martes, 16 de julio de 2013

LA SUBLEBACIÓN DE LOS VEGUEROS.


 

Autora: MsC. Elizabeth Azopardo Núñez

La Real Orden que estableció el Estanco del Tabaco en 1717, fue promulgada el 27 de junio, y consistía en la creación de un organismo oficial, La Factoría, encargado de la compra, acondicionamiento, y almacenamiento del tabaco, para su remisión a la metrópolis. Al propio tiempo se dio a conocer una instrucción que por primera vez disponía la clasificación de las hojas por su calidad, precio de cada clase, formas de empacarlas, peso de los fardos y otras medidas de control que, lejos de lesionar los intereses de los vegueros, sentaron las bases de la racionalidad del cultivo y la elaboración del tabaco. No obstante, en dicha orden se instituía la compra directa al cosechero y se prohibía, bajo gravísima pena, el que persona alguna pudiese abarcar tabaco, a excepción de La Factoría. Como se puede apreciar, los terratenientes, comerciantes y funcionarios locales vieron en gran medida afectados sus intereses.
Aunque se habían creado filiares de La Factoría en Santiago, Trinidad, Sancti Spíritus y Bayamo, la región habanera fue la única en realidad afectada por el Estanco del tabaco[1], dada la proximidad al puerto de embarque y al control de los funcionarios; y consecuentemente, la más receptiva a la propaganda contra el estanco. El cultivo en esta región estaba concentrado en Jesús del Monte, San Miguel del Padrón, Guanabacoa, Bejucal y Santiago de las Vegas. La sublevación estalla cuando los vegueros de estos cinco partidos, reunidos en el primero de ellos y armados con instrumentos de trabajo y alguna que otra arma de fuego, se dirigen hacia La Ciudad de la Habana.
Apoyados por los miembros del cabildo, los vegueros logran introducirse en el recinto amurallado sin resistencia y bloquear al gobernador, Vicente Rajá, que tenía su residencia en el Castillo de la Real Fuerza, obligándolo a dimitir y a embarcarse hacia España, en compañía  de los representantes del Estanco. Además de la dimisión de Rajá, los sublevados exigían quedara frente al gobierno el Teniente  Rey, Gómez de Maraves; así como, que se les abonase con cargo a los bienes de los funcionarios del Estanco los gastos en que habían incurrido desde que se alzaron y el perdón general de Su Majestad. Obtenidas las dos primeras y confiados de la solución del conflicto, se retiraron a sus labores.
En julio de 1718 llegó a La Habana un nuevo gobernador, Gregorio Guazo Calderón que, además de su carácter enérgico, traía refuerzos para la guarnición e instrucciones precisas para reprimir cualquier intento de rebelión. Para este tiempo ya las cortes estaban claras que la reyerta había sido estimulada y dirigida por los ricos terratenientes, los comerciantes, el clero y los propios funcionarios de la corona dedicados en la Isla a la explotación  tabacalera.
Nuevas condiciones se manifestaron en esta oportunidad en las relaciones entre los diferentes grupos y sectores sociales relacionados con la producción del tabaco. En junio de 1720, al iniciarse la segunda sedición, los ricos productores se hallaban divididos: algunos, favorecidos por mercedes y privilegios, se encontraban a favor del Estanco, por lo que es de suponer que utilizaban todos los medios posibles para evitar la participación de los cosechadores de sus zonas de influencias en los disturbios. Otros ricos productores, aún insatisfechos, continuaban su labor solapadamente, para inducir a los labradores a resistir el Estanco. Los divididos terratenientes azuzaban a los cosecheros unos contra otros.
La difusión de las propias misivas dirigidas a los principales cosecheros de La Habana desde México,  por Don Manuel de León, director general del Estanco, y donde los incitaba a exigir modificaciones al sistema, fueron el detonante de la sublevación. El día 14 de junio, un grupo de vegueros recorrieron los partidos de Santiago de las Vegas y los alrededores de Guanabacoa, dando fuego a casa y cosechas de nuevos vecinos de esos lugares y acusándolos de estanqueros. El día 21 el gobernados decretó la detención de 12 personas –4 del campo y 8 de la ciudad- en una operación simultanea. A la vez de reforzó la guarnición de la plaza y la muralla y dio orden de disparar si se atrevían a llegar, lo que hizo saber en un bando publicado el día 22. Reunidos en Jesús del Monte, los labradores cortaron el suministro de agua y alimentos a la ciudad, pero no se atrevieron a atacar.
La intervención de un rico propietario de Guanabacoa, Don José Bayona y Chacón y del joven sacerdote Pedro Agustín Morell, que sirvieron de mediadores, pusieron fin a la tensa situación, con la promesa de que mejorarían las condiciones de compra y pago, se perdonaran las culpas y los propietarios condenarían el pago de sus tributos ese año. También se  autorizó la venta y exportación del tabaco que sobraba a las restantes posesiones de España en América y aún a la metrópolis, cuando se hubiera satisfecho la demanda del Estanco.
En el año 1723 comenzó bajo un clima tormentoso. Según el informe que realizó al rey el propio gobernador Guazo (15-5-1723) (5), los labradores se juntaron para destruir sembrados porque existía el acuerdo secreto de no producir tabaco hasta que los precios no alcanzaran los niveles deseados[2]. En el mencionado documento también se expresa que enterado el gobernador de  los sucesos informó al rey y solicitó a las autoridades municipales mantener el orden en sus partidas, para impedir que secundaran el movimiento. También reconocía la existencia de alrededor de 300 hombres armados que destruyeron las cosechas en San Miguel del Padrón, Guanabacoa y en Jesús del Monte, sin que se recibieran denuncias de los perjudicados.
El día 15 de febrero el gobernado anunció astutamente la imposición de pena de muerte y pérdida de bienes “a los que arrancasen el tabaco” y en esta comunicación hizo alusión a la solicitud de auxilio recibida de la población de San Felipe y Santiago, para evitar el  daño de sus vegas(6).
La oligarquía gobernante en su alianza con los terratenientes y el clero, habían de esta forma sentado las bases para, logrando la desunión de los vegueros y anunciado su severo castigo, poner a salvo sus intereses relacionados con la producción y exportación de tabaco.
El día 20 de febrero a las 5,30 am entran en Santiago de las vegas las tropas enviadas por el gobernador, al mando del capitán de caballería Ignacio Francisco Barruttia, formadas por 200 hombres escogidos y que incluían la compañía de caballería y 50 granaderos, con tres capitanes de infantería y los oficiales subalternos correspondientes (7).
Aunque el informe oficial sobre los sublevados afirma la existencia de un “combate” contra una hueste de 500 ó 600 vegueros sublevados, en carta de respuesta al gobernados del teniente Joseph de Lima (19-2-1723) sobre el estado del levantamiento, se habla solamente de 50 hambres armados solamente con sus machetines de trabajo que iban a arrancar tabaco, para lo cual habían enviado aviso al cura y que al llegar a Santiago de las Vegas fueron sorprendidos por las tropas.
Como plantea el historiados José Rivero Núñez, el encuentro de los vegueros con las tropas provocó la huida de los primeros. Perseguidos por las gentes de a caballo fueron muchos heridos con sus espadas[3]  y el resto se dio a la fuga, mientras los infantes hacían 11 prisioneros.
El día 21 de febrero se dio a conocer a la población un nuevo bando del gobernador en el que se anunciaba la condena a muerte de los presos y se hacía hincapié en que el día 15 se aplicaría la misma. Como colofón de este trágico episodio los 11 vegueros fueron ejecutados en la madrugada del día 23, en Jesús del Monte, sin que mediara juicio ni investigación alguna para determinar la culpabilidad. Los cuerpos de los ajusticiados serian colgados, según dispuso el gobernador, de los árboles a la orilla del camino real que va desde éste sitio hasta San Miguel. (7) Después de expuestos durante cuarenta horas, se les dio sepultura a 8 de ellos en la iglesia de Jesús del Monte, desconociéndose el paradero del resto. Los sucesos de febrero de 1723, determinaron temporalmente el fin del Estanco del tabaco, aunque se continuó su compra, por parte de La Real hacienda durante 4 años más.
BIBLIOGRAFÍA:
1.     Barcia, María del C. “Clases sociales y tabaco”. En Santiago No. 65, junio de 1987.
2.     Pérez de la Riva, Juan. “Peuplement et cycles economiquesa Cuba. (1511-1812)”. En Cahieri des Amenquis Latine, no. 8. Paris 1973.
3.     Rivero Núñez, José. Tabaco. Su historia en Cuba. Instituto de Historia. 1964
4.     ------------------------- Las tres sediciones de los vegueros en el siglo XVII. (1951).

