las convicciones ideológicas y las aspiraciones de nuestro pueblo ” Existía otra constitución aún vigente en 1975 que se fundamentaba en la vieja ley de 1940 a la cual se le formu7laron incontables modificaciones y remiendos, generados por el incesante choque de un proceso revolucionario y profundo con las formulaciones de una constitución burguesa. Esta razón fundamenta el planteamiento de Fidel, de la necesidad de trabajar por la elaboración de una constitución que sustituyera la superestructura jurídica burguesa, por otra que reflejara las nuevas relaciones de producción establecidas, la esencia del nuevo estado y su funcionamiento. Este proceso de inició al elaborarse un proyecto de constitución en el que se sintetizaron las experiencias de nuestro pueblo y de otros pueblos que nos procedieron en la edificación de la sociedad socialista. Alrededor de 6 millones 200 000 personas tomaron parte en la discusión del proyecto, agrupadas en las diferentes organizaciones del Partido, los Sindicatos, los CDR, la FMC, la ANAP, la FEU, las UM y nuestras misiones en el exterior, lo que equivale a decir que todos los ciudadanos con excepción de los niños intervinieron en forma directa y personal en el examen del documento; se reafirmaba una vez más el carácter profundamente democrático de este proceso. De esta forma, enriquecido por la discusión popular y perfeccionado por la comisión preparatoria central, se obtuvo el texto sobre el cual se pronunció el Primer Congreso del PCC y que fue sometido a referendo el 15 de febrero de 1976 mediante el voto libre, igual, universal y secreto de nuestro pueblo que lo sancionó definitivamente. El 24 de febrero de 1976, fecha patria, se proclamó solemnemente la primera constitución socialista de América, aprobada por el 98% de los hombres y mujeres de nuestro pueblo, en la que se consagra el anhelo de nuestro héroe nacional de que la ley primera de nuestra república sea el culto de los cubanos a la dignidad plena del hombre. Algunos artículos de esta constitución socialista permiten argumentar las palabras del General de Ejército Raúl Castro Ruz, cuando afirmó que: “Jamás en toda la historia de nuestra patria y de nuestro continente ha sido aprobada una constitución de contenido tan revolucionario y progresista… ” 3. La Constitución de 1976. Sin duda la nueva constitución es el documento más importante que rige el proceso de institucionalización de la Revolución, por su carácter de clase y el sistema económico social que la condiciona y porque en ella se establece el sistema de dirección de la sociedad: La forma del Estado, las funciones y facultades de los órganos del Poder y de la Administración Estatal, el campo de acción de los organismos facultados para establecer normas jurídicas, las relaciones del Estado con los individuos y los límites del primero y de la actividad libre del segundo. Otro de los objetivos de la institucionalización, era el de perfeccionar la participación de las masas en la gestión estatal; por lo que se decide instituir los órganos del Poder Popular. La Constitución planteaba en lo fundamental: • Que la Republica de Cuba es un estado socialista de obreros y campesinos y demás trabajadores manuales e intelectuales. • Que el tipo de propiedad es socialista de todo el pueblo sobre los medios de producción. • Se establecen las funciones de la Asamblea Nacional del Poder Popular ya que es el órgano supremo del poder del estado. Conclusiones: La primera Constitución Socialista de América, aprobada en Cuba en 1976 fue la consolidación jurídica de la victoria del pueblo cubano constituyendo la máxima expresión de la participación creciente de las masas en la construcción del socialismo en nuestro país y el reconocimiento del papel dirigente del Partido. Además, el establecimiento democrático en todo el país de los Órganos del Poder Popular representa jurídica y políticamente la participación de todo el pueblo en las tareas de gobierno de la nación, logrando con ella el poder del pueblo, lo que constituye la suprema expresión de la democracia proletaria. La dictadura del proletariado en nuestro país cuenta por tanto, con formas