5.     A.G.I Tira 2. Santo Domingo, 484. (15-5-1723) 
6.     A.G.I Tira 2, Santo Domingo, 484. (19-2-1723)
7.     A.G.I. Carta del gobernador al capitán Barruttica.
8.     Montoro García Franco, Historia de Santiago de la Vegas (Copia mecanografiada) 1938. Biblioteca Nacional.




[1] Disposición y sistema comercial establecidos por el régimen colonial español para monopolizar el comercio del tabaco, fijando los precios a su arbitrio, lo cual provocó numerosas revueltas en Cuba, entre ellas la llamada “Insurrección de los vegueros”, que constituyó el primer alzamiento armado criollo contra las autoridades.
[2]El mencionado pacto también aparece en carta al rey de los labradores de San Miguel, Jesús del Monte y  Guanabacoa     (4--5-1723).
[3] La mayor parte de los historiadores mencionan el número de 8 heridos y 1 muerto.

domingo, 14 de julio de 2013

EL PRINCIPITO (Versión para Teatro)




El Principito.



Personajes:

  1. Narrador.
  2. Principito.
  3. Flor.
  4. Rey.
  5. Bebedor.
  6. Hombre de Negocios.
  7. Farolero.
  8. Geógrafo.
  9. Piloto.
  10. Serpiente.
  11. Zorra. 

Narrador: Había una vez un niño muy especial que vivía en un pequeño planeta. Era tan pequeño el planeta que habitaba que tenía a penas el tamaño de una casa.

Cada mañana, cuando terminaba su aseo personal, realizaba el aseo de su planeta. Lo primero que debía hacer era arrancar los pequeños baobabs, ya que si creían podía arruinar todo su mundo. Después deshollinaba cuidadosamente sus dos pequeños volcanes en actividad, en los cuales era muy cómodo calentar el desayuno por las mañanas. También tenía un volcán extinguido. El resto del tiempo se lo dedicaba a su flor.

Siempre hubo en el planeta del principito –como llamaremos desde ahora al pequeño niño de casaca azul con dos estrellas en el hombro y sable en la mano- flores muy sencillas, adornadas con una sola hilera de pétalos, que no tenían lugar fijo y que no molestaban a nadie. Aparecían en el hierba en la mañana y se marchitaban en la tarde. Pero su rosa había brotado un día de una semilla traída de quién  sabe dónde y el principito de inmediato notó que no era como las demás. De pronto el arbusto dejó de crecer y comenzó a formar una flor.

La flor demoró mucho en embellecerse al abrigo de su cámara verde. Escogió con cuidado sus colores. Se vistió lentamente y formó, uno a uno, sus pétalos. Una mañana, justamente a la hora de salir el sol se mostró.

Bostezando la flor dijo:

Flor:    ¡Ah!, acabo de despertarme… Te pido perdón… Todavía estoy algo despeinada…

Narrador: El principito, sin poder contener su admiración respondió:

Principito: ¡Qué bella eres!

Flor:         ¿Verdad?- Nací al mismo tiempo que el sol.

Narrador: El principito se dio cuenta de que no era muy modesta. ¡Pero era tan conmovedora!

Flor:      Creo que es hora del desayuno ¿Tendrías la bondad de acordarte de mí?

Narrador: Y el principito, muy confuso, fue a buscar una regadera de agua fresca y sirvió a la flor.

Así lo atormentó bien pronto con su vanidad un poco maliciosa. Un día, por ejemplo, hablando de sus cuatro espinas dijo al principito:

Flor:        ¡Ya pueden venir los tigres con sus garras! No le temo a los tigres, pero le tengo horror a las corrientes de aire. ¿Tendrás un parabán? Además, por la noche me pondrás debajo de un globo de cristal, aquí hace mucho frío. Hay pocas comodidades. Allá de donde vengo…

Narrador: Pero se interrumpió. Había venido en forma de semilla. No podía conocer nada de otros mundos. Humillada por haberse dejado sorprender en la preparación de una mentira tan ingenua, tosió dos o tres veces para confundir al principito.

Flor:        ¿El parabán?

Principito: Iba a buscarlo, pero ¡Cómo estabas hablando…!

Narrador: Así el principito, a pasar de la buena voluntad de su amor, pronto dudó de ella. Había tomado en serio palabras sin importancia y se sintió muy desdichado.

Principito: No debí escucharla, no se debe escuchar jamás a las flores. La mía perfumaba mi planeta, pero yo no sabía disfrutarlo. Debía haberla juzgado por sus actos y no por sus palabras. Debí haber adivinado sus ternuras tras sus pobres astucias. ¡Las flores son tan contradictorias! Pero yo era muy joven para saber amarla.

 Narrador: Fue así como el principito decidió abandonar un día su planeta y a su flor. Mientras realizaba por última vez sus labores diarias, estas le parecían más dulces que nunca y cuando regó la flor y fue a cubrirla con el globo de cristal, descubrió que tenía deseos de llorar.

Principito: Adiós.

Flor:         Silencio.

Principito: Adiós.

Flor:     He sido una tonta, te pido perdón. Procura ser feliz. Deja el globo tranquilo, no lo quiero más.

Principito: Pero el viento…; las fieras…

Flor:      Es preciso que soporte dos o tres orugas si quiero conocer las mariposas. No te detengas más, es molesto. Has decidido partir. Vete.

Narrador: No quería que la vieran llorar, era una flor muy orgullosa. Creo que el principito uso para su partida una migración de aves silvestres y fue sí como el principito comenzó a viajar por diferentes asteroides.

Asteroide 325: El Rey.

Narrador: Para los reyes el mundo es muy simple, todos los hombres son sus súbditos. Pero como este rey quería, sobre todas las cosas, que su autoridad fuera respetada, daba órdenes razonables.

Rey:     Si ordeno que un general se trasforme en un ave marina y el general no obedece, no sería culpa del general sino mía. Es necesario exigir a cada uno lo que cada uno puede dar. Tengo derecho a exigir obediencia porque mis órdenes son razonables.

Principito: Me voy.

Rey:    No te vayas, te nombraré Ministro de Justicia.

Principito: Pero si aquí no hay nadie a quién juzgar.

Rey:    Te juzgarás a ti mismo. Es mucho más difícil juzgarse a sí mismo que juzgar a los demás. Si logras juzgarte bien a ti mismo es porque eres un verdadero sabio.

Narrador: No obstante el principito se marchó.

Principito: Las personas mayores son bien extrañas.

Narrador: Así el principito siguió recorriendo mundos y llegó al asteroide 326 donde conoció a un vanidoso. Para los vanidosos todos los hombres son sus admiradores…, no oyen sino las alabanzas. En el asteroide 327 conoció a un bebedor.

Principito: ¿Por qué bebes?

Bebedor: Para olvidar.

Principito: ¿Para olvidar qué?

Bebedor: Para olvidar que estoy avergonzado.

Principito: ¿Avergonzado de qué?

Bebedor: Avergonzado de beber.

Narrador: Y el principito desconcertado siguió su camino. En el asteroide 328 conoció a un Hombre de Negocios.

H. Negocios: La estrellas son cosas doradas que hacen soñar a los holgazanes. ¡Pero yo soy serio! No tengo tiempo de soñar.

Principito: ¿Para qué te sirven las estrellas?

H. Negocios: Me sirven para ser rico.

Principito: ¿Y para qué te sirve ser rico?

H. Negocios: Para comprar otras estrellas si alguien las descubre.

Narrador: El principito pensó, este razona casi como el borracho y continuó su camino. En el asteroide 329 encontró a un farolero.

Principito: Puede ser que este hombre sea absurdo, porque para qué sirve un farol y un farolero en un planeta donde no hay casas ni habita nadie más. Sin embargo, es menos absurdo que el rey, que el vanidoso, que el bebedor y que el hombre de negocios. Por lo menos su trabajo tiene sentido. Cuando enciende su farol, es como si hiciera nacer una estrella, o una flor. Es una ocupación muy linda. Es verdaderamente útil porque es linda.

Narrador: El principito amó a este farolero que era fiel a su consigna. No le pareció ridículo porque se ocupaba de cosas ajenas a sí mismo. Al seguir su camino, en el asteroide 330 conoció al geógrafo.

Geógrafo: Nosotros escribimos sobre cosas eternas y las flores son efímeras.

Principito: ¿Qué es efímera?

Geógrafo: Que está amenazada de pronta desaparición.

Principito: Mi flor es efímera ¡Y nada más tiene 4 espinas para protegerse del mundo! ¡Y la he dejado tan sola en casa!

Narrador: Angustiado siguió su camino llegó a la Tierra, donde cayó en el desierto. Allí encontró un piloto que arreglaba su averiado avión.

Principito: Por favor dibújame una oveja.

Piloto: ¡Eh! Yo no sé dibujar.

Narrador: Como lo único que había de niño dibujado el piloto eran boas abiertas y boas cerradas, que los adultos confundieron con un sombrero, le dibujó una boa cerrada digiriendo un elefante. Para sorpresa del piloto el principito contestó.

Principito: No quiero una boa con un elefante dentro, quiero que dibujes una oveja.

Narrador: Después de varios intentos de los que el principito quedaba siempre insatisfecho, el piloto decidió dibujar una caja cerrada y le dijo al principito que la oveja estaba dentro.  Y Más sorprendido quedó aún cuando le principito le dijo.

Principito: ¡Exactamente lo que quería!

Narrador: La Tierra no es un planeta cualquiera. Tiene 111 reyes, 7 mil geógrafos, 900 mil hombres de negocio, 7 millones y medio de borrachos, 311 millones de vanidosos, es decir cerca de 100 millones de personas mayores y antes de existir la electricidad tenía 462 mil 511 faroleros. Sin embargo, toda la humanidad cabría en un islote del Pacífico, aunque las personas no lo crean y piensen que ocupan un gran espacio.

El principito que seguía su camino por el desierto, encontró una serpiente.

Serpiente: ¿Qué haces aquí?

Principito: Tengo dificultades con una flor. ¿Dónde de están los hombres?, me siento un poco solo en este desierto.

Serpiente: Uno está solo también con los hombres.

Principito: Eres un animal un poco raro, delgada como un dedo.

Serpiente: Pero soy más poderosa que el dedo de un rey.

Principito: Pero no tienes patas.

Serpiente: Pero podría llevarte más lejos que un barco. Lo que toco lo devuelvo a la tierra de donde vino y si algún día extrañas tu planeta puedes contar conmigo.







martes, 9 de julio de 2013

NEOLIBERALISMO vs. GLOBALIZACION




Autora: MsC Elizabeth Azopardo Núñez

Introducción:

Toda la literatura económica burguesa del siglo XX se ha movido en dos vertientes  fundamentales: por una parte, los partidarios del capitalismo regulado, preocupados por  amortiguar  las  crisis -después  de las caídas de 1920 y l929- y por otro, los  neoliberales, que aparentando una lucha contra las economías dirigidas por los Estados, se han transformado en facilitadotes del gran capital, acelerando las privatizaciones para poner las riquezas de los pueblos en manos de las trasnacionales.  La pequeña y mediana propiedad; que en sus inicios fue el sostén del desarrollo capitalista, no puede subsistir en épocas de las trasnacionales sin sucumbir al legado de éstas: los organismos de poder internacional. El Fondo Monetario Internacional, la Organización Mundial de Comercio, el Banco Mundial y otros hacedores de la política neoliberal, han pretendido en su último intento hacer posible el pago de la deuda externa, a costa de desangrar lo que queda de hacienda nacional en los países periféricos.

Por otra parte, la globalización neoliberal intenta despojar a los pueblos de su política, sus ideologías y hasta de sus culturas; destruir lo que queda de originario en el planeta, para subordinarlo todo a un supuesto orden global impuesto por capital internacional, su interés imperial y unipolar. Los organismos de poder internacional son los que dicen qué es bueno y qué no, basados en una cultura de violencia creada durante siglo por la geo política norteamericana, desde que llevaron sus banderas al oeste masacrando a los indígenas en aras del “progreso”.