definitivas creadas sobre la base de nuestra experiencia y de la de otros países socialistas y asentadas en la consolidación y perfeccionamiento del Partido del Estado, y de sus organizaciones políticas y de masas. Bibliografía: Pichardo Hortensia. Documentos para la Historia de Cuba. Editorial Pueblo y Educación. La Habana, 1984 Instituto de Historia: La Neocolonia. Editora Política. La Habana, 1998. Julio Le Riverend Historia de Cuba no. 5. Edit Pueblo y Educación. La Habana 1978. Informe Central al Primer Congreso del PCC. En Memorias del Primer Congreso del PCC, Primer Tomo, Ediciones DOR, La Habana 1975. Periódico Granma, 25 de febrero de 1976

domingo, 10 de mayo de 2015

Crítica al documento "La Carta de Montreal"

Por Elizabeth Azopardo. Este documento fue firmado por Carlos Prío Socarrás, Emilio Ochoa Ochoa, Manuel A. de Varona Loredo, José Pardo Llada, Guillermo Alonzo Puyol, Isidro Figueroa Bontempo, Carlos Hevia y de los Reyes Gavilán, José M. Gutierrez Plana y Eduardo Suárez Rivas, 2 de junio de 1953 y apareció en: Campo de Concentración. Ediciones Humanismo, México, marzo de 1954, pp 308 y 309. Este documento, escrito por un grupo de políticos tradicionales de la Cuba prerrevolucionaria, constituye un llamamiento de los partidos del Pueblo Cubano (Ortodoxo) y Revolucionario Cubano (Auténtico), para la búsqueda de la unidad de las fuerzas vivas, mediante el establecimiento de un gobierno provisional que devolviera al país, por la vía de las elecciones, los derechos constitucionales eliminados por el golpe dado por Fulgencio Batista y Zaldivar, el 10 de marzo de 1952. Típico de la demagógica política imperante, los políticos utilizan la inconformidad del pueblo cubano con la situación existente después del cuartelazo batistiano, para exhortarlo a la vuelta al orden constitucional y democrático a partir de la aceptación de un gobierno capaz de celebrar elecciones generales libres, resaltando la buena voluntad de los dos partidos firmantes – a pesar de reconocer que no ha habido unidad entre lo que ellos llaman “instrumentos cívicos”- para facilitar el logro del objetivo de regresar a la Constitución de 1940. La elaboración del documento ocurría en un momento histórico en que las condiciones externas e internas favorecían los cambios democráticos. Tanto los resultados de la Revolución de los años 30, como la lucha antifascista que alió a fuerzas de izquierda y de derecha, en el marco de la II Guerra Mundial (1939-1945), propiciaron que Batista, durante su primer gobierno (1940-44), comenzara a acercarse al movimiento revolucionario, accediendo a lo que este, como consigna, estaba planteando: • Amnistía a 3000 presos políticos • Autonomía Universitaria • Se legaliza el primer partido comunista. • Convocar a una Asamblea Constituyente • Permite la fundación de la CTC. • Los comunistas fueron elegidos a cargos estatales. En relación con la Constituyente, el pueblo cubano eligió 6 delegados comunistas, los cuales lograron aprobar artículos progresistas como la jornada laboral de 8 horas, la eliminación de la discriminación de razas, sexo, religión, etc, la protección a la maternidad obrera, el derecho a sindicalización, entre otros. No obstante, seguía siendo un documento burgués, porque entre otras cosas defendía la propiedad privada, la cual sólo podía ser confiscada solo por autoridad judicial. Valiéndose de la alusión a este momento de auge revolucionario y éxitos del pueblo cubano, el artículo trataban de exaltar los méritos de la democracia representativa y sus instituciones, manifestándose veladamente opuesto a cualquier tipo de acción donde estuviera incluida la violencia y por tanto, cortando las alas a las posibilidades reales de las masas oprimidas de cambiar la situación imperante. Era precisamente el argumento contradictorio con las acciones. Fue la Revolución del 30 y la lucha antifascista –acciones violentas en su mayoría- las que facilitaron la democracia que invocaban, pero ellos no estaban de acuerdo en acudir a la violencia, porque la situación se le podía ir de las manos, como sucedió. Ya en la fecha en que se escribía el documento, los jóvenes de la