El presente trabajo pretende realizar un análisis de la contradicción existente entre neoliberalismo y globalización, como dos vertientes de diferentes problema; así como, valorar la polémica actual acerca del neoliberalismo, haciendo hincapié en el contesto latinoamericano.

La temática que nos ocupa tiene gran vigencia e importancia. Toda la última centuria y lo que transcurre del presente siglo, ha ocupado a los humanistas burgueses en la búsqueda de alternativas para la subsistencia dentro del capitalismo. Más recientemente y después de la caída del socialismo europeo, los ideólogas de estas corrientes han arreciado la crítica a los sistemas estatalitas oponiendo como modelo el neoliberalismo; mientras en la dirección opuesta, ha surgido como alternativa política el socialismo del siglo XXI. Tanto unos como buscan hallar una solución global para la crisis de un mundo unipolar que amenaza con destruir a la mayoría. En el mencionado contesto, ocuparse de analizar las raíces más profundas de los males que aquejan a la humanidad, es derecho y deber de los estudios sociales.

Desarrollo:

  1. Breve reseña histórica del problema neoliberal.

En cuanto a la economía, los liberales han luchado históricamente contra los monopolios y las políticas de Estado que han intentado someter la economía a su control. En sus inicios, una parte de la filosofía liberal era el modo de entender la opinión de los llamados economistas clásicos; como los británicos Adam Smith[1] y David Ricardo[2]. El liberalismo, como doctrina, había hecho su entrada en  el  pensamiento económico  en 1803, cuando Say[3], escribiendo la mejor  apología  del capitalismo,  fundamentó la necesidad del amplio desarrollo de la producción en las condiciones de libre  cambio. En Norteamérica, también alrededor de 1731, Benjamín Franklin[4], formulaba la  ley del valor como la ley de la Economía Política burguesa.

Desde este punto de vista, los liberales se oponían a las restricciones sobre el mercado y apoyaban la libertad de las empresas privadas. Pensadores como el estadista John Bright[5] se opusieron a legislaciones que fijaban un máximo a las horas de trabajo, basándose en que reducían la libertad y en que la sociedad, y sobre todo que la economía se desarrollaría más cuanto menos regulada estuviera.

A fines del siglo XIX, la realidad económica de la época -con la aparición de grandes monopolio que dominaban la oferta- hizo comprender a la mayoría de los economistas que el modelo de competencia era sólo una hipótesis de escuela. Habían comenzado a dejar de identificar competencia con laissez faire[6]. Teoría y realidad eran las dos caras de una misma moneda que demostraba el fracaso del liberalismo económico, al menos, como ideología eficaz para mantener la creencia en el sistema capitalista. Ese lugar vacante lo vino a ocupar el keynesianismo[7], con sus propuestas que operaron como un salvavidas del sistema.

El acontecimiento más importante de la historia reciente del capitalismo fue la publicación de la obra de John Maynard Keynes, “La teoría general del empleo, el interés y el dinero” (1936). Al igual que las ideas de Adam Smith en el siglo XVIII, el pensamiento de Keynes modificó en lo más profundo las ideas capitalistas, creándose una nueva escuela de pensamiento económico denominada keynesianismo. Esta tendencia demostró que un gobierno puede utilizar su poder económico, su capacidad de gasto, sus impuestos y el control de la oferta monetaria para paliar, e incluso en ocasiones eliminar, el mayor inconveniente del capitalismo: los ciclos de expansión y depresión. Ello lo puede lograr –según Keynes- aumentando el gasto público, aun a costa de incurrir en déficits presupuestarios, para compensar la caída del gasto privado.

Los economistas liberales de la época de entre guerras, tanto en los EEUU como en Europa, reformaron sus teorías frente al nuevo panorama vigente. Ya no era posible preconizar un retorno a laissez faire absoluto, resguardado de toda intervención estatal. En 1938 los neoliberales de Europa occidental, se reunieron en lo que se denominó el coloquio de Walter Lippmann[8] -por el escritor liberal que criticó a las grandes sociedades anónimas, identificándolas como monopolios que obstaculizaban el mecanismo de precios en un mercado libre. A este coloquio asistieron los economistas liberales más destacados de Europa, entre ellos: R Aron, L. Rouçier y J. Rueff de Francia, J.B. Condilifte de Gran Bretafla y L. yon Mises, E. von Hayek y W. Ropke de la escuela de Viena. En el mismo se reafirmaron las posiciones antidirigistas de los neoliberales y se sostuvo la necesidad de una vuelta a la economía de mercado, aunque, con esta denominación genérica, no precisaron a cual de las estas formas de economía de mercado se referían. En el coloquio Lippmann no se produjeron definiciones que permitan hablar de un neoliberalismo muy diferente al decimonónico del laissez faire. Solamente, en lo que se refiere a este principio, no afirmaron que se debía adoptar en forma absoluta, y en lo que se vincula con el estado, no descartaron en forma total su intervención[9].

Sin embargo, sobre el neoliberalismo han existido opiniones muy contradictorias que van desde las de Ludwing von Mises[10], cuya preocupación fundamental era el restablecimiento del mercado sin el cual no puede haber equilibrio ni cálculo económico; hasta Wilhelm Ropke, para quien la intervención del Estado solo debe ser admitida para garantizar la existencia de un mundo de pequeñas empresas y de competencia y que, al mismo tiempo, se opone a toda forma de redistribución de ingresos y de política ocupacional. Por otra parte, Friedrich von Hayek[11], en los años cuarenta, no se mostró partidario de una economía dirigida, propiciando una "estructuración racional de la competencia", sin definir con mucha precisión el concepto; Así como, James E. Meade[12] y Roy F. Harrod[13], introdujeron en el pensamiento liberal importantes conceptos keynesianos como el de preconizar la intervención del Estado para evitar las oscilaciones que llevan al sistema capitalista de la prosperidad a la depresión[14].

Pero el liberalismo actual no puede ser reducido sin más, con lo que conocemos como economía de mercado. Hacerlo así significa mutilar arbitrariamente su contenido, restringiéndolo sólo al plano económico y omitiendo por completo la importante discusión de principios que subyace a esa coyuntura. Precisamente por esto es que se abordará el problema de situar al liberalismo en relación a otras ideologías políticas coexistentes.

Durante casi todo el siglo XIX, en Europa y en una buena parte de América, se desarrolló una lucha política activa entre dos líneas principales de pensamiento: por un lado, los conservadores, que generalmente representaban los intereses de la nobleza o la monarquía, propendían a un sistema político oligárquico, de escasa participación popular, apegado a las normas y tradiciones del pasado; por otro lado, estaban los liberales, quienes favorecían formas de gobierno democráticas y una sociedad más abierta en lo político y en lo económico. Dentro de esta polaridad básica, los liberales estaban obviamente a la izquierda y los conservadores a la derecha. Estos últimos favorecían la continuidad de estados fuertes y autoritarios, de corte monárquico, militarista o clerical, mientras que los liberales luchaban por la extensión del voto, la monarquía constitucional o diversas formas de control político sobre los gobernantes. El liberalismo consideraba que las diferentes fuerzas de la sociedad tenían primacía sobre el Estado y que éste, en definitiva, debía representar los intereses y deseos de los ciudadanos, sin interferir con la búsqueda de su felicidad y su mejoramiento económico. De allí su lucha a favor de la libertad de comercio y de producción y su prédica constante contra el intervencionismo estatal.

Hasta hace cosa de cien años, ambas posiciones resultaban bastante diferenciadas y nítidas en casi todo el mundo occidental. Con el advenimiento del socialismo, sin embargo, el panorama anterior se complejizó: los socialistas se opusieron casi siempre con vehemencia a ambas líneas de pensamiento, sosteniendo que ellas expresaban los intereses de diferentes clases dominantes: los conservadores, a los terratenientes y vestigios del mundo feudal; los liberales, a los propietarios de capital ligados a la economía moderna. Con el paso del tiempo ambas posiciones pasaron a considerarse de derecha, en tanto los socialistas se atribuyeron las posiciones de izquierda.

El liberalismo clásico del que estamos hablando, situado "a la izquierda" de los conservadores y "a la derecha" de los socialistas en este esquema convencional, se extinguió políticamente hace más de medio siglo. Y esto no sólo ocurrió por la infeliz realización de su programa original; hubo además otras causas. El clima intelectual de entreguerras -desde la Revolución Rusa hasta el estallido del segundo conflicto mundial- se vio sacudido por una desconfianza profunda en los valores del pensamiento liberal: el marxismo revolucionario emergió como una poderosa alternativa a un capitalismo que se desangraba en devastadoras guerras y que era incapaz de impedir la miseria de los trabajadores. La gran crisis económica que tan duramente golpeó al mundo en la década de los años treinta profundizó este viraje de la opinión política; el sistema de libre mercado -uno de los pilares del pensamiento liberal- pareció incapaz de escapar por sí mismo de su profunda crisis, hundiendo en la depresión económica a las naciones más poderosas y generando millones de míseros desempleados.

Mientras las naciones más avanzadas se decidían por esta línea de acción y comenzaban a erigir lo que luego se llamó el Estado de Bienestar[15]; otro país, la Unión Soviética, ya había emprendido la total estatización de su economía. Luego de la Segunda Guerra Mundial este sistema económico se amplió a toda la Europa Oriental, en tanto que la China comunista y otras naciones asiáticas y africanas -recientemente independizadas- se encaminaban decididamente hacia la creación de economías estatistas, desconfiando del mercado y de los equilibrios económicos que éste es capaz de producir. En Latinoamérica, algunas figuras políticas que abrazaron un nacionalismo que se definía como antioligárquico y antimperialista –por ejemplo, Lázaro Cárdenas en México- o más decididamente populistas -como Perón en Argentina o Vargas en Brasil- inclinaron también la región hacia modelos de gestión claramente estatizantes, antiliberales en lo político y en lo económico. Finalmente triunfaba la Revolución Cubana y el socialismo llegaba a América.

Con la desaparición del socialismo europeo y el fin de la Guerra Fría, han regresado a la palestra política viejas tendencias que el propio desarrollo del capitalismo había negado. Un sin número de interrogantes se abrieron de nuevo ante los estudios sociales. ¿Qué hacer? La globalización neoliberal, como superestructura del capitalismo contemporáneo, fue la propuesta de la reacción. Su crisis ha abierto nuevas expectativas.

  1. ¿Cuál es la génesis de este problema y su tendencia actual?

Si se mira  retrospectivamente  hacia  el  movimiento histórico del  "poder  capital",  se aprecia como el libre movimiento del mercado, que condicionó en sus inicios un inusitado impulso al desarrollo capitalista, fue negado por este mismo proceso de desarrollo. 

Según la teoría marxista[16], la necesidad del incremento constante del capital invertido actúa como ley que obliga a expandirlo para conservarlo y para ello, no hay más medio que su acumulación. El incremento constante de la producción  por  la  aplicación de  sucesivas  acumulaciones,  el incremento del volumen del capital acumulado, o su concentración, va acompañado de un proceso de centralización, absorción de los negocios medianos y pequeños por las grandes empresas que han polarizando la riqueza, lo que provoca la ruina de los medianos y pequeños propietarios[17].

Los excedentes relativos de capital, que en la sociedad librecambista provocaban las crisis, se exportan, desencadenando  un  proceso de internacionalización del ciclo  de  la reproducción y se concentra la producción  mercantil a nivel internacional.  Esto  se  contrapone al libre cambio de  épocas anteriores y los mercados pasan a ser dominios de los precios de monopolio, poniendo fin a su libre movimiento.

Como se puede apreciar, la globalización es un proceso objetivo, propio del desarrollo de la sociedad capitalista; y por ello, la globalización neoliberal es una política económica contradictoria, ya que el propio capitalismo no puede estimular el desarrollo de la pequeña y mediana propiedad en épocas de las trasnacionales, donde éstas estarían condenadas de inmediato a ser absorbidas por el valor capital altamente concentrado y centralizado.

Para hacer frente al ciclo internacional de  la  reproducción, después  de  la Guerra Mundial, los monopolios se coligaron  con  los Estados y surgieron mecanismos internacionales de dominio del capital financiero que contribuyeron a legitimar su status. Sin embargo, se siguen divulgando políticas neoliberales  para  los países periféricos, tratando de ocultar este rasgo esencial del imperialismo.

La manifestación de la ley de la acumulación a escala internacional llevó consigo la polarización de la riqueza y el  subdesarrollo se fue entronizado como una forma de desarrollo capitalista. El fracaso de las políticas regulativas estatales de los procesos cíclicos, inspiradas en el keynesianismo y el monetarismo, trajo una repercusión desastrosa para los países subdesarrollados, que se puso de manifiesto en una deuda impagable,  el crecimiento  de las  tasas  de inflación y el deterioro  del  intercambio,  entre otras consecuencias. Ahora se trata de exaltar los resultados de economías emergentes, pero lo excepción no hace la regla.

Los movimientos progresistas del mundo que luchan contra el imperialismo, no pueden establecer una lucha contra la globalización, porque como ya se dijo, este es un proceso objetivo propio del desarrollo económico-social. La globalización, como concepto sociopolítico, pretende describir la realidad inmediata como una sociedad planetaria, más allá de fronteras, barreras arancelarias, diferencias étnicas, credos religiosos, ideologías políticas y condiciones socio-económicas o culturales. Surge como consecuencia de la internacionalización cada vez más acentuada de los procesos económicos, los conflictos sociales, medioambientales y los fenómenos político-culturales. Tampoco pueden quedarse cruzados de brazos después de la caída del Sistema Socialista y la existencia de un mundo unipolar.

Durante las últimas décadas, la prédica a favor de la economía de mercado ha quedado prácticamente relegada a muy pocos pensadores que continúan insistiendo en la ineficiencia de las economías estatizadas y en los peligros que ellas representaban para la libertad humana.