generación del centenario, que no tenían afiliación política alguna, se habían lanzado al Asalto al Cuartel Moncada, el 26 de julio de 1953. No convenía a la oligarquía gobernante que este movimiento prosperara. Referida a la segunda base de esta proclama que plantea: “…el general Batista está incapacitado para llevar al pueblo a unos comicios recuperadores de sus instituciones políticas…”. Tienen razón absoluta, pero en mi opinión, tal afirmación sólo respondía a los intereses oligárquicos de escamotearle el poder al tirano y apropiárselo, tal como hizo Batista anteriormente. Era una práctica común entre los políticos de aquella República repartirse y escamotearse el poder recíprocamente con el único fin de sacar la mejor lasca para sus beneficios, sin que el pueblo notase ninguna mejora. Esta proclama es una prueba más de ello. El Partido Auténtico, ya había ostentado el poder en las personas de los presidentes Grau San Martín y Carlos Prío Socarrás, los cuales no aportaron a la República más que la utilizaron grupos pandilleros para asesinar y reprimir al movimiento obrero, estudiantil, campesino y comunista; el asalto a las sedes sindicales, el decreto mordaza clausurando los medios de comunicación masiva del PSP como el periódico “Hoy” y la Emisora 1010: la creación de la CTK organización organizada para expulsar a los comunistas de los sindicatos, el robo escandaloso de los fondos públicos; tales como, la utilización del inciso k para costear pandilleros y falsos dirigentes obreros; así como, para aplicar ”la Botella”, el escándalo del ministro de educación José Alemán, quién al terminar sus funciones el 10 de octubre de 1948, se robo todo el tesoro público y se lo llevo a los EE.UU, la falsa incineración de billetes quemándose papeles quedándose el gobierno de Prío con 36 millones de pesos. El Partido Ortodoxo, después de la muerte de su líder Eduardo Chivás , se perdió en pugnas estériles egoístas y personales que lo condenaron al oportunismo. Ni uno, ni otro partido tenían moral para guiar al pueblo a ningún lado. A pesar de todo lo antes expuesto “La Carta de Montreal” termina prometiendo una vez más al pueblo de Cuba “…una era de paz y legalidad, limpia el alma de odios y rencores, anhelantes por la unión y la cordialidad de todos los cubanos, invocando el favor de Dios…”, muy similar al discurso que asume la falsa oposición al gobierno revolucionario actualmente. La paz y legalidad que nunca le dieron durante su estancia de gobierno –en caso del Partido Auténtico- la unión que no pudo mantener el Partido Ortodoxo después de la muerte de su líder, quién los colocara casi a las puertas del poder, ya que era el posible candidato a ganar las elecciones que suprimió el dictador Batista con el golpe de estado. Finalmente, a mi juicio, la invocación de Dios es la mayor de las falacias. Cristo siempre está a mano cuando lo necesitan los que nunca compartieron su humildad, ni su sumisión. Toda esta falacia se montaba cuando Fidel Castro y los Moncadistas sufrían prisión en Isla de Pinos. Melba y a Haydé, para que divulgaran las ideas del movimiento, lograban –con la ayuda de los hermanos Almejeiras- publicar y distribuir “La Historia me Absolverá” y los familiares creaban el un comité pro-amnistía de presos políticos, presionando a Batista a darle la libertad. Un año y dos meses después de que los políticos tradicionales editaran su proclama, el 15 de mayo de 1955, salían de la cárcel los iniciadores del verdadero movimiento de masas, "El Movimiento 26 de Julio” y el 25 de noviembre de 1956, dos años después, salía del puerto de Tuxpan el yate Granma, con 82 expedicionarios, para iniciar así su campaña definitiva por la "segunda Independencia" en la Sierra Maestra, la cual culminó con el triunfo revolucionario e impidiendo que regresara al poder la bien conocida y despreciada "democracia representativa". Parece que en la actualidad hay algunos que pretenden engañarnos con el mismo cuento, como si fuera algo nuevo para el pueblo cubano la existencia de gobiernos oligárquicos, corruptos y pandilleros que se mantuvieron durante 56 años en la Isla a costa de nuestra sangre y sudor.

lunes, 4 de mayo de 2015

El divorcio y la conducta de los hijos

Elizabeth Azopardo Introducción: En este trabajo se hace un análisis del papel que juega el divorcio en los desordenes conductuales de los hijos cuando no se maneja adecuadamente el mismo. Estamos claros de que los problemas conductuales son un fenómeno multicausal, pero en este trabajo se hace abstracción de otros factores para centrar la atención en las consecuencias del mal tratamiento del divorcio dentro de la relación de pareja y sus consecuencias en la formación de los hijos. El matrimonio es una institución social que une a un hombre y a una mujer bajo diversas formas de mutua dependencia y, por lo general, con el fin de crear y mantener una familia. Dada la necesidad que tienen los niños de pasar por un largo periodo de desarrollo antes de alcanzar la madurez, su cuidado durante los años de relativa indefensión parece haber sido la razón principal para la evolución de la estructura de la familia. Aunque forma de la cultura parental plantea que después del divorcio deben mantenerse normalmente las relaciones padres-hijos, éste, o la ruptura del vínculo matrimonial, está en muchas ocasiones relacionado con la pérdida del vínculo filiar con uno o con ambos padres, aspecto éste que influye nocivamente en el buen desarrollo de los adolescentes. Por su generalidad, es importante analizar las consecuencias de la pérdica parcial de vínculo filiar, en la conducta de los hijos. Desarrollo: En la antropología cultural se llama familia externa al tipo que incluye a múltiples núcleos conyugales emparentados, que comparten lugar de residencia y tutela, repartidos en varias generaciones y líneas colaterales respecto a un antepasado común. Desde este punto de vista, ella es el conjunto formado por el padre y la madre, hijos, nietos, tíos, tías, sobrinos y sobrinas, siempre que coexistan bajo un mismo techo. El parentesco entraña gran importancia en los estudios antropológicos ya que es un fenómeno universal, denota ciertos vínculos humanos fundamentales que establecen todos los pueblos y refleja la forma en que los pueblos otorgan significado e importancia a las interacciones entre los individuos. A este concepto además, hay que adicionarle el concepto extraparental, o sea, aquellos vínculos que se establecen fuera del parentesco y que incluyen todo la actividad social. Ello no niega el valor del padre y la madre en la formación cultural de los hijos, pero asegura que no se debe sólo a ella. En antropología se llama alianza a las organizaciones sociales no basadas en las relaciones de parentesco, que delimitan hacia el exterior y muestran hacia el interior una coalición social de carácter afectivo. Estas alianzas se basan, por regla general, en valores y normas colectivas y persiguen objetivos o fines determinados. Tanto lo interparental como lo extraparental se debe en última instancia la transmisión cultural. Al referirnos en primera instancia a las relaciones interparentales y en particular a las relaciones padre-hijos una vez disuelto el vínculo matrimonial, podemos apuntar que entre los problemas que más afectan a los adolescentes, relacionados con el mal tratamiento de las relaciones de pareja ante el divorcio, se encuentra el que disuelto el vínculo matrimonial, por lo general, se hacen nuevas familias y la vida de los anteriores padres tomas nuevos rumbos, en algunas ocasiones unos más lejos que otros, ubicándose el problema en un plano intermedio entre lo intraparental y lo extraparental. No sólo el divorcio en sí mismo, sino además los nuevos compromisos que se adquieren y los nuevos rumbos que tomaron las vidas de los cónyuges, hacen más difícil la vida de los hijos. Otro de los factores que contribuyen a hacer nocivo para la formación del adolescente la ruptura de la relación de pareja, se encuentra la incomunicación que mantienen ambos padres después del divorcio. Ella es también una causa que afecta la transmisión por la vía materna y paterna de la cultura parental y el logro de la preparación necesaria para la futura incorporación del hijo a la cultura social. En las circunstancias antes mencionadas es donde empieza a jugar un papel la familia sustituta. Los abuelos, los padrastros o madrastras, los tíos y las tías suelen suplir en parte la ausencia de la parte afectada, contribuyendo en algunas ocasiones a la casi disolución del vinculo paternal o maternal con el hijo. María Eugenia Espronceda, en su artículo Conceptos referenciales para un enfoque antropológico de la familia y el parentesco, plantea: “Somos consientes que las figuras paternas y maternas no suprimen por sí solas al más amplio grupo de parientes respectivos: Se puede producir un singular sistema de relaciones en los cuales el reconocimiento paterno y materno no garanticen vínculos afectivos y estables hacia sus respectivos afines. Inversamente, algún miembro puede hacerse cargo de dicha responsabilidad en sustitución de los padres, cosa que ocurre con más frecuencia de los que pudiera pensarse.” Sin embargo, la conducta de hijos a los que se le suprime o sustituye