Caracterizar lo ocurrido en la última década es indispensable para analizar el giro antiliberal que se está consumando en la actualidad. Este diagnóstico es también vital para definir el perfil de una propuesta anticapitalista. El neoliberalismo ha fracasado como proyecto de las clases dominantes nacionales para expandir sus negocios, reforzar su base de acumulación y aumentar su presencia en el mercado mundial. Este retroceso se verifica en el estancamiento del PBI per capita, en la caída de la inversión extranjera (especialmente en comparación a China y el Sudeste Asiático) y en el desbordante endeudamiento. En estas condiciones las fases de prosperidad cíclica son cada vez más dependiente de la coyuntura financiera o comercial internacional.

Por ejemplo, en América Latina, entre 1980 y 2003, el desempleo abierto saltó del 7,2% al 11 %, el salario mínimo cayó en promedio un 25% y la informalidad laboral creció del 36% al 46%, en la región de mayor desigualdad social del mundo (el 10% de la población acapara el 48% del ingreso y el 10% más pobre se reparte apenas el 1,6% de ese total). En todas las protestas latinoamericanas los trabajadores estatales cumplieron un papel muy activo. Este sector -agredido por los invariables recortes presupuestarios que impone el FMI- lidera la resistencia en Perú y Uruguay y juega un rol significativo en la revuelta de Santo Domingo. También la huelga general se mantiene como la forma de acción clásica de la movilización popular y en ciertos casos -como Chile- se insinúa cierta reaparición del protagonismo obrero. En otros países, la resistencia ha estado signada por rebeliones campesinas generalizadas (Ecuador), localizadas (Colombia) o regionales de gran impacto nacional (Chiapas). La lucha social adquiere, además, connotaciones explosivas cuándo está imbricada al desarrollo de un conflicto antiimperialista[18].

El fracaso económico y la declinación política e ideológica del neoliberalismo junto a la continuada presencia de sus modelos en plena irrupción de sublevaciones populares plantean serios desafíos para la izquierda. Los dilemas más complejos aparecen cuándo se deben definir las posturas frente a los nuevos gobiernos de centroizquierda que giran hacia la derecha pero despiertan expectativas entre la población. Muchos intelectuales reconocen este vuelco pero se resignan apenados. Al plantear que "no existe otra alternativa" recurren al mismo argumento fatalista que utilizaron neoliberales en los 90.

Otros destacan que la conciliación con la derecha es el precio a pagar por el surgimiento de un capitalismo regulado o latinoamericanista. Pero no explican porqué los socialistas deberían celebrar la erección de este sistema de explotación y tampoco aclaran porqué sería factible construir en el siglo XXI lo que no pudo edificarse durante los últimos 200 años. Esta visión genera ilusiones sobre un porvenir improbable y conduce a ignorar la dinámica anticapitalista de las revueltas populares que sacuden a la región.

Existen múltiples vías para facilitar el desarrollo de la conciencia socialista, pero el compromiso con la lucha por las reivindicaciones sociales es la condición de cualquier construcción política anticapitalista. Esta acción implica resistir la militarización y la recolonización, rechazar el ALCA y batallar por la cesación del pago de la deuda y la ruptura con el FMI. Estas medidas son indispensables para recomponer los ingresos populares y gestar una genuina integración regional.

El porvenir latinoamericano depende en gran medida de la capacidad de la izquierda radical para conformar un proyecto alternativo en el curso de ciertos desenlaces decisivos. Esta alternativa avanzará si un rumbo socialista se renueva en Cuba, si la resistencia antiimperialista socava el poder económico de la derecha venezolana, si prospera una opción a la dirección del Partido del Trabajo brasileño, si se erige un polo político de la izquierda entre los piqueteros y trabajadores argentinos, si progresa la revolución en Bolivia y si los gobierno progresista de Ecuador y Nicaragua se consolidan. En este escenario el "posliberalismo" se emparentará en América Latina con el resurgimiento del socialismo.

El proyecto de Fidel y Chávez, seguido de cerca por Evo Morales, Daniel Ortega, Rafael Correas y otros presidentes progresistas del continente, tratan de retomar el ideario de los próceres de la independencia y producir la tan esperada integración. Fue así como el espíritu del Alba (Alternativa Bolivariana para las América y el Caribe) vino a Cuba en diciembre de 1994 y quién revise los discursos de los mencionados mandatarios en diciembre de ese año, encuentran una posición común en cuanto a la integración que se destaca por encima de muchas otras coincidencias.

Frente a la crisis del socialismo en Europa y la expansión militar norteamericana, ha llegado la hora no sólo de que nacieran naciones independientes en la región, sino de la creación entre ellas de un nuevo sistema de relaciones que frene, con frente común, la embestida de los EEUU.

“El mundo unipolar no resultó; en el unipolar Estados Unidos quiere imponer su hegemonía. Propongo el pluripolarismo”[19], dijo Chávez en una entrevista de prensa en Argentina, antes de viajar a Cuba en 1994, y lo repitió con palabras muy parecidas, diez años después, cuando ya había firmado la declaración conjunta con Cuba para la aplicación del ALBA.

Ni entonces, ni ahora, Chávez proponía a los líderes latinoamericanos la creación de un supremo Estado, sino de un acuerdo flexible de cooperación práctica y útil que pueda cambiar la historia de América del Sur. Para él -tanto como para Fidel y de ahí esa simpatía  inmediata al conocerse en La Habana- esta es la necesidad impostergable, que ha de tener enormes y favorables consecuencias en el concierto planetario.

En la actualidad existen diferentes acciones para la integración latinoamericana de gran valía, entre las que se destaca: el MERCOSUR, o Mercado Común del Sur, organización regional del espacio sudamericano constituida en virtud del Tratado de Asunción, firmado el 26 de marzo de 1991, por los entonces presidentes de Argentina (Carlos Saúl Menem), Brasil (Fernando Collor de Mello), Paraguay (Andrés Rodríguez) y Uruguay (Luís Alberto Lacalle) que tiene como objetivo principal la progresiva eliminación de barreras arancelarias entre los estados miembros, con el fin de constituir un mercado único y en la actualidad estos países gozan de libertad aduanera y comercial, y tienen un arancel externo común.

En 1998, el Mercosur había llegado a un acuerdo de cooperación de comercio e inversión con el Mercado Común Centroamericano (MCCA, integrado por Costa Rica, El Salvador, Guatemala, Honduras y Nicaragua), y en la Cumbre de Presidentes de Porto Iguazú (2004) los cuatro países miembros decidieron aceptar a Venezuela y México como asociados. Los miembros del Mercosur también han intentado estrechar relaciones con la Unión Europea. En 1995, ambos bloques firmaron en Madrid un tratado con miras a iniciar un acuerdo de libre comercio, pero fue en 1999 cuando se comprometieron a empezar con las rondas de negociaciones, aún no concluidas. Recientemente se ha integrado a la misma Venezuela. Brasil, que ocupa actualmente la presidencia propició, a través de su presidente,  Luiz Inácio Lula Da Silva, invitó a Cuba, Bolivia y a México a incorporarse al bloque de integración.
Otra alternativa para la unidad de importancia la constituye la Comunidad del Caribe (en inglés, Caribbean Community, CARICOM), organización establecida para promover la unidad regional y coordinar la política económica y exterior en el Caribe. Fundada en 1973 por el Tratado de Chaguaramas (Venezuela), el CARICOM sustituyó a la Asociación Caribeña de Librecambio, que había sido creada en 1965.
La Comunidad del Caribe desarrolla tres actividades principales: la cooperación económica a través del Mercado Común del Caribe, la coordinación de la política exterior y la colaboración en campos como la agricultura, la industria, el transporte y las telecomunicaciones, la salud, la enseñanza, la ciencia y la tecnología, la cultura, el deporte y la administración fiscal. El Mercado Común del Caribe, organizado por la CARICOM, se ocupa también del comercio, la industria, la planificación económica y los programas de desarrollo para los países miembros menos desarrollados. Futuros objetivos son la creación de una unión monetaria y de un mercado interno único.
No obstante, indiscutiblemente, la propuesta más objetiva y revolucionaria en la situación actual como respuesta a la globalización neoliberal es la globalización socialista inspirada en el pensamiento revolucionario de Fidel y Chávez y que se ha denominado ALBA[20]. La misma está Inspirada en las tradiciones revolucionarias y latinoamericanistas de nuestros próceres Simón Bolívar y José Martí.

El Alba constituye un modelo de integración basado en la cooperación[21], la solidaridad y la voluntad común para avanzar hacia niveles más altos de desarrollo, satisfacer las necesidades y anhelos de los países latinoamericanos y caribeños, y preservar su independencia, soberanía e identidad. El 28 de abril del 2005, se firmó el convenio entre los países de Cuba y Venezuela; un año después se unió a la misma Bolivia. La misma surgió como respuesta la los intentos de EEUU de imponer a Latinoamérica el ALCA.

La concepción de Fidel y Chávez sobre el Alba es revolucionaria en este terreno. En el sentido de que concibe la integración de América Latina, no regida por el comercio, aunque no lo desdeña, sino basada en la solidaridad y la cooperación y le da un componente social que nunca tuvo, porque jamás con anterioridad la integración se ocupó de programas de alfabetización como “Yo si puedo” o de problemas de salud, como “La Operación Milagro”. A través de las mismas se han alfabetizado 1.5 millones de personas en Venezuela[22] y se emplea este sistema en Bolivia con avances alentadores, trabajando especialistas cubanos y venezolanos en la esfera de la educación; por su parte “La Operación Milagro”, impulsada en la subregión por La Habana y Caracas, ha permitido devolver la visión a decena de miles de personas.

En el segundo aniversario de éste esfuerzo ya son 261034 los latinoamericanos y caribeños operados de la vista sin contar las intervenciones realizadas en Venezuela, junto a Caracas se acordó realizar no menos de 600 000 intervenciones al año y contribuir a que 6 millones de habitantes de esta parte del mundo recuperen la visión.

Interactuando con ello se desenvuelve PETROCARIBE, la integración energética de la región, la cual pretende brindar al área una garantía de los crudos energéticos por un largo período. El 11 de julio del 2004, en reunión de 12 ministros  de minas, se firmó en Caracas su constitución. Porotra parte, Venezuela firmó además en Iguazú -con el presidente Kirchner[23]y apoyado también por Uribe[24]- el convenio para darle forma a PETROSUR.

Más recientemente ha surgido UNASUR y la CELAC. La Unión de Naciones Suramericanas, UNASUR, es una organización internacional creada en 2008 como impulso a la integración regional en materia de energía, educación, salud, ambiente, infraestructura, seguridad y democracia. Sus esfuerzos están encaminados a profundizar la unión entre las naciones suramericanas, bajo el reconocimiento de sus objetivos regionales, fortalezas sociales y recursos energéticos. Las rep’ublicas de Argentina, Bolivia, Brasil, Colombia, Chile, Ecuador, Guyana, Paraguay, Perú, Suriname, Uruguay y Venezuela son sus doce Estados miembros. Panamá y México permanecen como observadores.

La CELAC, Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños, fue creada el martes 23 de febrero de 2010 en sesión de la Cumbre de la unidad de América Latina y el Caribe, en la ciudad de Playa del Carmen, Quintana Roo, México, con el objetivo de lograr la integración y el desarrollo de sus Estados miembros, frente a la crisis económica. La población total de los países integrados en ella se encuentra alrededor de los 590 millones de habitantes y el territorio una extensión de más de 20 millones de kilómetros cuadrados.


Conclusiones:

Como se puede apreciar en este trabajo, las posibilidades del liberalismo fueron extinguida por la propia sociedad que las creo; ellas pertenecen a la etapa del capitalismo joven y aún progresista. Por desgracia para todos muy diferente es el mundo de hoy. Son las trasnacionales y los organismos de poder internacional los que limitan a las naciones para poder desarrollar cualquier intento independiente desde el punto de vista económico y político. Esta internacionalización del poder necesita alimentarse cada día más del sudor y de la sangre de los países periféricos y toca a estos, ante la delineación clara del enemigo común único, oponérsele.

Es posible que este enemigo carezca de rostro para algunos, él es el poder internacional del valor capital y sólo puede enfrentarse con la socialización socialista internacional. Todas las alianzas entre los más débiles son necesarias; su mayor enemigo –una vez más- es la desunión. Puede que en la conciencia individual o las posiciones nacionalistas de algunos, esto no esté claro; incluso que moleste a las libertades individuales; más no es precisamente ésta la corriente filosófica que predomina en la época, ella quedó detrás con el propio librecambismo y la democracia liberal. A la globalización capitalista hay que enfrentarla con la socialización socialista. La etapa puede ser larga y cruenta, pero no se puede estar derrotado desde el principio.

El despertar Latinoamericano es un acicate para el triunfo. Hoy ya no hay programa viable que permita ninguna alianza con empresarios nacionales, militares patriotas, iglesias humanistas, o burocracias estatales honestas y con sensibilidad social. Detrás de ese pensamiento hay también un viejo error de concepción, el modo de pararse frente a la realidad social: confiar más en los reales o aparentes desprendimientos de la maquinaria capitalista de opresión, que en la autonomía y la capacidad de autoemancipación de las clases explotadas, que son las que están en la base del pensamiento y la acción socialista. Pero hoy hay un problema adicional, todos esos sujetos están hoy disminuidos en su número, debilitados en su capacidad de acción, minados en su autoconciencia y confianza. Si seguimos ese camino estamos cometiendo dos pecados a la vez: el primero, no apostar al pueblo trabajador y explotado, sino a la burguesía; y segundo, adherir al bando que está derrotado desde el comienzo, que no tiene ninguna viabilidad histórica, que es más bien un fantasma de lo que fue o bien un socio menor de los ganadores.