la presencia de uno u ambos padres, se ve afectada un una u otra medida. Como refiere Olmedo Moreno “La índole del los problemas sociales que pueden ser estudiados bajo los presupuestos de que las relaciones de parentesco constituyen una forma de vínculo social son aquellos que están bajo el dominio de lo conductual”. Este tema presupone que los hijos de padres divorciados presentaban alteraciones conductuales, motivadas o no sólo por los conflictos que le acarreó el divorció pero sí de seguro influidas o agravadas por él, sin embargo, existen otros factores que pueden también incidir en los mismo. Entre ellos se pueden mencionar: las salidas del país, la enfermedad mental, el alcoholismo, los padres sustitutos, la incomunicación entre los padres y entre padres e hijos. No obstante, la coincidencia de que en la mayoría de los casos en que adolescentes habían perdido el vínculo sistemático con uno o con los dos padres, estuviera relacionado con problemas conductuales en lo que a la actividad escolar se refiere, asegura que el divorcio de los padres es un elemento contentivo de desordenes en los hijos. Las manifestaciones de desórdenes conductual en los adolescentes, abarcaba una amplia gama en correspondencia con otros factores influyentes; tales como pueden ser: coeficientes de inteligencia, personalidad, costumbres, valores, etc.; trasmitidos o no por el resto del grupo parental. Algunas de las manifestaciones conductuales de los adolescentes afectados por el divorcio de sus padres son: retraimiento, inseguridad, sentimiento de culpa, agresividad, desorden emocional, etc. Se puede apreciar además, que el mayor o menor rendimiento académico, lo que puede estar determinado por mayor o menor coeficiente de inteligencia, en ocasiones también se encuentra relacionado con las dificultades que se afrontan los adolescentes después de la ruptura de la pareja de sus padres. Se nota que la mayoría de los casos que los hijos de padres divorciados, presentan problemas de conductas inadaptadas, pero además -a consecuencia de ésta- bajos rendimientos académicos. Sin embargo, no son sólo las relaciones familiares la que determinan el accionar conductual, ni las únicas capaces de trasmitir la cultura social. Como plantea Espronceda Amor: “Si se ha tenido descendencia y la pareja se disuelve, ello no significa una ruptura definitiva entre los implicados respectivamente, por lo que los elementos referidos de naturaleza intraprental, también tienen tal connotación para lo interparental, con particular incidencia sobre la formación de normas culturales” . Para ella la cultura parental heredada debe verse en interrelación con las instituciones, otros grupos sociales y la propia subjetividad de los actores sociales en interrelación dialéctica, ya que ellas determinan la cultura interparental y por tanto social. Lo anteriormente expuesto pone de manifiesto que no sólo en las relaciones parentales -en el caso que nos ocupa las insustituibles relaciones padre hijo- hay que buscar las causas de alteraciones en las manifestaciones conductuales, ya que la cultura social puede jugar un importante papel en la formación social del individuo. Ello nos alerta a afirmar que el tema tratado no puede ser conclusivo hasta que no se profundice en otros factores que pueden estar estimulando lo conductual en los individuos, especialmente la cultura social. Conclusiones: Especial atención se concede en el trabajo presentado al papel de las relaciones interparentales o lo que también se conoce como alianza, al faltar el vínculo sistemático con los padres biológicos. Dichas relaciones pueden convertirse, de desarrollarse armónicamente, en forma sustituta de transmisión de la cultura parental efectiva. También el trabajo reconoce el papel de la cultura social que llega a los adolescentes mediante la institución docente y que –de desarrollarse de forma adecuada- puede incidir paulatinamente en la corrección o sustitución de conductas desajustadas. En particular se reconoce a la escuela un papel importante no sólo en la transmisión de conocimientos; sino además, en la entrega de los valores, sistemas de ideas, costumbres, tradiciones, etc., que forman parte de la cultura nacional y universal. Como decía José Martí, nuestro Héroe Nacional: “Educar es depositar en cada hombre toda la obra humana que le ha antecedido: es hacer a cada hombre resumen del mundo viviente, hasta el día en que vive: es ponerlo a nivel de su tiempo, para que flote sobre él, y no dejarlo debajo de su tiempo, con lo que no podrá salir a flote; es preparar al hombre para la vida ”. Bibliografía: Espronceda, M.E, Conceptos referenciales para un enfoque antropológico de la familia y el parentesco. En Antropología Social. Ed. Félix Varela La Habana 2005. Fox, Robin. Sistemas de parentesco y matrimonio. Madrid: Alianza Editorial, 4ª ed., 1985. Martí, José. O.C. Tomo VIII. Nuestra América III. Pág. 281. Edición Digital. 2001 Moreno, Olmedo Al: ¿Padre y Madre? Cinco estudios sobre la familia venezolana. Colección Convivum Minor. Ed. Centro de Investigaciones Populares, Venezuela, 1994