Podemos elegir el lenguaje clásico u otro, pero el enemigo es el capital en su conjunto, todo él lucra con la explotación y la alienación de la mayor parte de la población y su destrucción no puede venir sino desde las clases y grupos sociales que se perjudican diariamente con su existencia y de todos los que se afectan con su injusticia.

Bibliografía:

1.    Abbagnano,  Diccionario Filosófico. Editorial  Revolucionaria, Instituto Cubano del Libro. La Habana. 1972.

2.    Ackerman, Bruce A. El futuro de la revolución liberal. Barcelona: Editorial Ariel, 1995.
3.     Campione, Daniel Disquisiciones sobre capitalismo, neoliberalismo y alianzas En: La izquierda a debate. 2002. www.rebelion.org/izquierda/campione250202.htm
4.    Elizarde, Rosa Miriam y Luís Báez. El Encuentro. Oficina de Publicaciones del Consejo de Estado. La Habana 2005.
5.    Katz, Claudio. Más allá del neoliberalismo. www.netforsys.com/claudiokatz, Febrero de 2004
6.     Martí, J. OC. Tomo 7 pág. 111. Centro de Estudios Martianos - Karisma Digital
7.    Marx Carlos. El capital. Tomo I. Edit. C. Sociales. 1973.

8.     Periódico Juventud Rebelde, viernes 28 de abril del 2006.

9.     Periódico Trabajadores, lunes 14 de agosto del 2006.

10.  Periódico Granma, sábado 22 de julio del 2006.

11.  Valerino Romero Valeria. Chávez habla de la juventud. Edit. Abril. La Habana 2005. Págs. 71-72



[1] Adam Smith (1723-1790), economista y filósofo británico, cuyo famoso tratado Investigación sobre la naturaleza y causas de la riqueza de las naciones, más conocida por su nombre abreviado de La riqueza de las naciones (1776), constituyó el primer intento de analizar los factores determinantes de la formación de capital y el desarrollo histórico de la industria y el comercio entre los países europeos, lo que permitió crear la base de la moderna ciencia de la economía.
[2] David Ricardo (1772-1823), economista británico nacido en Londres. En su obra más importante, Principios de Economía Política y Tributación (1817), Ricardo establecía varias teorías basadas en sus estudios sobre la distribución de la riqueza a largo plazo.
[3] Jean Baptiste Say (1767-1832), economista francés, fundador, junto con Adam Smith, Thomas Robert Malthus y David Ricardo, de la escuela clásica de pensamiento económico.
[4] Benjamin Franklin (1706-1790), filósofo, político y científico estadounidense, cuya contribución a la causa de la guerra de la Independencia estadounidense y gobierno federal instaurado tras la misma le situaron entre los más grandes estadistas del país.
[5] John Bright (1811-1889), reformador británico, defensor del libre comercio.
[6] Laissez-faire (en francés, ‘dejad hacer’), doctrina económica que propugna una política de no intervención del gobierno en los asuntos económicos y defiende el capitalismo, la libre competencia. Surgió a finales del siglo XVIII como doctrina económica del emergente liberalismo, ante los impuestos al comercio y el control estatal ejercido por las monarquías absolutistas europeas en virtud de las teorías del mercantilismo, dominante durante la edad moderna.
[7] Keynesianismo, postulados de política económica basados en las teorías del economista británico John Maynard Keynes.

[8] Walter Lipmann ha sido el neoliberal que con más énfasis solicito medidas contra las grandes sociedades anónimas para impedir que los monopolios dominaran los mercados y en contra de los acuerdos que anulan la competencia. Se pronuncio, también, en contra de la autofinanciación de las poderosas sociedades anónimas con el fin de establecer la competencia en el mercado de capitales.
[9] Campione, Daniel Disquisiciones sobre capitalismo, neoliberalismo y alianzas En: L A   I Z Q U I E R D A   A   D E B A T E. 2002. www.rebelion.org/izquierda/campione250202.htm.
[10] Ludwig von Mises, nacido en Austria, se adscriben a la teoría de la sobreinversión, al sugerir que la inestabilidad es la consecuencia lógica del aumento de la producción hasta el punto en el que se utilizan recursos ineficientes. Entonces los costes aumentan y, si no pueden trasladarse a los consumidores, los empresarios reducen la producción y despiden trabajadores.
[11] Friedrich August von Hayek (1899-1992), economista austriaco laureado con el Premio Nobel de Economía. Como teórico defendía el sistema de economía de libre mercado; se ganó una amplia reputación con su libro El camino a la servidumbre (The Road to Serfdom, 1944), en el que defendía que los gobiernos no deben intervenir para controlar la inflación ni otras variables económicas, excepto la oferta monetaria. En los años 60 se adhirió al monetarismo y denunció la acción de los sindicatos como perjudicial para la actividad económica.
[12] James Edward Meade (1907-1995), economista británico, destacado especialista en macroeconomía y ganador del Premio Nobel de Ciencias Económicas en 1977.
[13] Roy Harrod, desarrolló un modelo macroeconómico simple en el que se estudiaba el crecimiento de la economía; en 1948 publicó su libro Hacia una economía dinámica, que creó una nueva especialidad, la teoría del crecimiento, la cual ha ido ganando adeptos entre los economistas.
[14] SABINO, CARLOS A.  SOBRE EL NEOLIBERALISMO. En: LA HISTORIA, LOS MITOS, LOS PRINCIPIOS. http://paginas.ufm.edu/sabino/Monog-39.htm

[15] El concepto, surgido en la segunda mitad del siglo XX, parte de la premisa de que el gobierno de un Estado debe ejecutar determinadas políticas sociales que garanticen y aseguren el ‘bienestar’ de los ciudadanos en determinados marcos como el de la sanidad, la educación y, en general, todo el espectro posible de seguridad social.

[16] Karl Marx (1818-1883), filósofo alemán, creador junto con Friedrich Engels del socialismo científico (comunismo moderno) y uno de los pensadores más influyentes de la historia contemporánea.
[17] Marx, C. El Capital. Tomo I. El proceso de acumulación del capital. Editorial Ciencias Sociales. 1973
[18] Katz, Claudio. Más allá del neoliberalismo. www.netforsys.com/claudiokatz, Febrero de 2004
[19] Elizarde, Rosa Miriam y Luís Báez. El Encuentro. Oficina de Publicaciones del Consejo de Estado. La Habana 2005.
[20] Periódico Juventud Rebelde, viernes 28 de abril del 2006.
[21] Periódico Trabajadores, lunes 14 de agosto del 2006
[22] Periódico Granma, sábado 22 de julio del 2006
[23] Néstor Kirchner (1950- ), político argentino, presidente de la República (2003- ), hizo frente a la crisis económica e institucional que azotó Argentina a comienzos del siglo XXI.
[24] Álvaro Uribe (1952- ), político colombiano, presidente de la República (2002- ), el primero que desde la guerra de los Mil Días, finalizada en 1903, alcanzó por elección la máxima magistratura de su país sin representar a ninguno de los dos grandes partidos, el Liberal o el Conservador.